Entre las entrevistas concedidas destaca la gran diafanidad que describió la mecánica de este conflicto
KISSINGER: PREDICE LA GUERRA ISRAEL-IRAN
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Luis Ernesto Fidhel González

Henry Kissinger (1923-2023) será siempre el polémico asesor del Consejo de Seguridad (1969-1973) y Secretario de Estado norteamericano; función que continuó con el gobierno de Gerard Ford (1974-1977). Considerado como un intelectual de las relaciones internacionales, cuya opinión fue requerida por medios de comunicación, su propio gobierno como europeos, se agregan las universidades y academias. Desarrolló una profusa bibliografía; muchos ejemplares son de considerable volumen.

 

REALPOLITIK

Es uno de los representantes del realismo político, no solo por el pensamiento académico, también por su desempeño por llevar la teoría a la práctica; para la construcción de los parámetros de política exterior durante la presidencia de Richard Nixon (1969-1974) denominada “nueva estructura de paz”.

La doctrina del realismo - realpolitik- enfatiza un enfoque firme en intereses nacionales claramente definidos, como objetivos económicos o seguridad, perseguidos con un cálculo pragmático de compromisos y recursos. La política mundial resulta en un escenario donde la seguridad escasea y las grandes potencias se ven obligadas a competir, quiéranlo o no. El idealismo, en cambio, enfatizaba valores morales e ideales, como la expansión de la democracia.

Pragmatismo sería la palabra que los defensores del realismo preferían utilizar durante la administración Nixon para definir la apertura a la China comunista y la distensión con la Unión Soviética, así como la tolerancia hacia líderes autoritarios - Lee Kwan Yew de Singapur-.

Kissinger había descartado el mote de practicar la realpolitik; aclarando no haber usado nunca ese término. Siendo una forma que tienen los críticos de etiquetarlo. Una definición sensata es afirmar que existen circunstancias objetivas sin las cuales la política exterior no puede llevarse a cabo. Intentar abordar el destino de las naciones sin considerar las circunstancias a las que se enfrentan es escapismo. El arte de una buena política exterior consiste en comprender y tener en cuenta los valores de una sociedad, para materializarlos en el límite de lo posible.

Sin embargo, también ha acotado de siempre el haber tenido una visión expansiva del interés nacional, y gran parte del debate sobre el realismo como contra el idealismo es artificial. La forma en que se presenta convencionalmente el debate enfrenta a un grupo que cree en el poder como el elemento determinante de la política internacional contra los idealistas que creen que los valores de la sociedad son decisivos. La opinión de los diversos realistas es que, en un análisis de la política exterior, hay que empezar con una evaluación de los elementos que son relevantes para la situación; obviamente los valores se incluyen como un elemento importante. El verdadero debate es sobre la prioridad y el equilibrio relativos.



REALISMO CON IDEALISMO 

No hay realismo sin un elemento del idealismo. La idea del poder abstracto solo existe en el mundo académico, no en la vida real, afirmaba Kissinger. Como sociedad democrática, no se podía justificar el enfrentamiento ante el pueblo estadounidense a menos que se demuestre que realizó un esfuerzo serio por evitarlo. No quería decir, que se tenía que hacer todas las concesiones que se exigían, pero estaba obligado a presentar ideas que los estadounidenses puedan apoyar.

En este sentido, la realpolitik es una propuesta que no renuncia a las metas ideales, pero asumía que se hace necesario analizar con detenimiento las circunstancias históricas para saber con precisión qué es posible construir en el presente. Siendo La historia una inspiración para imaginar iniciativas diplomáticas que puedan empujar el equilibrio de poder en una nueva dirección. Es también una licencia para líderes creativos, dinámicos y a veces algo radicales.

Kissinger ratifica la preferencia por la democracia genuina siendo el sistema más deseable. Pero en el mundo contemporáneo si se convierte en el objetivo principal genera un impulso misionario que podría desembocar en un conflicto militar. La capacidad política debe ser capaz de abarcar el papel histórico del equilibrio de poder, el nuevo papel de la alta tecnología y la preservación de los valores esenciales. Siendo un Nuevo desafío para este período.



