La periodista española Lola Sampedro acaba de publicar su primera novela, "Animal", con la editorial Kailas
"Si no me pagan, No escribo"
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Por Karina Sainz Borgo


Escribe por no callar, y no calla nunca. La periodista Lola Sampedro es una isla del espíritu: no porque haya nacido en Mallorca (España), sino porque todo en su prosa y su conversación tiene la firmeza de las criaturas que viven rodeadas de agua. Nacida en Palma, en 1979, madre de dos hijos y con más de veinte años de carrera periodística, Sampedro empezó a escribir una novela para poner en orden su vida, así lo cuenta trepada al taburete de una cafetería cercana al parque El Retiro. Todo empezó con un ERE y acabó en "Animal", así se titula la ficción que la reportera acaba de publicar con la editorial Kailas.

Escrita en primera persona, Lola Sampedro blasona en "Animal" la osadía verbal del columnista. Más que párrafos, la novela tiene embestidas: sexo explícito y desgarro personal, miedo a la muerte y un apego compulsivo a la vida. Así cuenta Sampedro la historia de Deogracia, Deo, una mujer de cuarenta años en trance de divorciarse de su marido. No sabe el lector cuánto tardará en decidirse, pero la ve merodear, compulsiva y desquiciada, para poner fin a veinte años de matrimonio. La historia sería previsible, de no ser porque el tiempo de casada es el mismo que lleva siendo infiel.

La antiheroína

Deo come y copula en exceso, y no le importa admitirlo. Sólo cuando se acuesta con otros hombres, su mundo recupera el equilibrio. Todo la envuelve: la muerte de la madre, la llegada al mundo de sus hijos, el roce de una piel sobre otra, el ímpetu de quien se sabe heredera de una tradición de sacrificio y hastío que no está dispuesta a mantener. Deo es libérrima, irresponsable y hasta egoísta, pero no por ello resulta al lector menos entrañable. "Es una antiheroína. Es amoral e infiel. No tiene remordimientos. Y aunque repite los roles que ha visto en su familia, intenta ser fiel a sí misma. Es una inmadura y una cobarde, pero al final decide".

Cuando le hablan de feminismo, Sampedro evita cualquier alegato. Esta novela habla de la infidelidad, asegura, pero también de la enfermedad , la muerte, la maternidad. "De la vida, pues", remata ante una taza de café que apenas ha podido probar. Lola habla sabroso y sin pausa, directa como un corrientazo. "Creo que Deo no es consciente de que lo que hace tenga que ver o no con el feminismo. Ella es una mujer desesperada. Mi generación ha vivido bastante más acomodada que las anteriores. La madre de Deo es mi madre. Se trata de cerrar el ciclo". Y de qué forma.

Curtida en la exhibición personal a la que se expone en sus columnas, a Lola Sampedro le traen sin cuidado los eufemismos y las metáforas. "Escribo sexo explícito, no erotismo. No soy una persona sutil", contesta a la pregunta sobre las no pocas estampas lúbricas que aparecen en "Animal". Así es Lola, rotunda como una basílica. Cuando le preguntan qué prefiere, si la columna o la novela, bate la melena y contesta, sin pensárselo: "Son muchos años de columnas, novela he escrito sólo una".

Tenía diecisiete cuando decidió estudiar filosofía y se pasó luego al periodismo. Si empezó a escribir fue por el oficio, ¿de qué va a vivir un reportero si no de darle a la tecla? "Nunca me tomé muy en serio a mí misma como esas niñas que escriben. Si no me pagan, no escribo". Habla ahora la Sampedro periodista, la que trabajó en la delegación de Baleares del diario "El Mundo", la que está hecha a la brega con la columna, un género que estruja con la intensidad, la naturalidad y el instinto de un animal, y no precisamente de compañía. De momento, la reportera aparca el columnismo y la escritura en periódicos, como ha hecho saber ella misma a los lectores de "Fuera de sitio", su espacio en las páginas de opinión de ABC. Son casi las once de la mañana y aunque la Sampedro es más de huracanes, deja a su paso una brisa suave de las conversaciones honestas.

ABC




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