La guerra de Ucrania ha obligado a Europa Occidental, una vez más, a mirar a Oriente y tratar de recordar su memoria, su pasado complejo de fronteras móviles y su inmensa literatura.
Taras Bulba, el Marco de la Guerra y la Novela
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Por María José Solano

Una de las grandes aportaciones a la narrativa de aventuras es precisamente esta novela del ucraniano Nikolái Gogol.

Gogol, el autor de Tarás Bulba, es considerado hoy como uno de los más grandes escritores en lengua rusa. Sin embargo, siempre conservó sus raíces nacionales ucranianas. Esta novela es una buena prueba de ello.

Ambientada en el siglo XVI, ésta es la historia de un viejo cosaco, Tarás Bulba cuyos hijos, Ostap y Andréi, tras concluir sus estudios en la Academia de Kiev, vuelven a su hogar. Los tres personajes, al reencontrarse, emprenden un viaje épico, aventurero y terrible a la Sich de Zaporozhia, ubicada en Ucrania, donde se unen a otros cosacos en la guerra contra Polonia, que era entonces el enemigo.

Se trata de una novela de temática ucraniana que anhela reflejar los orígenes de ese pueblo desde una perspectiva idealizada, casi épica. Gogol escribe esta novela en pleno Romanticismo, enardecido por el orgullo de los feroces orígenes del pueblo ucraniano: el momento en el que los eslavos de Kiev se unen a un grupo de cosacos para tratar de liberarse, a sangre y fuego, del yugo polaco.

Nikolái Vasílievich Gogol nació en Soróchintsy, en la gobernación de Poltava (actualmente Ucrania), en el seno de una familia de baja nobleza rutena. La de Gogol era una familia de hondas raíces ucranianas que incluso remontaban sus orígenes nobles al periodo en el que la mayor parte de Ucrania había pertenecido a la Unión Polaco-Lituana.

Sin embargo, y como consecuencia de haber nacido en un momento histórico en el que Ucrania pertenecía ya al Imperio ruso, Gogol, al igual que todos los vástagos de la pequeña nobleza rural ucraniana, enseguida adoptó el ruso como lengua de estudios y, sobre todo, de ascenso social. En 1828 marchó, como tantos, a San Petersburgo, a cursar estudios superiores, trabajando como funcionario de la administración zarista. Allí el joven Gogol entabló una amistad fructífera y duradera con el famoso escritor ruso Aleksandr Pushkin, que alimentaría sus inquietudes creativas, animándole en su deseo de dedicarse a la literatura.


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