Pueblos, barcos nazis y puentes romanos que habían estado sumergidos en el agua han resurgido este año a medida que los ríos y los embalses se secan.
Europa: Emergen Vestigios del Pasado
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Por Derrick Bryson Taylor

Los trozos de metal oxidados de una vieja camioneta se desintegran bajo el sol. Sus ventanas, llantas e interiores ya no están, y tampoco ninguna parte operable. Está varada frente a un atado de casas vacías y edificios abandonados. Son las ruinas de Aceredo, un antiguo pueblo en el noroeste de España que quedó bajo el agua hace tres décadas cuando una represa hidroeléctrica inundó el valle.

Ahora, debido a una sequía persistente, los aventureros pueden recorrer este pueblo fantasma a pie.

En toda Europa, pueblos, barcos y puentes que habían estado sumergidos —algunos desde hace miles de años— han resurgido este año a medida que los ríos y los embalses se secan. Ha circulado un flujo constante de fotografías impresionantes mientras gran parte del continente enfrenta una serie de olas de calor extremo y una sequía devastadora, dos fenómenos que según los científicos son más probables y graves a causa del cambio climático provocado por el ser humano.
Los impactos agravantes de la sequía y el calor extremo han quedado claros.

En España, el dolmen de Guadalperal, un monumento megalítico de cuatro a cinco milenios de antigüedad a menudo denominado el Stonehenge español, surgió de una presa afectada por la sequía al oeste de Madrid. En Italia, donde los residentes enfrentan su peor sequía en 70 años, se pueden ver los restos de un antiguo puente romano de época de Nerón en el río Tíber. Uno de los lagos más grandes de Alemania, el Éder, se ha reducido tanto que se alcanzan a ver los cimientos de Berich, una aldea que se inundó en 1914. En Prahovo, Serbia, el caudal del río Danubio es tan escaso que han quedado al descubierto más de doce barcos de la Alemania nazi hundidos durante la Segunda Guerra Mundial. Y en el norte de Inglaterra, los niveles decrecientes del agua en el depósito Baitings Reservoir han revelado un antiguo puente de caballos de carga.

“Es muy preocupante”, dijo Yadvinder Malhi, profesor de ciencias de ecosistemas en la Universidad de Oxford. “Es una señal de que hay cambios importantes en la estabilidad del clima global y las condiciones meteorológicas regionales que ejercerán cada vez más presión en los sistemas humanos y ecosistemas naturales”.

Ya que los humanos han aumentado la temperatura del planeta unos 1,1 grados Celsius, hay mucha más variabilidad en el clima de lo que se esperaba, afirmó Malhi. Agregó que, si el calentamiento llega a los 2 grados o más, los humanos veremos impactos mucho mayores que los que habíamos temido.

“Como hay más energía en la atmósfera, estamos viendo condiciones cada vez más extremas, ya sean inundaciones extremas”, como las de Pakistán, puntualizó, “o sequías extremas como las que vemos en Europa, China y parte de América del Norte”.




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