La Unión Monetaria se ha transformado en una Unión de Deudas y de Redistribución. Los ganadores son los estados que hacen más deudas, mientras que ahorran y tienen finanzas sólidas son los tontos", dice un economista.
Críticas al Banco Central Europeo
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Por Rafael Martínez

Tal como se advirtió, si Europa no cambia su política exterior hacia Rusia, la Eurozona va rumbo a una crisis monetaria o a la desintegración porque la política actual del BCE causa molestias en los países con finanzas sólidas. Muchos economistas e institutos de economía en Alemania siguen criticando duramente al Banco Central Europeo.

Para entender mejor las críticas, hay que conocer ciertos antecedentes.

EURO Y PANDEMIA

Ya antes, en la pasada crisis del Euro, el BCE había anunciado que compraría bonos de países con dificultades financieras en el mercado secundario de deuda pública, bajo ciertas condiciones, bajo el mecanismo OMT (Outright Monetary Transactions),y así se desviaría del esquema fijo de capital con el que realizaba las adquisiciones de bonos anteriormente.

La Corte Suprema Europea y las cortes supremas de los países de la Eurozona dictaminaron que el programa OMT era conforme al derecho europeo. Sin embargo, incluso hasta hoy muchos economistas y juristas opinan que se trata de política fiscal y no de política monetaria y por lo tanto el mecanismo OMT no se corresponde con el mandato del BCE. En lo que todos estaban de acuerdo para la introducción del programa OMT era que era necesaria la condicionalidad para evitar el riesgo que un país siguiera incrementando sus deudas por no llevar de forma sustentable sus finanzas mientras recibiera ayudas del BCE. Por esto, el BCE previó que los países que fueran asistidos se sometieran a las condiciones políticas y financieras del Mecanismo Europeo de Estabilidad, ESM (European Stability Mechanism).

Con el estallido de la pandemia en Europa, el BCE introdujo un nuevo mecanismo de asistencia, el PEPP (Pandemic Emergency Purchase Programme), un programa temporal de compras de activos fuera de los estándares de la política monetaria para abaratar los costos de las deudas y facilitar su servicio durante la pandemia. Cabe destacar que el mayor receptor absoluto de ayudas por la pandemia de la UE y del BCE es Italia, que acumula actualmente el 25% del total de la deuda de la Eurozona.

En los últimos años, el BCE ha adquirido más bonos soberanos de los países miembros de la Eurozona que los que estos han emitido nuevos. Así, ha financiado indirectamente el endeudamiento nuevo de los estados. Adicionalmente, el BCE decidió comprar más fuertemente bonos de ciertos estados de la Eurozona, lo que ya ha empezado a hacer abiertamente.

LA GUERRA EN UCRANIA

La guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia empeoraron la situación porque desataron una fuerte inflación en la Eurozona, cuyo principal componente no tiene un origen en la política monetaria, sino en la política exterior, lo que obligaba al BCE a actuar para defender la estabilidad de precios, pero por el riesgo de una crisis de deuda de varios países miembros altamente endeudados, el BCE decidió no actuar.

En julio, después de varios meses de inacción ante la galopante inflación y después de que la propia Christine Lagarde hubiera declarado a finales de junio que la inflación iba para largo, "no creo que regresemos a un ambiente de baja inflación" fueron sus palabras, lo que le ocasionó duras críticas en el mundo de los economistas europeos, banqueros centrales y jefes de institutos, que llegaron incluso a sacarle en cara públicamente que ella no es economista, sino jurista, el BCE reaccionó: haciendo la mayor subida del tipo de interés de las últimas dos décadas, anunciando que subirán los tipos de interés hasta que la Inflación esté controlada a un nivel no mayor de 2% y anunciando la creación de un mecanismo adicional al PEPP para comprar bonos de estados miembros con problemas financieros sin limitaciones, el TPI (Transmission Protection Instrument), para evitar la fragmentación de la Eurozona e intervenir en los mercados de capital si la brecha entre las rentabilidades de los bonos de los estados miembros se ensancha demasiado.

Como la mayor parte de su inflación es derivada de su política exterior, de un pleito con su mayor proveedor de energía y materias primas, el BCE tendrá que subir muchísimo más los tipos de interés que como lo tendría que hacer en una situación normal, si no resuelven el problema en la política exterior.

Tal como escribí en mi último artículo, con esto el BCE ganaba un poco de tiempo, pero las críticas seguirían.

¿DESINTEGRACIÓN?

