Este año se recuerda el centenario de la histórica irrupción del pozo Barroso Nº2 que marca el inicio de la gran riqueza petrolera venezolana
“El reventón” milagroso
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Por Dionisio Brito


Hace un siglo, la vida de aquella aldea conocida como Cabimas cambió para siempre. En uno de sus barrios fundacionales – La Rosa – se produjo lo que la Historia de Venezuela registró como El Reventón.
Como se sabe, el estallido del pozo petrolero Barroso N°2 no fue un acto fortuito. Allí laboraban técnicos ingleses y obreros venezolanos; en esos años la actividad petrolera estaba en ciernes luego de la adquisición del hato Los Barroso por la VOC. Según el relato oral, ese día se sintió como un temblor. Era el estremecimiento de la tierra, el susto hizo correr a todos los trabajadores. Luego la euforia, el crudo proveniente de las entrañas del subsuelo se elevó a más de treinta metros de altura, la fotografía fue noticia internacional. Y más tarde la preocupación, los días transcurrían y el chorro no se detenía. Fue necesario sacar a San Benito en procesión, y el Santo Negro hizo el milagro. El chorro se detuvo.
Un poco antes, María Acosta un personaje popular de la época lo dijo de manera premonitoria. Humberto Ochoa al rememorar esos momentos la recuerda como una vidente; y en tal sentido escribió:
“María Acosta, una mujer que existió en Pueblo Aparte, en Ambrosio, ya caminaba todos los días por el Camino Real predicando una cantaleta: unos hombres altos, catires, con botas grandes. Harán unos huecos en la tierra y un chorro brotará” (Estampas de Cabimas, P33)

Jesús Prieto Soto cita al maestro Rómulo Gallegos en relación a los trabajos que realizaban la cuadrilla de perforación: “y brotó a chorros la providencial calamidad. Aventó válvulas, alzó negra columna gigantesca, inundó tierras, alimentó durante varios días lluvia pringosa, esparcida por el viento y bajo la cual se ennegrecieron los campos y pereció ganado……” (Sobre la misma tierra, P86)

La producción del Barroso N° 2 confirmó el potencial de comercialización del petróleo venezolano. Ya en 1914, el Zumaque 1 en Mene Grande puso en evidencia la calidad del crudo en nuestro territorio y las enormes posibilidades de explotación en el Campo Costa Bolívar, después conocida como la zona petrolera.
En antaño, Cabimas era una comarca cuyos habitantes vivían de la actividad agrícola, la producción pesquera en el Lago de Maracaibo (incluye la recolección de camarones y cangrejas) venta de la resina del árbol Cabimo, la cría del ganado vacuno y porcino. A partir de la actividad petrolera los cambios fueron sustanciales, de toda índole. Transformación espacial, el fenómeno migratorio (interno y extranjero), nuevas interacciones sociales y una nueva cotidianidad. Y Cabimas se convirtió en la capital petrolera de Venezuela; y correlativamente, cuna del movimiento obrero y pionera en la organización sindical. Es decir, las repercusiones fueron diversas. Por eso, por su significación histórica aquel 14 de diciembre de 1922 está inscrita en la crónica de Cabimas.

El autor es cronista del Municipio Cabimas.