La desaceleración es intensa y abre la puerta a una cercana recesión, cuyo inicio parece que estará en el primer trimestre de 2023
Europa: la recesión podría no ser tan pasajera
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Por José María Rotellar

Aunque el dato de crecimiento del PIB en la eurozona en el IIITR-2022 ha sido ligeramente mejor de lo esperado, probablemente por el impulso del turismo en muchos de sus países, como es el caso de España, la senda que muestra la economía es de clara desaceleración.

Ese ligero mejor comportamiento coyuntural no hace que no se refleje un deterioro paulatino de la economía, con un menor crecimiento que en el IITR-2022: ahora crecen la eurozona y la UE un 0,2% intertrimestral y en el IITR-2022 crecían un 0,8% y un 0,7% respectivamente, con lo que la desaceleración es clara e intensa, con visos de empeorar.

Es decir, crecen la cuarta parte de lo que crecían en el trimestre anterior, con lo que la desaceleración es intensa y abre la puerta a una cercana recesión, cuyo inicio parece que estará en el primer trimestre de 2023 -con caída del PIB en el IVTR-2022 y ITR-2023, pero que no se sabe bien cuándo acabará, pues múltiples factores son los que harán que sea pasajera o que arraigue con fuerza.


Fuente: Eurostat

También se nota un claro declinar del crecimiento de la economía en tasa interanual, frente a un mejor comportamiento -aunque también en desaceleración- de la economía de Estados Unidos. De hecho, la Reserva Federal ya empeoró sus previsiones para la primera economía del mundo. De la capacidad de recuperación de ésta depende mucho el resto de la economía internacional.


Fuente: Eurostat

En cuanto al empleo en Europa, también se ralentiza, pues pasa de crecer un 0,4% intertrimestral en el IITR-2022 a crecer la mitad, un 0,2%.


Fuente: Eurostat

Esta importante desaceleración en el empleo también se observa en la variación interanual, que pasa de crecer un 2,7% en la eurozona y un 2,4% en la UE en el IITR-2022, a crecer un 1,7% y un 1,5% en el IIITR-2022, respectivamente.


Fuente: Eurostat

En el caso español, el crecimiento económico registra incrementos superiores a los de la media de la eurozona, pero no parece que sea por un mejor comportamiento de la actividad real de la economía, sino por un crecimiento coyuntural ligado a tres factores: el gran comportamiento del turismo durante el verano, el ingente gasto público que sostiene artificialmente la economía y el crecimiento meramente estadístico por venir de unos niveles de actividad menores, que hacen que España todavía no haya recuperado el nivel de actividad económica real anterior a la pandemia.

Por otra parte, si la inflación se modera en tasa interanual es también por efecto estadístico, pues sube en términos mensuales y la subyacente no baja. Y en el mercado laboral, si los indefinidos aumentan se debe al artificio que provoca la nueva norma laboral, no a verdadera generación de empleo indefinido. Todo ello, aupado sobre un gasto desatado y unos impuestos cuasi confiscatorios, desde una deuda exponencial y un déficit estructural que aumenta, de manera que sólo la coyuntura de la recaudación extraordinaria derivada de la inflación hace que el déficit total no aumente -pero tampoco disminuye, o no significativamente, pese a que la recaudación adicional antes citada será de unos 30.000 millones de euros más este año-.



En definitiva, Europa ve cómo su economía languidece y la única receta de la Comisión Europea es mantener suspendidas las reglas fiscales para 2023, que supone un fuerte incentivo al gasto. No termina de rectificar la fallida política energética, ni de apostar por reformas profundas, pues a quienes no las hacen, como Sánchez, les dan una prórroga que puede empeorar el problema.

Con una economía europea en caída, la economía española se resentirá más, pues gran parte del crecimiento español de los últimos trimestres se fundamenta en el turismo y las exportaciones, es decir, en el sector exterior. Si la renta de los extranjeros disminuye, la aportación positiva del sector exterior a la economía nacional caerá y, con ello, el conjunto de la actividad y del empleo.

Urge que se hagan reformas, porque la recesión podría no ser tan pasajera si todas las turbulencias económicas actúan a la vez. Ya dijeron que la inflación iba a ser pasajera y fracasaron, asegurando que la política monetaria no tendrían que modificarla y no les ha quedado más remedio. Estamos a tiempo de que tomen medidas de reformas profundas, control y reducción del gasto y freno a las subidas de impuestos que impidan que la recesión deje de ser algo pasajero y que se convierta en permanente.




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