No hay ninguna parte del mundo que se libre de los impactos del cambio climático. La diferencia está en que los países más desarrollados tienen mejores sistemas de alerta y de organización para responder a eventos extremos a diferencia de los países pobre
Cambio Climático
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Por Trina Acevedo


Los científicos estiman que los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y han impactado de manera desproporcionada a todos los países del mundo. Pero, son los países pobres los más afectados. La Organización Meteorológica, perteneciente a la ONU, lo confirmó. Es por ello que los países en vías de desarrollo reclaman a los países más desarrollados debido a que son los que menos han contribuido al calentamiento global.

Sus economías dependen del clima y carecen de medios para llevar a cabo políticas de adaptación. Solo la mitad de 193 países integrantes de la Organización Meteorológica Mundial cuenta con sistemas de alertas de peligros múltiples. Una de las consecuencias más preocupantes del calentamiento global es la escalada de la ya grave situación migratoria mundial. El cambio climático es una de las principales causas de migración en el planeta.

El Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos aseguró que de 40 millones de desplazamientos ocurridos en 2020, 30 millones fueron causados por el cambio climático.

Un territorio puede desaparecer por el aumento del nivel de mar, una población no puede vivir en medio de sequías constantes y faltas de agua. Esto plantea un reto jurídico debido a que no existe la figura de un refugiado climático. Además de las migraciones, el cambio climático provoca millonarias pérdidas económicas. Según el Atlas de mortalidad de pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hídricos de los organismos, entre 1970 y 2019 los peligros naturales representaron el 50% de todos los desastres, el 45% de todas las muertes reportadas y el 74% de todas las pérdidas económicas.

Es inevitable preguntarse cómo avanzaría un país si lograra hacer frente al cambio climático para evitar estos efectos devastadores. Podríamos soñar e imaginar que ese dinero que parece quemarse como las emisiones de gases de efecto invernadero podría invertirse en educación, erradicación de la pobreza y defensa de los derechos humanos.


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