Recuerdo haberlo escuchado por primera vez en una emisora local en la primera mitad de la década de 1970
EL SWING DE JAMES BROWN
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Simón Petit
En ese momento el locutor de cabina anunció la canción de manera jocosa “Con James Brown: Tengo hormigas en los pantalones y quiero bailar” Y eso fue automático. Me conecté con la canción, la voz y el estilo de quien vi al poco tiempo en un video en la televisión de uno de sus shows. Allí me enganché más con este cantante que tenía una facilidad para hacer coreografías y pasos de baile que lógicamente quería imitar.
Se convirtió en uno de mis ídolos, aunque no era un gran cantante, pero tenía un feeling, un swing que otros no tenían. Y creo que gracias a eso, comenzó a interesarme conocer más de al padrino del soul y al padre del funk. No es cualquier cosa, tales apelativos. Sin embargo, lo que pude conocer en ese momento sobre su oficio de cantar me impresionó.
En 1965, James Brown estaba grabando su canción "I Got You (I Feel Good)" en un estudio de grabación en Nueva York. Estaba tan emocionado con la canción que comenzó a bailar y cantar mientras la grababa. El ingeniero de sonido quedó tan impresionado con el rendimiento de Brown que decidió grabarlo y agregarlo a la canción. El resultado fue una de las canciones más icónicas de la historia del soul y una de las canciones más bailables de todos los tiempos.
Otra anécdota sobre James Brown es que era un perfeccionista. Nunca estaba satisfecho con sus actuaciones y siempre estaba buscando formas de mejorarlas. Una vez, estaba dando un concierto en un club de Chicago y no estaba contento con la forma en que sonaba su voz. Se detuvo en medio de la canción, se fue al baño y volvió con una botella de brandy. Bebió un trago del brandy y luego volvió al escenario y terminó la canción. La audiencia quedó asombrada por la actuación de Brown y le dio una ovación de pie.
Pero hay más: Michael Jackson, el Rey del Pop, fue uno de sus más grandes admiradores e imitadores de su baile, cosa que nunca negó, por el contrario, lo refería con mucho orgullo. En 2003, durante un concierto de James Brown en el Beverly Hills Hotel, Michael Jackson estaba entre el público. Brown lo invitó espontáneamente al escenario. Michael subió, abrazó a Brown con reverencia y bailó unos segundos, desatando la ovación del público.
Luego, Brown dijo al público: “¿Está Prince aquí también?” — y pidió que lo subieran al escenario. Prince apareció, pero en un gesto excéntrico, tiró el micrófono al suelo y se fue sin cantar, alegando que él fue al concierto para ver y aplaudir a su maestro. Jackson luego comentó que fue uno de los momentos más surrealistas de su vida. Dos figuras icónicas en el mismo concierto de su referente artístico es un suceso difícil de olvidar.
Por eso James Brown fue un artista increíble y un verdadero pionero del soul. Sus canciones siguen siendo populares hoy en día y sus actuaciones muy recordadas. Pero hasta él, tenía su ídolo, y ese ídolo era uno de los integrantes de su banda: Maceo Parker, el saxofonista más emblemático del soul y el funk de los 60 y 70.
Brown solía anunciarlo en el escenario con un grito: “¡Maceo! ¡Blow your horn!” — y eso bastaba para encender al público. Brown admiraba tanto su talento que, cuando Parker dejó la banda brevemente, le rogó que volviera, incluso ofreciéndole un aumento y más libertad creativa. Brown decía que Maceo tenía “el sonido que hacía que la gente se moviera sin saber por qué”. Esa conexión entre líder y músico fue clave para definir el sonido del funk que después grupos como Kool & The Gang, The Comodores y tantos más enriquecieron el camino que construyó Brown.