El reconocido historiador y analista político reflexiona sobre los alcances de la jornada que hace 64 años determinó la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
Rafael Simón Jiménez: El 23 de Enero Divide la Historia
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Por Manuel Felipe Sierra


La madrugada de aquella noche, Marcos Pérez Jiménez abandonó el país a bordo del avión “La Vaca Sagrada” rumbo a República Dominicana, ya que durante el mes de enero se registraron diversos episodios que comprometieron a factores políticos, económicos y sociales en el derrocamiento de un régimen dictatorial que si bien había comenzado el 24 de noviembre de 1948 con el derrocamiento de Rómulo Gallegos, su verdadera naturaleza autoritaria se conoció en 1953, con el desconocimiento de la votación popular que favoreció a la propuesta democrática de URD Y COPEI. Fueron unos años inspirados en la tesis del “Gendarme Necesario” del historiador Laureano Vallenilla Lanz y asumido luego por su hijo Laureano Vallenilla Planchart como estratega del régimen perejimenista. Si bien durante ese período se produjo una decisiva transformación urbanística de Caracas y se desarrollaron políticas en el concepto del “desarrollismo” inspirado en las lecciones de la Academia Militar de Chorillos (Perú), en la cual Pérez Jiménez fue un distinguido alumno; en paralelo se configuró un gobierno violador de los derechos humanos, negador de los derechos públicos y caracterizado por la mas impune corrupción de los altos niveles gubernamentales.

 Rafael Simón Jiménez

El analista Rafael Simón Jiménez ofrece su visión sobre ese dramático y fundamental período del acontecer histórico nacional a las preguntas de www.eneltapete.com:

1. Se recuerdan 64 años del 23 de enero de 1958 y del inicio de un proceso histórico de consolidación de la Venezuela democrática. A estas alturas ¿Cuál es tu juicio sobre aquella histórica jornada?
El 23 de Enero de 1958, es sin duda una de las fechas históricas más significativa de nuestro proceso político contemporáneo; en primer término porque fue consecuencia de la madurez del liderazgo nacional, que fue no solo capaz de unificar y vertebrar fuerzas civiles y militares para liquidar la dictadura, sino de pensar y consensuar un proyecto de defensa y consolidación democrática cuyos enunciados están en las conversaciones de Nueva York entre Betancourt, Caldera y Villalba que luego adquirieron dimensiones de proyecto compartido en el “Pacto de PuntoFijo” y que tendrán consagración constitucional en el texto fundamental de 1961 donde ya se formulan las bases de desarrollo, justicia y progreso que permitirán a los venezolanos vivir los mejores años de nuestra historia.

2. Durante 40 años el país conoció la alternancia democrática, y las reglas del juego constitucional. ¿Cuáles fueron las fallas que determinaron el debilitamiento del bipartidismo con hechos como el "Viernes Negro" de la economía, el "Caracazo" y la insurgencia militar de Hugo Chávez en 1992?
La democracia construida en los acuerdos de 1958, y que tantos frutos rindió al país en sus primeras dos décadas, sufrió luego un proceso progresivo de deslegitimación, pérdida de afecto y confianza popular. A ello contribuyeron el esquema exageradamente partidocrático que prevaleció y que ahogó y controló las expresiones autónomas de la sociedad civil, y eso a su vez fue factor coadyuvante de la falta de ánimo reformista y renovador, para airear y profundizar la democracia. Y también para darle cada vez mayor contenido social. Esos partidos con papel exageradamente protagónico fueron perdiendo credibilidad, confianza y afecto popular. La economía que funcionó a altas tasas de crecimiento en la década de los sesenta y mediados de los setenta luego sufrió el impacto de una sobreprotección y de un asfixiante capitalismo de Estado; la pobreza aminorada por el Estado de Bienestar construido en los primeros tiempos democráticos sobre la base de la expansión y calidad del sistema educativo comenzó a retroceder y la desigualdad, la pobreza y la inequidad fueron generando una progresiva desafección popular hacia los partidos, los políticos y las élites. Cuando Venezuela ingresaba a la década de los 90 era evidente el agotamiento de las instituciones y los liderazgos, e imperiosa la necesidad de relanzar el proyecto democrático, lo cual fue desatendido por los sectores dirigentes a quienes ni siquiera campanadas y alertas trágicos como el 27 y 28 F de 1989 o los golpes militares de 1.992 lograron sensibilizar sobre la gravedad de la situación y la urgencia de cambios impostergables en esa decadencia democrática que generaba pobreza y creciente malestar. En ese contexto se fraguó el fenómeno Chávez y la liquidación de eso, que por comodidad conceptual, denominan IV República.

3. En la grave crisis política, social y económica que vive el país ¿Qué lecciones aporta la experiencia democrática que comenzó el 23 de enero del 58?
La gran experiencia imperecedera del 23 de Enero, está en la madurez demostrada por el liderazgo político para construir una amplísima unidad sin exclusiones, que garantizara con una visión largoplacista no sólo el fin de la dictadura, sino la garantía de la no recurrencia del viejo morbo del caudillismo y el militarismo que había consumido 130 años de historia republicana. En la construcción de la Junta Patriótica de composición plural, en los llamados acuerdos de 1958, hay un ejemplo y una lección intemporal de cómo no solamente poner término a la dictadura sino asegurar la imposibilidad de su retorno. Ojalá sobre todo las nuevas generaciones de venezolanos y destacadamente quienes cumplen o aspiran cumplir una labor de liderazgo pudieran estudiar el proceso histórico que hizo posible el 23 de enero; y el sentido de generosidad, grandeza, patriotismo y responsabilidad histórica de aquel liderazgo que antepuso los intereses de Venezuela y su libertad por encima de aspiraciones, protagonismos y rivalidades para viabilizar lo que con errores y omisiones ha sido con creces la mayor etapa de bienestar y progreso de Venezuela.





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