Aniversario de una referencia religiosa e histórica del país.
La Cruz de San Clemente: 493 Años
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Por Libertad Sierra Mavarez


Hace más de cuatro siglos, Dios posó su mirada en “la noble y muy leal ciudad de Coro”para sembrar la semilla de la fe y la evangelización en el continente suramericano. Un pueblo igual de rebelde que los Israelitas, domados por una contrapuesta colonización a través de la cual muchos sufrieron los embates de la desidia, el maltrato y la codicia. No obstante, en las tinieblas el Señor se hace luz para todas las naciones y con cetro de esperanza se manifiesta en sus hijos más nobles y sensatos. Es así como llega a estas tierras Don Juan de Ampíes, hombre de grandes valores cristianos y con una diplomacia que lo llevó a lograr uno de los acontecimientos que marcó un antes y un después en la historia de este país: fundar, junto al Cacique Manaure, la ciudad de Santa Ana de Coro, el 26 de julio de 1527, convirtiéndose en la primera capital de la Provincia de Venezuela.
Enmarcado en este hecho histórico, la Iglesia Particular de Coro, conmemoró el pasado 23 de noviembre la fiesta de San Clemente y con ella, los 493 años de la celebración de la primera misa en América Latina, justo en el lugar donde se encuentra ubicada la emblemática Cruz de San Clemente, monumento que guarda una historia de siglos, pues se constituyó en símbolo de la evangelización en el subcontinente sudamericano en 1528, con la evangelización del indio Manaure, líder del pueblo caquetío.
 
El nombre de la referida Cruz, se le atribuye al Papa Clemente I, y fue hecha de madera del Cují, ensamblada y barnizada, está ubicada en el Casco Histórico de Coro y enclavada en un monumento de forma rectangular construido en el año 1866 por Juan Crisóstomo Falcón, realizado en concreto que remata en una cúpula octogonal con cuatro pináculos en cada esquina y cuatro vanos enrejados, a la cual el Estado Venezolano le otorgó la dignidad de monumento histórico nacional en la Gaceta Oficial Nro. 26.210, del 18 de marzo de 1960. Asimismo, años más tarde se construyó en este lugar la Ermita también con el nombre de este pontífice y mártir, en cuyo interior se encuentra colgada un ancla, que simboliza el martirio que vivió San Clemente al ser atado y arrojado al mar. Ambos monumentos, representan un punto de referencia para turistas y visitantes, y un símbolo sagrado para la feligresía católica que peregrina en la Iglesia local.
 
Celebrar este aniversario, en esta época en la que aún se puede evidenciar la belleza de una ciudad elegida por el Señor para constituirse como la madre de todas las Iglesias particulares de Venezuela, es un signo claro de esperanza, un llamado a la confianza en quien todo lo puede, en quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos.