Tomo fotografías desde que tengo memoria. Mis primeras cámaras fueron desechables kodak de las que se podían sumergir en el agua, me impresionaba demasiado poder tomar fotos debajo del agua. Empecé a trabajar como fotógrafa en 2014. Amo de la fotografía la capacidad que tiene para representar una idea sin tener que comprometer esa idea con palabras. 

Mi madre influyó por los álbumes de fotografías que guardó de viajes y desde pequeña pasaba horas viéndolos, inspirándome muchísimo en la estética que busco plasmar en mi trabajo. Con la aparición de instagram conseguí el trabajo de fotógrafos de Marta Bevacqua, Laura Zalenga y Alessio Albi, despliego más de un género fotográfico y me dedico a la fotografía de modas ya que me encanta el control creativo que se puede tener en esa género y lo impredecible que puede ser la fotografía de calle.

¿Cuéntame una anécdota? ¿Qué imagen le regalarías a Caracas?

La imagen de Caracas que tengo engranada en mi mente es la de un atardecer fogoso con el Ávila de fondo, las torres de Parque Central y las guacamayas volando de un árbol a otro. Siempre me hace pensar en las miles de historias que ocurren simultáneamente.