En mañana del sábado 16 de octubre los cincuenta hombres de seguridad apostados en un resort de la urbanización Santa María de Cabo Verde se movilizaron apresuradamente. Minutos después, el inquilino bajo resguardo era llevado a un avión que lo trasladaría a Florida en los Estados Unidos. A las 48 horas Alex Saab Morán, de 49 años, nacido en Barraquilla y también con nacionalidad venezolana se presentaba vía zoom ante el magistrado John 0’Sullivan del Tribunal Federal de Estados Unidos para el distrito sur de Florida asistido por el abogado Henry Bell. El juez se limitó a leer los cargos que se le formulaban y anunció la primera audiencia para el 1 de noviembre para decidir si es posible otorgarle la libertad condicional bajo fianza. El empresario está acusado de 7 cargos de lavado y uno más de conspiración para blanquear y además sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro. El expediente lo vincula con contratos para alimentos de las cajas CLAP y la edificación de viviendas subsidiadas. Sin embargo, se estima que podrían sumarse nuevas acusaciones que implicarían finalmente una condena de 20 años de cárcel. Saab quién mantendría una estrecha relación personal con el mandatario Nicolás Maduro y el alto nivel oficialista, fue detenido el 12 de junio de 2020 en la isla africana seguido por Interpol, y era investigado desde hacía tiempo por las autoridades norteamericanas presuntamente por haber lavado, junto a su mano derecha Álvaro Enrique Pulido, hasta 350 millones de dólares entre 2011 y 2015 para beneficio de personajes del alto gobierno venezolano en la compra de materiales para viviendas desde Ecuador.

El portal Armando.Info, de periodistas venezolanos dedicados a la investigación puso en claro los antecedentes y las variadas y grandes operaciones de Saab, lo que valió a sus reporteros la deportación y la persecución policial, una vez que la magnitud y el alcance de las operaciones, en el marco de las sanciones y restricciones económicas aplicadas por Estados Unidos, obligaron más aún al régimen a sus servicios hasta convertirse en el principal aliado en la creación de una red paralela de intercambio comercial para desafiar el control de Estados Unidos en inversiones y en la importación y exportación de bienes y servicios. Según las autoridades estadounidenses, en este sentido Saab usaría una red de compañías fantasmas en países como Panamá, Colombia, México, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Hong Kong para la importación de alimentos y otras operaciones mercantiles.

En los últimos años la influencia de Saab y el espacio para sus empresas aumentó en los círculos de poder y también se fortalecieron sus vínculos en el actual esquema económico y geopolítico. Hoy resulta claro que en la medida que Estados Unidos y países de la Unión Europea apelan a las sanciones y las restricciones económicas y financieras como presión de guerra también existe un “club de sancionados” que junta esfuerzos y recursos para enfrentarlas y crear zonas de coincidencias no necesariamente políticas. En buena medida Hugo Chávez asumió las bases de una estrategia que a comienzos de siglo dejaba atrás los tiempos de la “guerra fría” y de un corto y breve “mundo unipolar”. Posteriormente, en el contexto de una severa crisis nacional y de aislamiento diplomático, Maduro ha logrado acentuar la línea de la acción multipolar, lo que le ha permitido al país sobrellevar, de alguna manera, el costo de la hiperinflación, la caída del ingreso fiscal y de la producción en medio de una creciente conflictividad política. Ello explica también la reacción de Rusia, Turquía, Irán y otras naciones de condena al juicio y de solidaridad con Saab.

Alex Saab fue detenido en el aeropuerto de Cabo Verde como resultado de la labor de investigación de la inteligencia norteamericana en la escala de un vuelo en la ruta Teherán-Caracas. Fracasadas las gestiones judiciales para impedir la extradición solicitada por el Tribunal de Florida era previsible que se activara su traslado, toda vez que las imputaciones hechas en su contra trascienden lo meramente judicial. De allí que el gobierno le otorgara la condición de diplomático y como tal su incorporación al equipo negociador en el Diálogo de México para procurar con ello su inmunidad en el proceso legal. Además de la importancia y gravedad de los secretos que Saab pudiera aportar contra Maduro y su equipo, lo que ya es capítulo cerrado con la decisión tomada por el gobierno de Donald Trump sobre el mandatario en 2019 que contempla la extradición y el pago de 15 millones de dólares de recompensa por su captura. ¿Qué nuevos elementos requiere la Casa Blanca? ¿Acaso no está pendiente el próximo traslado desde Madrid a Florida del general Hugo “Pollo” Carvajal exjefe de Inteligencia y seguridad del régimen?

Casualmente cuando el empresario se presentaba ante la justicia estadounidense, el canciller venezolano Félix Plasencia se comunicaba telefónicamente con su homólogo iraní Hoseun Air Abdolahian para “forjar una ruta exitosa” de comercio bilateral. Ya en aguas del Caribe navegaba el supertanquero iraní Dino1 con dos millones de barriles de crudo pesado provistos por PDVSA, pese al bloqueo petrolero vigente de Estados Unidos. El conocido analista Daniel Coronell ha escrito sobre un tema ya de fuerte repercusión internacional: “Desde el comienzo los agentes policiales sabían que el multimillonario barranquillero no era el fin último de la operación, sino apenas un medio para encontrar el mapa de los tesoros de Maduro y también rebotar la eventual participación iraní en operaciones de tráfico de armas”. Mientras que en su espacio televisivo el líder chavista Diosdado Cabello fue más directo: “Está ganando dinero Saab? Sí, claro pero puso la cara por Venezuela, trajo hasta gasolina, medicinas y alimentos…”