El científico y empresario amasó una gran fortuna gracias a dos inventos letales. Los remordimientos provocaron que donara gran parte de su dinero a la creación de los Premios Nobel
El Origen de la Fortuna de Alfred Nobel
      A-    A    A+


Por M. Lozano

Las últimas voluntades de Alfred Nobel, un científico y empresario sueco, fueron reparar de cierta manera el daño que había provocado con sus inventos como la dinamita y el detonador. En su testamento pidió expresamente que se crearan los Premios Nobel y estableció ciertas normas básicas sobre los mismos.

En su último testamento también dejó gran parte de su riqueza para el premio. «Todos mis bienes realizables restantes se desembolsarán de la siguiente manera: el capital, convertido en valores seguros por mis albaceas, constituirá un fondo, cuyos intereses se distribuirán anualmente como premios a aquellos que, durante el año anterior, han conferido el mayor beneficio a la humanidad», escribió.

PERO, ¿DE DÓNDE SURGE LA IDEA DE CREAR LOS GALARDONES?

El 12 de abril de 1888, el hermano mayor de Alfred Nobel, Ludvig, murió en Cannes, Francia. Pero el diario Le Figaro se equivocó y anunció la muerte de Alfred en su primera página con obituario que le marcó. En él le llamaban el «comerciante de la muerte» y le señalaban como «un hombre que difícilmente puede ser llamado benefactor de la humanidad».

Muchos le atribuyen a este error periodístico la creación de los premios, ya que el obituario le hizo ver lo que la sociedad pensaba de él. De hecho en su testamento dejó claro que los premios serían para «a aquellos que han conferido el mayor beneficio a la humanidad».

El negocio de Nobel fue muy fructífero porque durante cientos de años la pólvora negra fue el único explosivo disponible tanto para fines civiles como militares. Con el detonador inventado por Alfred se aseguró una explosión controlada de nitroglicerina e hizo posible la introducción de este explosivo en el mercado. Su segundo invento importante, la dinamita, facilitó el transporte y manejo de la nitroglicerina.

Con la industria creada por el empresario y las patentes, Nobel amasó una gran fortuna. Solo en diez años, se habían fundado 16 fábricas productoras de explosivos en 14 países con Nobel como accionista o copropietario, explican en la página web oficial de los premios.






Ver más artículos de M. Lozano en