La Edición de la revista TIME DE 1973, designa nuevamente al presidente reelecto Richard Nixon “Personaje del Año” con su asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger.
50 Años: Nixon-Kissinger: triunfo y prueba
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Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales

La revista TIME señala y parte de la hipótesis que al visitar China y Rusia; Nixon y Kissinger habían construido un orden mundial triangular; con Japón y las principales potencias europeas invitadas también a desempeñar nuevos roles en su “generación de paz”. Sin embargo, todo ello podría deshacerse si no se ponía fin a la guerra en el sudeste asiático.

Constituían en muchos sentidos una extraña dupla, una asociación improbable. En su “simbiosis única”; Nixon proporcionaba “poder y voluntad”; Kissinger un “marco intelectual y habilidades de negociación” que habían estado “cambiando la forma del mundo, logrando el reordenamiento más profundo de la tierra”.

Ambos habían trabajado en un nuevo “diseño global”, un “mundo multipolar”, que el “equilibrio de poder” garantizaría lo que Nixon denomino “una generación plena de paz”. Estaban cambiando la toma de decisiones en base de lo que algunos europeos llamaron cínicamente “la actitud del salvador” a las ecuaciones de la Realpolitik, abandonando implícitamente las consideraciones moralistas que habían dominado la política exterior norteamericana desde Woodrow Wilson. “El mundo se estuvo volviendo menos ideológico” como dijo el politólogo británico Frederick Northedge (1918-1985) y “más preocupado por la supervivencia”.

La política clásica que practicaban Nixon y Kissinger se derivaba de las percepciones sobre el “interés nacional” dictadas en Europa durante 500 años. Matternich (1773-1859) afirmaba “es la libertad de acción, no las relaciones formales” lo que conduce a una diplomacia exitosa. Siguiendo este principio, Nixon y Kissinger habían revaluado las relaciones de EEUU, abandonando algunos lazos por considerarlos obsoletos – Taiwán- rehaciendo otras que podrían inhibir la “libertad de acción” – Japón y Europa Occidental- y forjando nuevos lazos con viejos enemigos – Rusia y China – para ampliar el campo de juego.

En el año 1972, Nixon tuvo que combinar los roles de estadista en el extranjero y político que buscaba la reelección presidencial. El optimismo del Presidente aseverando que fue el año de más logros para la paz desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no contó con la ruptura de las negociaciones sobre Vietnam. Nixon y Kissinger enfrentaron hábilmente los deseos y temores de rusos y chinos para establecer una base no ideológica para las relaciones entre las tres grades potencias.

Observa el TIME, ambos lograron abrir las puertas de China, instar a una distensióncon Rusia, impulsar las conversaciones SALT – Tratado sobre misiles anti-balísticos- entre otras. Fue una decepción desbastadora cuando Kissinger sostuvo que la paz estuvo cerca de Vietnam, esta resulto una vez más difícil de alcanzar. Cuando las negociaciones en Paris se habían disuelto, Nixon envió nuevamente bombardeos aéreos a Vietnam del Norte.

El nuevo del “interés nacional” estadounidense y la Realpolitik naturalmente dictaron la retirada de la intervención militar directa estadounidense en Vietnam. Nixon fue elegido presidente en 1968, con la promesa de poner fin a la guerra, desarrollando una vietnamización de cuatro años “insoportablemente lenta”, entregando la guerra a las fuerzas sud vietnamitas del general Thieu, como medio para “salvar algo de honor del compromiso” norteamericano.

Los acercamientos a Pekín y Moscú fueron decisivos para realizar con Vietnam del Norte conversaciones secretas serias. El momento crítico llego cuando, incluso después que Nixon apostó el minado de los puertos de Vietnam del Norte, los rusos no decidieron cancelar la cumbre Nixon- Brezhnev en Moscú.


A pesar de los éxitos de las políticas Nixon- Kissinger, hubo “algunos pasos en falso” a parte del Vietnam. Una debilidad evidente era que el diseño del “equilibrio de poder”, no había permitido “mucho papel” para las naciones menores. La mayoría de las conmociones para los aliados de los EEUU, se registraron en 1971, después de las primeras propuestas a Pekín. El más afectado fue Japón, pero otros aliados asiáticos fueron también desconcertados: Corea del Sur, Filipinas, Tailandia; y más traumático aun Taiwan. También hubo cierta inquietud en Europa Occidental.

Las ambigüedades y la conmoción del estancamiento sobre la salida militar estadounidense de Vietnam llevó a especular que la “extraordinaria relación” Nixon- Kissinger estuvo en problemas. La pregunta era seductora pero difícil de responder, porque ambos habían construido “un arreglo” de trabajo diplomático único en la historia de los Estados Unidos. Acotaba el TIME que la fortaleza de Kissinger en la administración Nixon, para ese momento, fue haberse ganado la confianza del Presidente, disfrutando de una “relación profesional notable”.

La relación Nixon- Kissinger fue un “arreglo extraño” para el secretario de Estado William Rogers cuyo departamento, Nixon había “pasado por alto” en gran medida para la elaboración de la política exterior. Para el Presidente, Kissinger fue una combinación de “profesor residente, agente secreto, hombre de avanzada y príncipe filosofo”.

En relación, a la reelección presidencial de Nixon, el TIME, la califica como una elección peculiar. El candidato demócrata George McGovern quien tomó el control del partido con reformas que había ayudado a instituir, manejó tan mal la campaña electoral convirtiendo la elección en menos que un referéndum sobre temas e ideologías que sobre la competencia personal de ambos candidatos.

Destaca el TIME que Nixon creía que estaba vinculado de una “manera misteriosa” a la gran mayoría estadounidense: silenciosa, la clase media, la mediana edad. Creía que la mayoría estadounidense compartían su visión de un renacimiento tradicionalista, de tratar de hacer que el gobierno funcione mejor, de fomentar los medios y responsabilidades locales para los problemas locales. Siendo esa su versión del poder para la gente y era un poder que creía que pudiera aprovecharse, para “cambiar la dirección y el espíritu del país para siempre”.

En el extranjero, Nixon se concentraba en hacer de su Realpolitik una realidad continua a través del SALT II, acuerdos comerciales y monetarios mundiales como la tarea lenta de redefinir los lazos con viejos aliados. Concluye el TIME. 

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