La dolarización de la economía ha propiciado el regreso de los espectáculos con luminarias extranjeras de distinto rango y estilo, en un aluvión cada vez más creciente, que incluye también a las figuras venezolanas de idéntica relevancia
Estrellas internacionales en cascada
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Por Aquilino José Mata


Lo que comenzó tímidamente hace unos pocos meses como un tenue caudal informativo, se ha convertido en un incesante aluvión de noticias. Hablamos de los espectáculos con figuras internacionales de la música, algunas más famosas que otras, pero todas con la misma estelaridad, que a medida que avanza el año se han venido presentando, o están por presentarse en Venezuela, sobre todo en Caracas. Y lo hacen en escenarios tan diversos como el Teatro Teresa Carreño y el Poliedro, ambos recintos restaurados hasta casi devolverles su antiguo esplendor; la terraza del CCCT, que se tornó en uno de los lugares que más ha propiciado estas presentaciones, así como la venerable Concha Acústica de Bello Monte y el Anfiteatro de El Hatillo. Esto, para solamente mencionar a los de mayor aforo de público, requisito indispensable para las empresas de producción locales a la hora de cubrir costos y acomodar nutridas audiencias.
Todo ocurre gracias a la dolarización de la economía, que favorece tanto a empresarios del espectáculo como a los consumidores. Este factor ha permitido que en nuestros escenarios se hayan presentado, en lo que va de año, no solamente artistas internacionales de estilos tan variados como Vicente Fernández Junior, Camila, Sin Bandera, Emmanuel, Ana Torroja y Morat, sino que también ha propiciado el regreso de luminarias locales residentes en el exterior, como Servando y Florentino y Nacho, anticipándose a José Luis Rodríguez, Oscar D’León y Yordano, entre los que hasta ahora han anunciado sus actuaciones en fechas inminentes o en los próximos meses. Tal y como van las cosas, la lista podría ser inagotable.

Una historia necesaria
Por lo menos esto es lo que considera la periodista de espectáculos Carmela Longo, cuyo olfato como experimentada cronista del acontecer artístico desde hace 35 años, así lo indica. A su juicio, esta avalancha de shows internacionales es imparable.
-Yo creo que sí, a juzgar por lo que estamos viendo este año-. Ahora, como venga el 2023 creo que va a depender de cómo les vaya a las empresas productoras de estos espectáculos en 2022. Pero desde ya, creo que máximo en agosto, ya se deben estar anunciando nuevos artistas para el año que viene.
-¿Cómo empezó a producirse tan inusitado caudal de espectáculos?
-Siempre hubo, y me refiero a Caracas, algún movimiento de espectáculos, que se fueron diluyendo históricamente por los problemas con los apagones y por toda la crisis socioeconómica en general, que no la podemos obviar. Los últimos artistas internacionales en espectáculos masivos los vimos en 2013, que fueron los de Beyoncé y Luis Miguel. A partir de entonces, obligados por las circunstancias descritas, se hicieron cosas más pequeñas, principalmente en el Centro Cultural BOD, que se convirtió en algo así como la sala emergente, porque sabemos que el Teresa Carreño hubo un momento en que dejó de usarse para espectáculos, ni nacionales ni internacionales, de grandes artistas y el Poliedro un poco menos, hasta quedar convertido en centro de atención de emergencia durante la pandemia del coronavirus.
Esa situación, de acuerdo a lo que destaca Longo, permaneció inalterable hasta finales de 2019, cuando empiezan a generarse los primeros signos de dolarización, “que se produjeron solos, prácticamente de la nada”.
-Pero cuando se vislumbraba que se estaba abriendo esa rendija, llegó la pandemia y vinieron las medidas sanitarias de reclusión y distanciamiento social. Todo se echó nuevamente para atrás. La industria del entretenimiento fue de las más afectadas globalmente. Porque teatro, música, cine, conciertos y en general aquello que implicaba concentración de gente, se suspendió por la cuarentena, medida sanitaria medular para evitar, en aquella primera etapa tan ruda, la mayor cantidad de muertes posibles. Eran abrumadoramente numerosos los casos e impredecibles las consecuencias que en el futuro inmediato arrojarían.

Primeros síntomas de recuperación
Las cosas se aligeraron y tomaron otro cariz a raíz de la llegada de las vacunas, cuando se empiezan a abrir nuevamente al mundo aquellas giras que quedaron pendientes, como por ejemplo la de Coldplay, que reinició su gira, que había quedado aparcada en 2019. Al reprogramarla en 2021, incorporan países nuevos, que no estaban contemplados. Pero muchos otros artistas se vieron limitados en reiniciar esos recorridos, por los costos de producción que implicaban, que habían crecido ostensiblemente: tarimas, personal técnico, electricidad, iluminación, sonido, promoción, etc. Es decir, toda la industria que colateralmente existe en torno a estos espectáculos.
-El primer anuncio de una visita internacional a Venezuela, también retomando la gira que había dejado pendiente por la pandemia, fue la del grupo vocal Il Divo -recuerda la periodista-, anunciada por Evenpro en noviembre del año pasado, pero debido a la muerte de uno de sus vocalistas, Carlos Marín, como consecuencia del Covid-19, vino la incertidumbre de si se iba a dar o no. Pero finalmente se dio, aunque en mayo de este año.
Fue el primer espectáculo de un artista internacional en venir a Venezuela en la era post pandemia crítica, con un antecedente, el del vallenatero Silvestre Dangond, quien llegó casi sin promoción, lo cual sirvió como una especie de prueba para lo que vendría después. Hubo aspectos tan insólitos como el precio de las entradas. Tuvo lugar en el CCCT, en diciembre de 2021.
-Resultó algo arriesgado, pues fue en pleno pico del Ómicron, una variante altamente contagiosa del Covid-19. Las entradas estaban carísimas. La gente se horroriza ahora con los precios de los tickets de Olga Tañón, a presentarse en octubre próximo en el Poliedro, que alcanzan, los más caros, los 500 dólares. Pero Silvestre Dangond costaba 750 dólares y llenó. El resultado para la empresa productora mejor no pudo ser.

De todos los géneros, para todo público…
Hay que decir que a partir de allí, se empezó a generar esta cascada de espectáculos, uno tras otro, para todos los gustos musicales que estamos viendo desde marzo de este año, con exponentes de géneros como balada, ranchera, reggaetón, salsa y merengue, entre otros de una amplia gama para públicos muy diversos.
Las entradas más baratas que se han vendido hasta ahora de estos shows ha sido de 30 dólares, lo que en algún momento fue el salario mínimo, que ya no lo es, habida cuenta de la compensación en dólares que pagan no pocas empresas a sus trabajadores, lo que les abre el camino a acceder como consumidores de estos conciertos.
-Una cosa sí hay que reconocer -prosigue Carmela Longo-: en los 90 casi todos los espectáculos se anunciaban con poco tiempo de anticipación. En cambio ahora es distinto. Fíjate que desde noviembre se dijo que venía Il Divo y vino en mayo. El espectáculo de Camila en junio, que se agotó en dos días, se empezó a vender en marzo. Olga Tañón, que es en octubre, se está vendiendo desde hace más de un mes. Eso también ayuda a que la gente tome sus previsiones y empiece a ahorrar con anticipación y comprar sus entradas.
-¿Cómo surgieron a partir de esto las nuevas empresas productoras de espectáculos, algunas de ellas de propietarios desconocidos que se sumaron a las ya existentes?
-Emporio y Evenpro existen desde la época de los 90 y con altas y bajas se han mantenido en el tiempo. Totalshow, que es la de José Gregorio Atienza, quien primero fue disquero, quizás es la más constante, porque en la época en que había sequía de espectáculos masivos, era una de las empresas que hacía shows pequeños. Traían a Guillermo Dávila, Karina, Aditus o Guaco. El único que hicieron antes de la pandemia fue “El Merengazo”, que congregó a Diveana, Miguel Moly y Karolina, siempre apelando a la nostalgia. Se mantuvieron casi siempre trabajando y crecieron. Están haciendo ahora cosas más grandes, como lo que acaban de presentar en el Teresa Carreño con Emmanuel y con Siudy Garrido. Van a hacer en el Poliedro su primer show para una audiencia más grande aún, con Eros Ramazzotti, previsto para el 11 de diciembre.

Productivas coproducciones
En este sentido, Longo refiere que muchas otras empresas de espectáculos se han unido en coproducciones, como la del cantante colombiano Fonseca, que era de Evenpro, coproducido por Ricardo Dáger, uno de esos empresarios de los 90. En este caso, el tenía al artista, pero no tenía los medios cómo presentar un espectáculo masivo.
-Esto era lo que pasaba con Aguacate, de Frederick Meléndez, empresa con más de 20 años en el mercado venezolano. Hacía cosas pequeñas, pero este año se potenció con el grupo colombiano Morat, porque Omar Enrique se asoció con él. Este último, además de cantante, ha incursionado con buen pie como organizador de shows con su propia empresa. Tiene facilidad para conseguir artistas y espectáculos. Por encargo del Presidente de la República se asoció con Omar Acero y organizó el Festival de la Salsa, el espectáculo de reapertura del Poliedro, donde tiene previsto para el futuro otros eventos, siempre con Omar Acero de socio. Es quien ha traído al país recientemente a varios de los merengueros más famosos de la República Dominicana.
-¿El Poliedro está totalmente recuperado?
-Estuve viendo allí a Camila y Sin Bandera y los baños estaban limpios, las sillas recuperadas y el estacionamiento bien organizado. Lo único es que una vez que entras no hay señal de cobertura telefónica y es imposible comunicarse con el exterior. Tiene serios problemas en este sentido. Hasta que sales no tienes cómo comunicarte, sino cuando llegas a la autopista.

