5.860 ecuatorianos compusieron un mosaico feliz en las tribunas y contarán a sus nietos esta victoria.
Apertura y estreno soñado
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Por Hernan Quiroz Plaza

Este número surge del Hayya Card, una tarjeta de identificación obligatoria que cada extranjero debe hacerse para entrar al emirato. Y todos estaban allí. Por eso, el registro es exacto.

Un ir y venir de recuerdos se vivieron en la apertura de la edición número 22 del máximo torneo de la FIFA, además de la actualidad en la Copa del Mundo; aparecieron las 15 mascotas mundialistas que han existido desde Inglaterra 1966, lo que fue aplaudido por todos los presentes en el Al Bayt. En el evento estuvo el actor estadunidense Morgan Freeman y Jungkook, integrante de BTS, interpretando “Dreamers”, así como Ghanim Al Muftah y la cantante qatarí Dana. El mejor momento fue cuando de a poco aparecieron las mascotas de los Mundiales pasados, comenzando por el león Willie, hasta llegar con La´Ebb, que irrumpió en el escenario volando, mientras era aplaudido. Se escuchó también el Popurrí de la Copa del Mundo, en la que voluntarios y bailarines acompañaron los cánticos de las 32 selecciones que integran la Copa del Mundo; con México apareció el clásico “Cielito Lindo”.
 
Una de las apariciones que más llamaron la atención fue la del youtuber Ghanim al Muftah, un joven árabe con discapacidad quien estuvo en el escenario junto al actor estadunidense Morgan Freeman; el joven sin piernas es reconocido por su actividad como creador de contenidos en las redes sociales; cuenta con más de tres millones de seguidores y se destaca por su lema "Nada es imposible". Su condición física se debe a un trastorno congénito llamado Síndrome de Regresión Caudal, que se produce cuando la parte inferior de la columna vertebral no se desarrolla íntegramente. El escenario del acto no podía ser más adecuado. El estadio toma su nombre de las bayt al sha'ar, las tiendas tradicionales que usaban los nómadas de Catar y de la región del Golfo y su estructura se asemeja claramente a ellas.

Bajo la presidencia del emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, muy aclamado por el público, el primer Mundial de la historia en Oriente Medio exhibió una ceremonia rápida, de media hora, por momentos muy sentida, en la que se mostraron las raíces del país, su vinculación al desierto, y se quiso mandar un mensaje de unidad y de modernidad. El cantante Jung Kook, integrante del grupo surcoreano BTS, interpretó «Dreamers», canción incluida en la banda sonora oficial del Mundial, junto al cantante catarí Fahad Al Kubaisi, lo que también supone, según los organizadores, una llamada a la unidad de «toda la humanidad, salvando las diferencias a través del humanismo, el respeto y la inclusión». Previamente el exjugador Marcel Desailly, campeón mundial con Francia, introdujo el trofeo de la Copa del Mundo que ganaron los 'bleus' hace cuatro años en el Luzhniki moscovita y durante más de tres horas varios miles de seguidores ecuatorianos se hicieron notar en uno de los fondos del coliseo de Al Khor.

Casi no sale en el mapa de pequeño que es Qatar. Muy difícil descubrir ese puntito en el Golfo Pérsico. Sin embargo, por dentro todo es gigantesco, espacioso: aeropuerto, autopistas, veredas, shoppings, estadios, centro de prensa. Todo posee unas dimensiones desacostumbradas para muchos. Un síntoma que va más allá del tamaño: todo está pensado con grandeza. “Acá se nota que hay mucha plata”, dicen muchos argentinos, mexicanos y ecuatorianos. En efecto, Qatar es la tercera reserva mundial de gas natural, hay ahora mismo trescientos barcos en la bahía cargando gas para medio mundo. Y está el petróleo también. Hay dinero, sí, pero ese dinero se ve, en las calles, en el metro, en las construcciones, en el modernismo, todo está como a estrenar. Y ese dinero se advierte también en la paz de la gente. Todo es absolutamente relajado, silencioso casi. No hay crispación social, nadie está tenso.
 