Como el BCE, para combatir la inflación, decidió no aumentar más la cantidad total de bonos que poseen, tendrán que reestructurar su cartera de bonos, sustituyendo bonos de Alemania, o de Los Países Bajos, que se venzan, por bonos italianos, por ejemplo. De hecho, en junio y julio, el BCE adquirió €10 millardos de bonos italianos y €7 millardos de bonos españoles y griegos, mientras bajó en su cartera los bonos de Alemania, Países Bajos y Francia en €18 millardos.

El BCE da nuevamente el mismo argumento para esta iniciativa que en las ocasiones anteriores: que exactamente en estos tiempos de fuertes subidas de tipos de interés, en el mercado de capital las primas de riesgo podrían subir por encima del nivel justificado por los Fundamentales. El pesimismo entre inversionistas y la especulación podrían hacer subir tanto los intereses que la solvencia de un país estaría en peligro, aunque ese país pudiera estar solvente con expectativas positivas de los inversionistas y los correspondientes intereses bajos. En este caso, la compra de bonos por parte del BCE podría lograr que se impongan las expectativas positivas y los intereses bajos se impongan en el mercado.

CRÍTICAS DE LOS ECONOMISTAS

Ante la situación actual, importantes economistas critican por un lado la continuada inacción del BCE a la hora de combatir la inflación, como Volker Wieland, Director Gerente de Instituto para Estabilidad Financiera y Monetaria de la Universidad Goethe en Fráncfort, quien dice que "hay similitudes que llaman la atención entre la situación global actual y la estanflación de los 70. Esa vez y ahora son conflictos geopolíticos, con embargos petroleros. Antes y ahora la guerra y la crisis energética funcionan como un acelerador de incendios" y exige que "ante guerras y crisis, el BCE debería combatir la subida de los precios más decididamente".

También Ulrike Malmendier, Profesora de Economía del Comportamiento y Mercados De Dinero (experta en inflación) de la Universidad de Berkeley, EEUU, que acaba de ser nombrada miembro del Consejo Alemán de Expertos Económicos, conocido comúnmente como los "Sabios de la Economía", quien dice que "El Banco Central Europeo debe penetrar en los ciudadanos, lo que solo funciona emocionalmente: ¿Qué significa la política del BCE en el supermercado o al poner gasolina?"

Por el otro lado, critican los programas actuales de compra de bonos del BCE, porque con ellos el BCE se separa del principio de que la adquisición de bonos soberanos se haga, como norma, con un esquema fijo de capital para evitar efectos indeseados de redistribución fiscal y para proteger la independencia de la política monetaria.

En la práctica, es casi imposible determinar adecuadamente cuales son las subidas de los intereses justificadas tomando en cuenta los Fundamentales. Tampoco se puede garantizar que al final, contrario a lo planeado, la cantidad total de bonos en manos del BCE termine subiendo.

Lo planteado no es primeramente una tarea de la política monetaria, sino de la política fiscal, porque se trata de asegurar el financiamiento de los presupuestos de ciertos estados bajo condiciones adecuadas.

Adicionalmente, las ayudas del BCE a ciertos estados deberían estar condicionadas por requisitos, la condicionalidad, para evitar que sigan aumentando sus deudas debido a la ayuda del BCE.

En sus críticas, a Volker Wieland se suman Lars Peter Feld, Profesor de Política Económica de la Universidad de Friburgo y director del Instituto Walter Eucken en Friburgo, y Clemens Fuest, Presidente del Instituto de Investigaciones Económicas en Múnich.

Los tres dicen que bajo los antecedentes conocidos, "no es aceptable que el BCE asista a algunos países altamente endeudados con la compra de sus bonos sin exigir que se sometan a un programa de rescate ESM. Se desconoce por que el BCE introduce un nuevo instrumento, en vez de aplicar el OMT".

Está claro que solicitar la ayuda de un programa ESM representa una gran barrera política, porque implica que el país solicitante tiene que admitir que necesita asistencia y además comprometerse a implementar reformas. Para un país grande de la Eurozona como Italia sería imposible políticamente solicitar asistencia con un programa ESM.

Pero "si a estos países se les aísla de las fuerzas del mercado y también se les exime de la responsabilidad política, entonces esto tendrá a su vez un efecto tóxico para la estabilidad de la Unión Monetaria", dicen los tres economistas.

Críticas más duras las hace Daniel Stelter, asesor empresarial, autor de libros y fundador del foro de discusión "Más allá de lo obvio" (Beyond the obvious) que se especializa en estrategia y macroeconomía, quien dice "La Unión Monetaria se ha transformado en una Unión de Deudas y de Redistribución. Los ganadores de esta política son los estados que hacen más deudas, mientras que los estados que ahorran y tienen finanzas sólidas son los tontos".

Rafael Martínez

M.A. International Business
M.A. International Economics
M.A. Development Economics




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