El conocido creador del cinetismo rinde homenaje al maestro de la arquitectura venezolana
VILLANUEVA Y EL ESPACIO TIEMPO
      A-    A    A+


Juvenal Ravelo

En el reciente 125 aniversario del natalicio del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, su universo arquitectónico relacionado con las artes plásticas, siempre me ha interesado desde mis primeras lecciones en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas y mi formación en la escuela práctica de altos estudios de la universidad de la Sorbona en Paris. En estas reflexiones, expreso conceptos y opiniones que mi memoria guarda con admiración por el arte de proyectar y construir.

En las clases de sociología del arte dedicada a la arquitectura gótica, Pierre Francastel, explicaba la relación del tiempo entre el hombre común y el sentido estético que caracteriza a las construcciones barrocas, góticas y las de la era moderna. Decía el historiador y sociólogo de las artes: “Las sociedades occidentales de los siglos XIII y XIV tenían una percepción contrapuesta a lo eterno acorde con el desarrollo de su propia civilización”.

Las catedrales de Notre Dame de Paris, de León en España, de Colonia en Alemania y de Milán en Italia, por ejemplo, fueron construidas con todo el ingenio y la gracia de sus arcos ojivales y, de un ornamento que impuso su estilo con altas agujas y torres como símbolo de elevación.

Los pobladores de la época, las observaban dependiendo de la velocidad de los sistemas de transporte, tiempo que les permitía la interpretación visual entre el transcurrir y las alegorías hechas por artistas y artesanos en sus puertas y fachadas. Todo estaba organizado y concebido por los arquitectos, los gremios y las logias (una fuerza de trabajo colectivo de acción pausada por la ausencia de recursos tecnológicos).

LAS CATEDRALES Y EL AUTOMÓVIL

Los humanos que para entonces vivían en ciclos detenidos y toda construcción de una obra civil de grandes dimensiones como las catedrales, tardaban muchos años en terminarlas. Su planteamiento en los diferentes siglos, corría el riesgo de modificaciones según los criterios de emperadores o reyes, entre otros.

Al relacionar ese período con la arquitectura del siglo XX, hacemos el mismo análisis: un automóvil hoy se desplaza dentro de una ciudad, entre cuarenta o sesenta kilómetros por hora. Sus pasajeros al encontrarse con las fachadas de las edificaciones de la Ciudad Universitaria Venezolana en Caracas, Chandigarh o Brasilia, observan envueltos en una nueva realidad de Espacio Tiempo. He aquí el aporte de Villanueva: “La concepción creativa del arquitecto y del artista plástico actual, se proyecta paralelamente con los avances tecnológicos, científicos y humanísticos”.

Villanueva crea su extraordinario proyecto de interés social y artístico situándose en el nuevo mundo y en la nueva era. Sus ideas sobre el volumen habitacional se erigieron dentro del contexto de la arquitectura moderna, haciendo énfasis en el espacio interior, imprimiéndole personalidad propia a las formas cúbicas, rectangulares, simplificando la línea y creando un equilibrio entre la persistencia estética y la utilitaria, para integrarse con el abstraccionismo geométrico y una proposición cinética de Víctor Vasarely que, en pareja proporción, crecían desde la década de los años 50 del siglo pasado.

 

LA CIUDAD UNIVERSITARIA

Las policromías de Alejandro Otero en las facultades de arquitectura y farmacia de la Universidad Central de Venezuela, junto con las de Mateo Manaure en el Hospital Clínico, son los mejores ejemplos: El público desplazándose a mayor velocidad, en un instante capta las imágenes de los frontispicios de la geometría plana.

El hombre contemporáneo se enfrenta ahora con la relatividad visual de ese nuevo Espacio Tiempo que, según la teoría de Einstein, la duración del tiempo no es la misma para dos observadores que se mueven uno con respecto al otro.



En el nuevo milenio, por encargo del gobierno nacional, intervine con mi propuesta fragmentación del color, la urbanización 23 de Enero en Caracas, como un homenaje al maestro de la arquitectura moderna Carlos Raúl Villanueva. En la década de los años 70 del siglo pasado, estuve visitando la exposición “Villanueva. Un moderno en Sudamérica” en la Galería de Arte Nacional. Allí ví sus proyectos y dibujos a mano alzada. Indudablemente su trazo revelaba al artista plástico que escondió detrás de su inmensa lucidez, pero que trasladó a su pensamiento de hombre visionario, cuando convocó entre otros maestros de Francia a Fernand Leger, Jean Arp y el escultor de estructuras móviles Alexander Calder, quien declaró en Europa que su escultura más importante está en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Todos ellos unieron sus invenciones artísticas en los espacios de ese recinto de educación superior a las de un grupo de insignes pintores y escultores venezolanos.

Villanueva no desdibujo nunca su línea vertical. Su obra de trascendencia universal perdura como él la concibió, sin hacer concesiones, con la mejor recompensa que pueda recibir el hombre: Realizar su sueño con el respeto y la admiración de la sociedad.

 

Obras emblemáticas del maestro Villanueva construidas en Venezuela: La Ciudad Universitaria, Caracas, Urbanización El Silencio, Caracas, 23 de Enero, Caracas, Hospital Doctor Antonio María Pineda, Barquisimeto y Museo de Arte Cinético Jesús Soto en Ciudad Bolívar.



Ver más artículos de Juvenal Ravelo en