“Entre la tonelada de críticas con que Estados Unidos y Europa han bombardeado a Qatar estaba la de los tremendos requisitos para poder ingresar al país árabe. Nunca, en tantos años de viajes, entramos tan fácilmente a un país. Ni si siquiera un funcionario de migraciones nos atendió, pasamos por uno de los puestos automáticos, esos donde uno apoya el pasaporte sobre un lector electrónico y se abren dos puertas de vidrio. Y nada más, de allí, a la calle. Ni al llegar a Buenos Aires nos resulta tan sencillo y breve. Los periodistas, que llegaron tan aprensivos muchos, están sorprendidos”. Manifiesta Jorge Barraza, enviado especial del rotativo ecuatoriano, EL UNIVERSO.

No obstante, sigue presidiendo el misterio. El de saber cómo es todo allá, por lo distinto. Es una ciudad rara, Doha. No se ven personas caminando por las calles, solo autos. El silencio aturde en cualquier ámbito, no son de andar gritando ni mucho menos ampulosos los cataríes. No levantan la voz. El clima es muy similar al de los bajos mirandinos (Estado Miranda). Unos treinta grados con humedad, pero perfectamente soportable, al menos en esta época del año.

Todo es impresionante en Qatar: autopistas, metro, edificios, hoteles de lujo, centros comerciales… Y el estadio elegido para albergar la ceremonia inaugural y el partido de arranque no podía ser más impactante. El novísimo Al Bayt —60.000 espectadores sentados—, cercano al desierto, irradia su luz al borde del golfo Pérsico. Es un gran lamparón amarillo en la joven noche qatarí. Fue construido en homenaje a los habitantes nómades de la arena infinita. Por ello, su techo semeja una carpa. Está en Jor, 25 kilómetros al norte de Doha, la única ciudad despegada de la capital-Estado-epicentro-todo. Es casi una ópera, un teatro convertido en campo de fútbol, rodeado de jardines, con una imponencia y un buen gusto exquisitos, de sobrio modernismo. Y no hay pintores dando el último retoque: todo está terminado, perfecto. Merece cabalmente la palabra impresionante. El Comité Supremo del Mundial y la FIFA le dieron el honor del saque inicial.

Ganar es el mejor remedio para el alma; nadie conoce un tónico mejor. Que les pregunten a los dieciocho millones de ecuatorianos cómo se sintieron. Les tocaron el himno nacional, los vio el mundo, ganaron…Ninguna otra actividad humana puede despertar el orgullo nacional y el sentido de pertenencia como el fútbol. El pecho se infla, palpita, duele casi de la emoción. La selección le ha regalado al país una alegría indescriptible, que estimula todos los campos de la sociedad. ¿Se puede pedir más…? La Tricolor tuvo su máxima exposición desde que existe como selección. Se esperaba que más de cuatro mil millones de personas miraran por TV el partido de apertura del Mundial. Todos vieron triunfador a Ecuador, dar una muestra de solidez futbolística y mental. Y lograr un récord: es el primer visitante en casi un siglo de mundiales que logra derrotar al anfitrión en el cotejo inaugural.

Lo reprochable, al descanso del partido inaugural las gradas del estadio Al Bayt se fueron vaciando. Muchos pensaron que se trataba del típico momento de visita en masa a las zonas VIP o a los servicios, pero no. Desde ese momento y hasta el final del partido, los hinchas qataríes fueron abandonando el estadio antes de tiempo en una imagen bochornosa para el Mundial, para el fútbol. La espantada de Qatar ruborizó al mundo. Un país dando la espalda a su torneo a la primera derrota, al primer contratiempo. En Portugal, O Jogo fue tajante: “El Mundial al borde del desierto ha dado la impresión de ser un milagro en cuanto a organización, infraestructura o transporte, a imagen del propio país. Pero al primer contratiempo venció a la ficción”. Estas críticas ahondan en el argumento de que colonizar futbolísticamente países con poca tradición es un error de la FIFA. La concesión del Mundial a Qatar ya fue duramente criticada y, 12 años después, una imagen sirvió como mejor reflejo: el partido inaugural terminó con más hinchas ecuatorianos venidos desde 20.000 kilómetros que los propios aficionados locales.

