La violencia yihadista continúa en aumento en Nigeria, donde los cristianos enfrentan el riesgo particular de sufrir ataques por parte de militantes islamistas, incluidos radicales del ISWAP (Estado Islámico de la Provincia de África Occidental), el grupo extremista islámico Boko Haram y pastores fulani radicalizados.

Si nos adentramos en Nigeria, la violencia en contra de la población cristiana nigeriana se concentra en el norte, donde doce estados de mayoría musulmana declararon la sharia.

La comunidad cristiana enfrenta una violencia por parte de grupos extremistas en contra de su fe, mientras el gobierno central se hace la vista gorda. Las autoridades nigerianas afirman estar en control de la situación, pero la realidad es otra.

A los cristianos se les impone severas restricciones religiosas. Además experimentan palizas, tortura física, confinamiento, aislamiento, violación, castigos severos, encarcelamiento, esclavitud, discriminación en la educación y la muerte, esto lo experimentan a diario.

EL DRAMA FAMILIAR
Hombres y niños pertenecientes a comunidades cristianas son con frecuencia atacados por militantes islamistas. Este tipo de agresiones tiene como objetivo eliminar a la generación masculina actual y debilitar el crecimiento de las familias cristianas. Además, numerosos hombres, incluidos líderes eclesiásticos, son secuestrados para exigir rescates que generan un impacto paralizante en las familias y las comunidades cristianas.



" En cuanto a líderes eclesiásticos, asaltantes extremistas les dijeron a los cristianos que se convirtieran al islam, pero el pastor y los demás se negaron. Les ordenaron reunirse bajo un árbol y les quitaron las Biblias. Después los llamaron, uno a uno, a la parte trasera de la iglesia, donde los fusilaron".

En cuanto a la situación de las mujeres, las incursiones de militantes islamistas y criminales armados han sembrado el terror con violaciones, matrimonios forzados, esclavitud sexual y asesinatos. Las mujeres son especialmente vulnerables, incluso en los campamentos de desplazados, donde los riesgos de secuestro y violencia sexual son extremadamente elevados.

 
Hay más persecuciones de cristianos en Nigeria que en Arabia Saudita, la sede espiritual del islam. De forma alarmante, Nigeria ocupa el cuarto lugar en la lista de persecuciones cristianas en África.

Si no se detienen estos crímenes, es altamente probable que el continente africano sufra la misma suerte que Oriente Medio: era una región de mayoría cristiana, y ahora los cristianos son una pequeñísima minoría agonizante e indefensa.

Tanto cristianos como no cristianos, líderes religiosos, líderes cristianos, líderes tradicionales y la comunidad en general, deben unirse para denunciar la tragedia que ocurre en Nigeria.