Un editorial del New York Times de la época, revela la poca empatía entre el presidente reelecto y la opinión pública. No adjudicaban el triunfo a las virtudes de su gobierno sino a la debilidad de su oponente
50 Años de la Reeleccion de Richard Nixon
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Por Luis Fidhel


En Noviembre de 1972, es reelegido como presidente de los EEUU Richard Nixon, no constituyo para muchos una sorpresa dándose de antemano por seguro su triunfo. Todos los sondeos de opinión realizados lo colocaban en larga y favorable ventaja de su oponente demócrata Goerge Mc Govern; si bien hasta último momento las encuestas no le garantizaban más del 30% de la votación; logro un porcentaje cercano al 40%, mientras Nixon obtuvo el 61%.

Un editorial del New York Time, en virtud de la ocasión señalaba, que la votación confirmaría la continuidad en el ejercicio del poder, represento no tanto una reivindicación de políticas específicas del presidente Nixon; sino una expresión de la desconfianza hacia el programa de cambio del senador Mc. Govern y su capacidad para realizarlo.

La mayoría opto por la vigencia de su propia prosperidad, teñida de esperanzas una vez superadas las críticas básicas de Mc Govern a las políticas exterior e interna de Nixon. La esperanza que el presidente Nixon lograría una solución honorable a la guerra, frenaría la inflación y desocupación. Esperanzas, que en el segundo gobierno de Nixon erradicaría los síntomas ominosos de corrupción y cinismo en el gobierno y en la política.

El resultado electoral sugeriría que muchas de las banderas que había intentado esgrimir Mc Govern no interesaron suficiente a la gran mayoría de los norteamericanos como para llevarlos a arriesgar una ruptura con el “confortable y familiar status quo”. Entre los temas que fueron manejados por el candidato opositor destacaron: El peligro que corrían las libertades civiles y declaración de derechos fundamentales, la concentración de poder en el Ejecutivo a costa del Congreso y del pueblo, las desigualdades obvias del sistema impositivo, el poder del complejo industrial-militar, las amplias divisiones raciales y de clases, el bombardeo masivo de militares y civiles por igual en defensa de una dictadura contra otra en Vietnam.

Ninguna de estas cuestiones – continua el NYT argumentando- por la que fue atacado el gobierno de Nixon, parece haberse sobrepuesto a la opinión generalizada entre los norteamericanos de que “nunca nos fue tan bien”, de que la huidiza paz está a mano. Se le atribuye a Henry Kissinger haber manifestado, que la corrupción en Washington no tenía importancia y en todo caso el candidato Mc Govern es “o bien demasiado idealista, demasiado inepto o demasiado radical, como para confiarle las riendas del gobierno”. Si bien se reconoce el éxito inicial en la política de acercamiento de Pekín y Moscúcalificado como un “merito grande del presidente”. A parte de la “herida sangrante de Vietnam”; destaca que los Estados Unidos “quizás enfrente” sus mayores problemas durante su segundo gobierno. Es aquí donde se vería confrontado por cuestiones que eludió totalmente durante la campaña electoral, pero no puede ignorarse durante los próximos cuatro años.

Las debilidades de la economía fueron ocultadas, mediante enormes déficits presupuestarios y un crédito algo liberal. La elevación de los impuestos era prácticamente inevitable, a despecho de las promesas preelectorales. El presupuesto militar tendrá que controlarse, lo que significa casi una contradicción en los términos. La reforma del sistema de bienestar social es una necesidad. Tocaría a Nixon revitalizar sus iniciativas al respecto.

Nixon si quería – agrega NYT- colocar a los EEUU en el debido puesto de primera potencia que sabe cumplir sus compromisos internacionales; particularmente en América Latina debe cambiar radicalmente la política de indiferencia que hasta ahora seguía su gobierno. Esta era una de las críticas que en el continente americano se le hacía el gobiernodel Partido Republicano. En los años de la administración de Nixon prácticamente no había elaborado, ni muchos menos realizado, una justa política latinoamericana. Ni siquiera pudo saberse el destino del informe hecho por Nelson Rockefeller, quien visito varios países latinoamericanos en misión especial enviado personal del propio Nixon. Una política interamericana que sirva el desarrollo económico de Latinoamérica y el afianzamiento real de la democracia era la tarea a la que debe ayudar decididamente EEUU. Mirar menos los intereses privados para hacer efectivo el progreso colectivo del Continente.

Según Alexander Sullivan quien se desempeñó como corresponsal principal de la Agencia de Información de los EEUU en la Casa Blanca durante más de 30 años y autor del libro, entre otros, MurderonthePressPlane – Asesinato en el Avión de Prensa-manifestó que Nixon tanto en la esfera internacional como nacional había tomado iniciativas que pocos en la historia estadounidense habrían propuesto sin esperar fuertes reacciones emocionales. Había asumido la presidencia en plena crisis de la guerra de Vietnam, su finalidad era dejar a Vietnam del Sur con capacidad para defenderse por sí misma.

Los líderes del Partido Demócrata, se quejaban de la habilidad del presidente Nixon para arrastrar a los electores a su favor en posiciones que una vez combatió el propio Nixon; siendo una atenuante de los aspectos claves de su campaña. El criterio es que había podido hacer cosas “donde otros no habían podido”. Este fue el criterio de su decisión de mejorar las relaciones con la República Popular China, lo cual aplico a otros aspectos de su presidencia.

La proposición de Nixon de garantizar un ingreso anual para cada ciudadano norteamericano; fue una preposición que tropezó con la violenta oposición de parte de los hombres de negocios y gente conservadora, cuando lo plantearon los voceros del Partido Demócrata. La devoción de Nixon a la ética del trabajo y su larga ejecutoria de oposición a la intervención innecesaria del gobierno en asuntos de los estados de la Unión, había traído consigo un notable programa similar a punto de aprobarse sin acrimonia injustificada.

Nixon había sido conocido como representante, senador y vicepresidente por la vehemencia de su discurso anticomunista. A comienzos de la Guerra Fría, los líderes y militantes del Partido Demócrata fueron denunciados frecuentemente por Nixon por lo que se calificó como disposición para buscar acomodo con la Unión Soviética, y la debilidad de su oposición a la política de la Republica ´Popular China. La decisión de Nixon de visitar Moscú y Pekín en 1972, en pleno año electoral, sin embargo, levanto una leve oposición, aun en el sector conservador de su partido. Hubert Humphrey, candidato opositor a Nixon en las elecciones de 1968, para la presidencia, reconoció la habilidad para reducir la oposición respecto de sus actitudes que fueron una vez objeto de controversia nacional.

Nixon convenció a la Nación, de que el gobierno federal tiene el deber de intervenir en la economía cuando surge la necesidad, y que los déficits presupuestarios no son males en sí mismos. Diversos elementos de la economía estaban haciendo su mayor esfuerzo para cooperar en un sistema esencialmente voluntario de control de precios y salarios, seguros de que el presidente Nixon considera con disgusto tales regulaciones.

Sostenía Nixon, “No soy de aquellos que creen en hombres indispensables para la Presidencia … Pero … yo tengo probablemente la más extraordinaria oportunidad, la mayor oportunidad de cualquier Presidente de la historia norteamericana, debido al hecho de que cualquiera que sea el curso de los acontecimientos, tengo la posibilidad de realizar cosas que pueden crear una nueva estructura de paz…”