El Nobel peruano analiza la obra de Benito Pérez Galdós en un libro que condensa, en 350 páginas, 60 obras del escritor canario
La "Vulgaridad" de Galdós
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Por Karina Sainz Borgo


Hasta la pandemia, Mario Vargas Llosa no había leído a Benito Pérez Galdós con método y de continuo. Acaso "Fortunata y Jacinta", en sus años de juventud, pero quedaba pendiente adentrarse en su obra de manera sistemática. Un encargo de la Real Academia sobre la obra del canario y el confinamiento impuesto por el coronavirus en 2020, justo la fecha del centenario galdosiano, le dio la oportunidad al premio Nobel para acometer esta empresa. Le tomó 18 meses leer las novelas, el teatro y, por supuesto, los "Episodios Nacionales". Al acabar, Vargas Llosa se sintió "impresionado con el mundo quieto y dolido" que inventó el canario y decidió volcar su asombro en "La mirada quieta (de Pérez Galdós)", editado por Alfaguara. En 350 páginas, Mario Vargas Llosa condensa el análisis y comentario de más de sesenta libros, a la manera de una cartografía. A las novelas y obras de teatro dedica una lectura individual, mientras los "Episodios", por considerarlos una misma novela desplegada en cinco series, les asigna una lectura de conjunto.

El resultado, en ocasiones una exégesis y en otras un homenaje a la obra de Benito Pérez Galdós, propone una relación minuciosa de los aciertos e inconsistencias de un autor ninguneado por la crítica de su tiempo y redescubierto por los lectores del presente. "La mirada quieta (de Pérez Galdós)" es un libro "sin prejuicios" y "alejado del canon", aseguró Andrés Trapiello, a quien Vargas Llosa dio a leer el manuscrito. El libro tiene el espíritu del diario y el informe de lectura. La ejecución sistemática del análisis y la prosa ordenada de Vargas Llosa convierten estas páginas en un manual de iniciación, una guía para comprender a un autor ciclópeo. "Nadie como Mario Vargas Llosa es capaz de leer con tanta libertad y tanta pasión la obra de un creador", aseguró su editora, Pilar Reyes, en la presentación a la prensa que se hizo este jueves en el Ateneo de Madrid.

Ante los periodistas, Vargas Llosa defendió la sencillez y modernidad de la obra de Galdós, incluso atribuyó a esa "vulgaridad" que le arrebató el premio Nobel uno de sus principales atractivos. "Se le acusaba de ser un escritor vulgar, que no lo era, aunque sí que era considerado así en aquel entonces. Les parecía demasiado popular y que su obra era acogida por lectores no exigentes, algo que es atractivo hoy, a diferencia de entonces. Era entretenido", dijo al ser consultado sobre los motivos por los que la academia sueca lo apartó de a Galdós de sus candidatos.

"Misericordia", la novela

Tanto en las páginas de este libro como en sus comentarios ante la prensa este jueves, Vargas Llosa describe a Galdós "como un escritor irregular, aunque con grandes aciertos". Para el peruano, "Fortunata y Jacinta" es la mejor novela dentro de la obra del canario e incluso del siglo XIX, junto con "Misericordia". No le atribuye una modernidad manifiesta, sino una clara cercanía con los clásicos: Dickens y Balzac, a cuya "Comedia humana" atribuye el poder inspirador para la estructura de los "Episodios Nacionales". Discute Vargas Llosa tal cosa como un aire moderno en la obra de Galdós e incluso refuta la influencia de Gustave Flaubert. "Eso lo veo con mucho escepticismo, porque hay en Pérez Galdós una especie de ceguera con respecto a la gran contribución de Flaubert en la estructura novelista: el narrador invisible. Eso es algo que Pérez Galdós no entendió o no practicó nunca. En sus novelas, de hecho, en ocasiones se presenta a sí mismo como un personaje y acaba por crear narradores confusos en muchas de sus novelas".

Reconoce, eso sí, la vocación de objetividad de Benito Pérez Galdós al momento de construir los "Episodios Nacionales", serie a la que dedica el último apartado del libro y en la que reconoce una gran obra de conjunto. "Es más realista y mejor escritor en sus novelas sueltas que, pero el conjunto sobrepasa aquellos empeños particulares", escribe en las páginas de este libro. A la pregunta sobre la totalidad de esa frase, el Nobel matiza: "Misericordia es una de las grandes novelas que se han escrito en España. Retrata la pobreza y, sobre todo, la gran humanidad y la alegría de vivir con la que esa gente miserable, huérfana de todas las cosas, es capaz de divertirse. Es una de las grandes que se han escrito en nuestra lengua".

La quietud y rigidez

Profuso en sus detalles, generoso con los aciertos del novelista y minucioso en la crítica técnica, Mario Vargas Llosa reconoce en Galdós el corpus de una obra que equipara a la del Balzac. Procura Vargas Llosa reparar el desdén ante quienes han visto en Galdós a un escritor menor. Destacan algunas de sus apreciaciones, la más llamativa, la que da título al ensayo. La mirada fotográfica que tiene el canario de su entorno acaba por retratar el mundo como un "cuadro, silencioso, inmóvil, bello y exacto", palabras que emplea, por ejemplo, para calificar los paisajes callejeros de Madrid en libros como "El grande Oriente". No queda del todo claro si esa quietud es un atributo o un defecto de la escritura del de Pérez Galdós. "Donde funciona es una virtud, pero no siempre ocurre", ha contestado el autor de "La fiesta del chivo". "Galdós tiene mucho más que ver con la novela clásica que con la novela moderna". "Lo que no se puede discutir es el esfuerzo de objetividad en los 'Episodios Nacionales'. Hay que leerlo en clave de clásicos, que es lo que él ha sido. Como escritor, permaneció de espaldas a la revolución que en esos años se produce en la literatura europea".

ABC



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