La política es un ser vivo, tiene sentimientos está feliz o sufre en función de lo que viven sus ciudadanos
Retos Contra la Indiferencia
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Por Carlota Salazar Calderón


Por eso decimos: no me gusta la política, piensan en lo que ellos nada más, unos corruptos… no la valoran, ni la aprecian, entonces sí está mal. Esos ciudadanos en su conjunto son La Sociedad que cuando no es atendida debidamente, cuando no se le brindan mecanismos respetosos de expresión, se aleja y se refugia en el individualismo. No se preocupan por lo que es de todos sino por ellos mismos. Entonces la insatisfacción la transforma en indiferencia, lo cual es muy grave para la democracia.

En efecto, la democracia necesita de una sociedad vigilante, activa y pendiente de lo que es de todos, para que funcione efectivamente. Una democracia donde la sociedad no le importa nada ni nadie está condenada al fracaso. Así hemos visto que el problema de la insatisfacción en Latinoamérica es muy grave, según develan los últimos estudios de Latinobarómetro por cuanto ha ido en crecimiento desde el 2010 y por ello han anunciando, lo que ellos llaman, la diabetes democrática, ya que aumentan de manera sistemática aquellos ciudadanos que se declaran “indiferentes” al tipo de régimen, del 16% en 2010 a 28% en 2018. Lo cual viene acompañado de un alejamiento de la política, de no identificación en la escala izquierda - derecha, de la disminución de los que votan por partidos, y finalmente en la propia acción de ejercer el derecho a voto. Se trata de un conjunto de ciudadanos que abandonan lo colectivo para refugiarse en su individualismo, rechazan lo establecido y rompen los esquemas. Desencantados y frustrados.
 
Entonces, cuando revisamos los números en Venezuela vemos que para el 2020 como la gente aunque prefiere la democracia a cualquier forma de gobierno, ubicándolos en un 68,6%, en algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible corresponde al 0,7%, pero cuando se mide a quienes les da lo mismo un gobierno democrático que uno no democrático se monta con un 17,7%.
Y si seguimos hurgando en los números en los estudios las dos (2) encuestas que realizó la universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Venezuela (ENJUVE) la primera en el año 2013 y la segunda en el año 2021, nos develan las necesidades y dificultades de estos grupos y por ello las traemos a colación: “…Entre 2013 y 2021 aumentó en el país el fenómeno de la “doble exclusión”, al pasar de 23% a 37% el porcentaje de venezolanos entre 15 y 29 años que no están inscritos en algún centro educativo ni están insertos en el mercado laboral…”. En cuanto al tema político, en el 2021 solo 50,4 % de los encuestados afirmó que la democracia es el sistema preferible, versus un 68,8 en el 2013.
 
Continuando con la comparación para el 2020 el 22,1% creyó que un régimen autoritario puede ser preferible versus al 27,5% que opina que da lo mismo una democracia que una dictadura. A diferencia del 2013 cuando el 68% consideraba que la democracia era el mejor sistema, lo que representa una caída de casi 20 puntos en las preferencias de los jóvenes. Esta realidad es muy grave para la democracia porque se abre un espacio al autoritarismo que es necesario atender.
Esa insatisfacción, a nuestro juicio, gravita en el espacio de las fisuras que tiene el sistema político donde se almacenan males endémicos como, la corrupción, populismo, personalismo, ineficiencia… que fomenta otro peor que es el de la viveza criolla, obteniendo beneficios sin merecerlos perjudicando a los demás.

Nuestro sistema político es de elites y son las élites palaciegas políticas y económicas, quienes ejercen el control de los poderes públicos y de la sociedad, acumulando mayor poder político sin satisfacer las demandas sociales. Por lo tanto, los retos contra la indiferencia la ubicamos en los cambios del sistema político para que pueda atraer a esas muchas mujeres y muchos hombres, como nos dice Touraine, decididos a renovar la vida pública, la acción colectiva y la democracia. De estos cambios hablaremos en nuestro próximo artículo.

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