La noche del 22 de enero y la madrugada del 23 abrieron las puertas a un nuevo país sometido a la sombra de un régimen dictatorial. Muchas versiones existen sobre aquel inesperado amanecer.
Historia las Últimas Horas
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MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ
“En el momento de su salida, General, y de acuerdo a lo que usted narra, poco faltó para que una banda entonara las gloriosas notas del himno nacional…”

“Yo salí. Mi avión estaba preparado y fue con mi escolta. Ahora no es usual que en la toma de los aviones para los viajes que se hacían como miembros de la Junta o como Presidente de la República se tocara el himno. Yo fui allí con mi escolta, me despedí de todos, tome el avión y arranquè. No hubo presentación de armas porque no era lo usual en esos tiempos. Yo muchas veces andaba en helicópteros en el interior. Y no se hacían actos especiales ni para recibirme ni para despedirme. De manera que salí normalmente, con toda tranquilidad, y esa es la verdad. Me lleve a mi familia y de ahí se queda esto: ojalá tengan éxitos. Y así lo dije a mi llegada a Santo Domingo; si el gobierno que me remplaza realiza una labor mejor que la mía, dentro de poco se olvidaran de mi, pero si no es así se estarán acordando de Pérez Jiménez. Y efectivamente: se están acordando. Algunos, porque después de 25 años de propaganda adversa, aun consideran insuficiente el resultado y necesitan todavía seguir despotricando contra Pérez Jiménez. Otros, porque tal vez han empezado a establecer comparaciones.”


“Habla el General, Agustín Blanco Muñoz”
LA NOCHE DEL 22

La noche del 22 de enero de 1958, se habría declarado en rebeldía la Escuela Militar y al frente están el Capitán José Vicente Azopardo de la Armada, el Capitán Felipe Párraga del Ejército, el Teniente José Luis Fernández de la Aviación, y el Teniente Italo Brett Smith de la Guardia Nacional. Ellos comprometen al Director de la Escuela Pedro José Quevedo. En todo ello es decisiva la participación del Coordinador del Comité-Cívico Militar el farmaceuta Oscar Centeno Lusinchi. A los minutos, Pérez Jiménez llama varias veces a Quevedo y este le dice que ya está comprometido con la rebelión. El Coronel Romero Villate llega a la Escuela Militar: “¿Qué pasa aquí? El Teniente José Luis Fernández le responde: “Aquí no pasa nada Coronel, simplemente que la Escuela Militar ya está en rebeldía contra el General Marcos Pérez Jiménez”. En esos momentos, el dictador y Llovera Páez en Miraflores entienden que es la hora de tomar una decisión y que no es otra que abandonar el poder. Se prepara entonces una Junta de Gobierno en la que estaría representada todas las fuerzas: los Coroneles Quevedo de la Escuela Militar, el Coronel Romero Villate de la Aviación, el Coronel Casanova del Ejército y el Coronel Araque de la Guardia Nacional. Pérez Jiménez propone para presidirla al General Hugo Fuentes por razones de antigüedad. Pero no se ha tomado en cuenta que la Marina tiene el control militar de la situación y que su Comandante el contralmirante Larrazábal se ha pronunciado a favor del golpe. Entonces el Coronel Simón Adolfo Medina Sánchez del Batallón Caracas presenta un plan al dictador para retomar la Escuela Militar. Pérez Jiménez lo revisa cuidadosamente y comenta: “Prefiero irme, antes que matar cadetes” y luego ordena a su asistente el Mayor José Cova Rey preparar todo lo necesario para salir del país. En la madrugada del 23, “La Vaca Sagrada” surca el cielo de Caracas y Pérez Jiménez huye con rumbo a Santo Domingo.
 
Manuel Felipe Sierra: Marcos Pérez Jiménez (Biblioteca Geográfica Venezolana)
LA GENTE EN LA CALLE

Informado el pueblo de la huida de Pérez Jiménez, desde la misma madrugada del 23 de enero se lanza la gente a la calle en estruendosa manifestación de júbilo, entonando las consignas “Viva La Libertad”, “Viva la Junta Patriótica”, “Antes Muertos que una Nueva Dictadora”, “Sangre no” y muchas otras… todos los periódicos en sus primeras planas destacan la caída del gobierno y la constitución de una nueva junta. Una edición extra del diario El Nacional a media mañana del 23 informaba en grande titulares el derrocamiento de la dictadura y la huida de Pérez Jiménez. Mientras tanto, el pueblo –hombres y mujeres armados con palos y machetes- tomaron por asalto la tenebrosa cárcel del Obispo y luego de someter, a unos 40 guardias que quedaban, liberaron de las “mazmorras” del penal a unos 480 presos políticos. En esta refriega murieron 8 personas entre ellas 5 civiles. Casi todos los liberados eran militantes de los partidos AD, URD, PSV Y COPEI. Los primeros en salir del calabozo fueron Pedro Pablo Aguilar, Valentín Hernández Acosta, Francisco Blanco Peñalver, Cayetano Ramírez, Hilarión Cardozo, José Salazar Rodríguez, Martiniano Bracho Sierra, Jesús David Garmendia, Jesús Verde Mata y Clemente Villaparedes.

Oscar Centeno Lusinchi “Como Tumbar un Dictador”