Todo muy bonito, aunque no brilló Ecuador. ¿Pero quien brilla en un Mundial? Argentina de 1978 comenzó la Copa con esa intención, pero nunca la plasmó; terminó guapeando, conquistando el título a punta de coraje. Sobran ejemplos de campeones que no alcanzaron el brillo. Italia 2006 definitivamente es menos que un recuerdo, una estadística. ¿España 2010 brilló…? Hizo 8 goles en 7 cotejos. Casi la elimina Paraguay… Ganó los cuatro partidos eliminatorios por 1 a 0, sudando, y bastante. En un debut mundialista, vale ganar hasta por medio gol a cero. Fue un triunfo burocrático, casi administrativo, al que la pomposidad del entorno superó largamente. Hace tiempo no se ve en los mundiales un equipo tan flojo como este Qatar, rico en gas y petróleo, pobre en fútbol. Elemental, primario, sin ningún atributo visible, apenas una buena presencia física en la mayoría. Sin que Ecuador fuese una locomotora, Qatar remató al arco por primera vez en el minuto 75. ¡Y era local…! Encima se le fue muy alto. Antes había tenido dos cabezazos —fallidos— que pudieron llevar peligro al arco de Hernán Galíndez. El resultado (0-2) no es indigno para una selección debutante como Qatar, pero ante Holanda puede pasarla mucho peor. La Naranja Mecánica ataca por aire, mar y tierra. El emir, que puso 220.000 millones para montar la fiestita de cumpleaños, no debe estar tan feliz. El equipo no correspondió en nada. El técnico catalán Félix Sánchez llegó al emirato hace dieciséis años y está en la federación local desde 2013. Primero se hizo cargo de la selección sub-20; y, desde 2017, de la mayor. Diez de los jugadores son nacionalizados; sin embargo, no se vieron aristas ponderables en el conjunto catarí. “¡Y gana cinco millones de dólares anuales…!”.

En una actuación correcta, la virtud de Ecuador fue hacer los goles y jugar en todo momento seriamente, como si enfrente hubiese tenido a Alemania. Eso habla de la mentalidad competitiva de este equipo. Los tres puntos resaltantes: 1) Que por séptima vez terminó con su arco en cero, confirmando su excelente funcionamiento defensivo, sobre todo de la excepcional dupla central Félix Torres-Piero Hinchapié, y del granítico lateral Pervis Estupiñán. 2) Gustavo Alfaro puso el mejor equipo posible. Galíndez es el arquero y los diez restantes son los que deben ser. Los técnicos inteligentes no comen cuento; a la hora de la hora ponen a los que hay que poner. 3) Que volvió al gol su gran artillero, Enner Valencia, lo cual le eleva la confianza hasta la estratósfera pensando en lo que viene.

Enner debió llevarse de recuerdo la pelota: había hecho un triplete. A los 3 minutos aprovechó un centro de media chilena de Félix Torres y abrió la caja fuerte. El VAR se lo invalidó, pero quedó la sensación de que era completamente legítimo. Su gol de cabeza es para pasárselo a los “chamos” en los colegios: una maravilla de golpeo, excelente salto, perfectamente direccionado, de pique al suelo, y preciso encuentro entre pelota y cabeza, para que la fuerza que da el cuello le llegue íntegra al balón. Su ejecución del penal también fue una delicatessen. Y el gol de cabeza que le anularon era otra perla. Lleva 37 tantos oficiales en la Selección, Enner.Otro punto alto del vencedor: sus hinchas, 5.860 ecuatorianos, compusieron un mosaico feliz en las tribunas y contarán a sus nietos esta victoria. ¿Si los contamos…? No, el número surge del Hayya Card, una tarjeta de identificación obligatoria que cada extranjero debe hacerse para entrar al emirato. Y todos estaban allí. Por eso, el registro es exacto.

Día histórico: comenzó otro Mundial, el número 22. La Copa arrancó con sencillez y en una sola ciudad en Uruguay 1930. Hoy es el máximo acontecimiento de la humanidad. Deportivo y de todo orden. 

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