Venezolanos internacionales
En unas declaraciones ofrecidas al diario El País de España en 2019, José Luis Rodríguez aseguró que su sueño era volver a cantar en Venezuela, pero que no lo haría mientras estuviera al frente del gobierno Nicolás Maduro. Ahora la postura del cantante da un giro y decide regresar a los escenarios venezolanos. El 14 de julio estuvo con su show en el Teatro Teresa Carreño.
“Pero hay que decir que otros artistas han afirmado lo mismo e igual vienen”, ataja Carmela Longo, al abordar lo positivo que será volver a ver en nuestros escenarios a las figuras venezolanas de la música que viven fuera del país. Y también, desde luego, las que aún permanecen aquí.
-El Puma acaba de lanzar un tema, “Yo regresaré”, claramente crítico, y eso es muy reciente, donde dice que no volverá sino cuando Caracas esté bonita otra vez. Por eso sorprende a muchos verlo por aquí ahora. Pero esa inconsecuencia no le ha pasado factura para nada. Él tiene su público, que siempre le ha sido devotamente fiel, y seguirá así con él. La venta de entradas estuvo a muy buen ritmo y produjo un lleno. Es un cheque en blanco y prevalece por encima de cualquier polémica.
-¿Quién trae al Puma?
-Una empresa nueva que se llama Epocaven, que se formó el año pasado.
De Oscar D’León, que presentará su show de celebración de sus 50 años artísticos en el Teresa Carreño, respaldado musicalmente por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, los días 16 y 17 de septiembre, y el 24 del mismo mes en Valencia, predice la colega que también le irá muy bien.
-Ya Oscar lo hizo brillantemente en el mismo escenario en el 2000. Será, desde mi punto de vista, uno de los shows más importantes de cuantos se realizarán en ese escenario este año. La gente se centra en los artistas internacionales y eso me parece muy injusto, teniendo a talentos de la misma envergadura artística, como en este caso.

Música urbana del mejor nivel
Si de orquestas sinfónicas acompañando a ídolos nacionales del espectáculo se trata, hay que recordar la amplia aceptación que tuvo Horacio Blanco en la Sala Ríos Reyna del TTC, con la Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección de Elisa Vegas, interpretando el repertorio de Desorden Público, para hacer de las canciones de la emblemática banda de ska venezolana “un viaje de tiempos y emociones”, como lo describió la crítica.
-Me alegré mucho porque a Horacio Blanco y su “Sinfonía desordenada”, que así se llamó su show celebrado en mayo pasado, le fue muy bien. Es un gran artista y la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho es otro nivel. Si en streaming ya sonaban perfecto, ¿Cómo no lo iban a hacer en vivo? Me encantó que haya sido un suceso.
Sobre Yordano, otro popular exponente de nuestra música urbana, Carmela nos da la noticia que en noviembre estará en el Teresa Carreño, con dos fechas aún por determinar.
-A Yordano hay que verlo como al Puma. Acaba de salir de una enfermedad, también tiene sus años y seguramente el público volverá a responderle todo lo bien que se merece. Yo quiero que en este auge de ahora, a los artistas venezolanos les vaya tan bien como al artista extranjero, porque tienen el rango que se requiere para ello.´

Aliviadero de tensiones
-¿Cuán importante ha sido el espacio que le han robado las empresas nuevas de espectáculos a las tradicionales?
-Puedo citar el caso de Olga Tañón, una artista que en Venezuela la pegó Emporio. Ahora viene con una empresa nueva, que es la misma que trae a Nati Natasha, y entiendo que quien encabeza esa empresa fue el manager durante muchos años de los Cadillacs y es socio de Omar Enrique en otras cosas. Y no me extrañaría que este último esté metido también en la negociación, pues fue el primero que dio luces sobre la venida de la cantante puertorriqueña a través de su cuenta en Instagram.
-¿Y Gilberto Santa Rosa?
-Entiendo que lo contactaron para el Festival de Salsa del Poliedro y no quiso venir.
-¿Crees que, debido a este auge, artistas venezolanos con mayor compromiso político, como Franco de Vita o Montaner, podrían animarse a venir?
-El tema es si los dejarían venir sin problemas, aún cuando tengan muchas ganas de hacerlo. No sé hasta dónde ellos están dispuestos a correr el riesgo. Y digo esto en el caso de que, si reciben una oferta muy buena, que sea difícil de rechazar, que creo fue en el caso del Puma, les permitan llegar sin contratiempos de ningún tipo.
-¿Crees que a nivel del gobierno se alivien las tensiones en ese sentido?
-Creo que sí, porque eso también será bueno para el mismo gobierno. Pudieran mandar un mensaje como un gesto de reconciliación, porque además ya viene una precampaña electoral el año que viene que pudiera propiciarlo.
-¿Lo más importante de ese auge de estrellas presentándose en Venezuela?
-La generación de empleo que produce, que llega a involucrar a veces de 200 a 300 personas por cada show, de acuerdo a su magnitud.
Yo lo rescato por ahí…