CRÍTICOS

Stanley Hoffmann, consideró la carrera de Kissinger podía resumirse como "la búsqueda de una realpolitik carente de consideraciones morales"; escondiéndose terribles errores, incluso según sus más severos acusadores, crímenes de guerra. Por el contrario, algunos admiradores de Kissinger proyectan una inteligente combinación de pragmatismo, lucidez y eficiencia.

El biógrafo Walter Issacson critica a Nixon y a Kissinger por su indiferencia hacia los valores morales que constituyen la verdadera fuente de la influencia global de Estados Unidos. Ambos practicantes de la realpolitik: mezcla de realismo frío y política orientada al poder que tendía a estar “libre de escrúpulos morales”; utilizando la descripción que Kissinger hizo de Bismarck. Creían, como Kissinger: “la política exterior debía basarse no en sentimientos, sino en una evaluación de la fuerza”».

Patrick Porter sobre las apologías de Kissinger en su forma más contundente consideran la mayoría de sus actos durante el gobierno de Nixon, fueron males menores, actos fríos, pero justificados por razones de Estado, dado todo lo que estaba en juego. El realismo inquebrantable de Kissinger fue un correctivo necesario a la defectuosa tradición wilsoniana, con sus visiones cruzadas y desmesuradas de transformación mundial, fuera proscribiendo la guerra o haciéndola con ambición. Así como transmitió la sabiduría del Congreso de Viena sobre el uso prudente del poder como base para la paz; la distensión que Kissinger y Nixon mantuvieron con la China de Mao marcaría un logro histórico perdurable.

Fue sobre todo – continua Porter- una advertencia sobre el poder. El realismo - la tradición desde Tucídides hasta Morgenthau con la que se identificaba- fomenta la aceptación y respeto por el poder, especialmente el poder duro, como la última ratio de la vida internacional. Ese respeto exigía cierta moderación y un cierto sentido de propósito cívico, dada la tendencia mundial hacia el equilibrio hostil y dado que el poder puede corromper a quien lo posee. Pero no se podía renunciar a la política del poder; no siendo una excusa para ceder a sus corrupciones.

Kissinger, no solo lo respetaba el poder, sino que amaba ejercerlo: será recordado como miembro de la familia realista y su búsqueda de la realpolitik, encarnando su forma más oscura, la cruda y autocomplaciente machtpolitik. El comportamiento de Kissinger lo sugiere Hans Morgenthau - un realista cívico que lo conocía bien - identificó el verdadero motor: “Kissinger ha hecho, durante su vida adulta, muy poco que no estuviera orientado hacia un objetivo particular en términos de su servicio personal y, en particular, de su poder personal. Y ha tenido un éxito eminente”.

Barry Gewen -La inevitabilidad de la tragedia: Henry Kissinger y su mundo- manifiesta que el realismo kissingeriano, está "moldeado por el pesimismo y una visión sombría de la humanidad", por un sentido de la fragilidad del orden político y por poca confianza tanto en el funcionamiento de la democracia como en la inevitabilidad del progreso. Kissinger creía que la política "debe comenzar desde ese sombrío punto de vista" y que la tragedia estalla de manera impredecible en las relaciones internacionales y en toda la política, perturbando a las mayorías democráticas con tanta frecuencia como a las élites codiciosas y belicistas. Esto no puede detenerse con condenas moralistas, sino que debe ser sutilmente contenido, por muy doloroso que sea, mediante actos de equilibrio de poder, organizados por actores políticos hábiles y omniscientes.

La inevitabilidad de la tragedia ayuda a excusar sus errores y atrocidades como costos necesarios para afrontar lo que se denomina las "incógnitas desconocidas": incertidumbre en su nivel más profundo, refiriéndose a eventos o situaciones completamente inesperados porque no existe conocimiento previo ni experiencia que permita anticiparlos, que atormentan a los grandes estrategas.

La insensibilidad siempre había sido el pecado principal de la realpolitik, y no es difícil encontrar ejemplos de una frialdad casi brutal en el historial de Kissinger; impulsada en gran medida por el temor a que las naciones estuvieran a punto de caer como fichas de dominó ante el comunismo. La inclinación de Kissinger a ignorar los procedimientos democráticos y los ideales humanitarios para afirmar que la mayoría de las interacciones políticas no dependen de la ley, la confianza ni la buena voluntad, sino del reconocimiento por parte de cada bando de que el otro tiene suficiente poder para promover sus intereses violentamente si fracasan las interacciones benignas.

CONCLUSIÓN

La apuesta de Kissinger por la realpolitik - política exterior basada en cálculos del poder y en el interés nacional- lo lleva a un marco de interpretación del orden internacional puramente conservador, pero que escapa de cualquier pretensión moralizante y universalista de la política. Es decir, pragmatismo, posibilismo o flexibilidad táctica y eficacia son principios rectores que, de un modo u otro, resultan inviables cuando la política exterior de Estados Unidos se proyecta desde la asunción de imperativos categóricos morales de representación global. La política exterior no debía dirigirse desde los sentimientos ni las convicciones morales, sino desde la evaluación correcta de las fuerzas propias y ajenas.

PROGRAMA NUCLEAR

Kissinger sostenía que Irán había creado una especie de cinturón chiíta desde Teherán, pasando por Bagdad, hasta Beirut. Dándole la oportunidad de reconstruir el antiguo Imperio Persa, esta vez bajo la etiqueta chiíta; pero debían conquistar cada vez más territorio antes de convertirse en una realidad geoestratégica permanente.
 
Señala el haber tenido serias dudas sobre el acuerdo nuclear original denominado Plan de Acción Integral Conjunto, firmado en el 2015 por Irán, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Unión Europea, imponiendo restricciones significativas al programa nuclear iraní a cambio del alivio de sanciones.

Las dudas se fundamentaban que las promesas de Irán serían muy difíciles de verificar, y que las conversaciones realmente crearon un patrón en el que el desarrollo nuclear podría haberse desacelerado un poco, pero se habría hecho más inevitable. Como resultado, los países de la región, en particular Israel —el principal enemigo de Irán—, pero también Egipto y Arabia Saudita — considerados sus principales competidores— se verían obligados a reaccionar, lo que podría agravar la situación.

El problema con las conversaciones nucleares posteriores es que era muy peligroso volver a un acuerdo considerado inadecuado desde el principio y modificarlo en una dirección que lo haga aparentemente más tolerable para el adversario.

Realmente no había alternativa a la eliminación de una fuerza nuclear iraní. Era imposible lograr la paz en Oriente Medio con armas nucleares en Irán, porque antes de que eso suceda, existe un alto riesgo de que Israel tome medidas preventivas, porque no podía esperar a que surjan medidas disuasorias. Solo puede permitirse un golpe. Ese es el problema inherente a la crisis.



La esencia de la preocupación sobre el Acuerdo radicó en que no impedía la nuclearización militar de Irán. Ofrecía una vía para lograrla de forma un poco más lenta, desde la perspectiva iraní. Por lo tanto, el peligro de una guerra preventiva en Oriente Medio continuó e incluso aumentó, con la ventaja de una cierta extensión temporal. Así que ahora, volver al mismo acuerdo que se rechazó, sin ninguna mejora, era una especie de derrota moral.

Kissinger temía el uso de armas nucleares. Una vez que Irán se consolide como potencia nuclear, países como Egipto y Turquía podrían verse obligados a seguir su ejemplo. Y entonces, sus relaciones, sumada a la relación de todos ellos con Israel, harán que la región sea aún más precaria de lo que es actualmente.

 

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