Tres meses después de afianzarse los talibanes, se enfrentaron al vacío de ayuda exterior que sostenía la economía y los servicios básicos
Afganistán Colapsa
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Por Trina Acevedo


Recientemente los talibanes cumplieron cinco meses de su llegada al poder, pero sin ningún tipo de reconocimiento internacional como líderes de Afganistán. Sin embargo, la Organización de Naciones Unidas pidió 5.000 millones de dólares; sería este el mayor llamado de ayuda de la ONU en su historia. El monto pedido por el organismo busca hacer entregas de alimentos, financiar servicios de salud, hacer frente a la devastadora desnutrición, apoyar en áreas como la agricultura, educación y saneamiento. Según sus cifras, más de 13 millones de niños necesitan alimentos, vivienda y atención médica. A eso se suma la peor sequía que sacude al país en los últimos 20 años. El Programa Mundial de Alimentos registró que la falta de agua destruyó al menos un 40% de la cosecha de trigo. Esto ha disparado el precio de los alimentos.

Más de la mitad de la población necesita ayuda urgente. Eso representa un aumento del 30% respecto al año anterior. Naciones Unidas advirtió que más de un millón de niños menores de 5 años de edad podrían morir de hambre. La sequía y el invierno provocaron que las familias desesperadas por el hambre vendieran su ropa, muebles, ganado, casas e incluso las hijas son vendidas como novias. Los hospitales estaban saturados por los hambrientos y la escasez de personal desde septiembre, luego de la llegada de los talibanes al poder cuando el Banco Mundial dejó de financiar el programa de salud de Afganistán. Actualmente, menos de uno de cada cinco de los hospitales continúa abierto, según reportó la ONU.

El jefe de la sala de desnutrición del Hospital Provincial de Ghor, Faziluhaq Farjad, alertó que cada día llegan más de 100 mujeres y niños en busca de tratamientos para la desnutrición y enfermedades como el sarampión, diarrea, resfriados y gripe. Farjad indicó que más del 70% de los casos son graves y se angustia al pensar cuál es la situación en los distritos si este es el panorama en una ciudad. Todo esto provoca inquietudes debido a que la comunidad internacional mantiene sancionado a todo el gobierno talibán, bloqueó el flujo de asistencia que paliaba parte del gasto público y congeló los activos del país en el extranjero desde la llegada de los talibanes al poder en agosto.

Es cierto que la pobreza, la inseguridad alimentaria y la sequía sacudían al país asiático antes de la llegada de los talibanes, sin embargo, tres meses después de afianzarse se enfrentaron al vacío de ayuda exterior y fondos que sostenían la economía y los servicios básicos. El dilema que provoca dolores de cabeza está en la desconfianza y el temor de la comunidad internacional en ofrecer ayudas que pueden utilizarse para otros fines en un territorio donde los líderes no respetan los derechos humanos. A pesar de ello, distintos países y organizaciones han prestado apoyo financiero, pero no ha sido suficiente.

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