Donald Trump y Elon Musk -quién hasta hace una semana era su principal asesor tecnológico-; protagonizan una polémica con acusaciones propias de la farándula barata o las peleas escolares, cuando Estados Unidos es factor principal junto a China de una guerra económica que afecta, de alguna manera, al mundo entero. Musk, “el hombre más rico del mundo” y dueño de las empresas Tesla, SpaceX, Neuralink, Boring Company entre otras, todas en la estructura de la más avanzada tecnología en época de la Inteligencia Artificial, y quien se sumó a la campaña de Trump en la primera línea de combate participando en el enfrentamiento del candidato con gobiernos adversarios como la Venezuela de Nicolás Maduro y sumando apoyo activo a gobernantes aliados ideológicos en América Latina como Milei en Argentina, Noboa en Ecuador y Bukele en el Salvador. Trás la toma de posesión en enero Trump lo encargó del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), donde inició una gestión de saneamiento y control del gasto administrativo pero siempre estrechamente vinculado al mandatario hasta el punto de que un conocido humorista habló de un curioso “gobierno gemelo” contrario al tradicional mandato democrático estadounidense. De allí que la sorpresiva y escandalosa ruptura de los últimos días haya cobrado una inusual repercusión mediática, que ya se refleja en los números de los sondeos de opinión con resultados críticos para el polémico inquilino de la Casa Blanca.
CÓMO SE DERRUMBÓ LA RELACIÓN
Ryan Mac y Kate Conger
Hace seis días, Elon Musk y el presidente Donald Trump intercambiaron halagos en el Despacho Oval.
ESO CAMBIÓ
El jueves, la rápida e imprevista implosión de su relación se produjo en una conferencia de prensa y en las redes sociales, luego de la salida de Musk como empleado especial del gobierno el viernes pasado. En ese momento, el multimillonario tecnológico dijo que esperaba continuar como “amigo y asesor del presidente”.
El bromance relámpago entre Trump y Musk comenzó públicamente cuando el hombre más rico del mundo apoyó a Trump para presidente en julio. Musk se dedicó entonces a hacer campaña en favor de Trump.
Desde la elección, Musk ha parecido básicamente inseparable del presidente al ayudar a dar forma al gobierno federal, a tomar decisiones políticas y a reunirse con otros líderes del mundo como “primer amigo” de Trump.
Pero más recientemente, ha habido indicios de desacuerdo. En una ruptura pública anterior con el gobierno, Musk tachó al principal asesor comercial del presidente, Peter Navarro, de “imbécil”y “más tonto que un costal de ladrillos” en una serie de publicaciones en X, su sitio de redes sociales, en abril.
Musk empezó a criticar públicamente el proyecto de ley de política interior de Trump la semana pasada, diciendo en una entrevista en CBS News que estaba decepcionado por las dimensiones de la legislación y su impacto en el déficit.
A partir de entonces, las cosas han empeorado. El sábado, Trump dijo que retiraría la nominación de Jared Isaacman, empresario multimillonario y aliado cercano de Musk, para ser el próximo administrador de la NASA. Isaacman ha sido un ávido cliente de la empresa de cohetes de Musk, SpaceX, y su retirada fue vista por algunos como un repudio a la influencia de Musk
El martes, Musk contraatacó en X al criticar un ambicioso proyecto de ley republicano de política interior que Trump había respaldado, calificándolo de “abominación repugnante”. El director ejecutivo de Tesla y SpaceX argumentó que el proyecto de ley, que se conoce oficialmente como Proyecto de Ley Grande y Hermoso (One Big, Beautiful Bill Act), podía ser grande o hermoso, pero no ambas cosas.
“Lo siento, pero ya no lo soporto”, publicó Musk. Añadió que la ley iba a “aumentar el ya gigantesco déficit presupuestario” y contrarrestaría el trabajo que había realizado para recortar el gasto público a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental conocido como DOGE.
El multimillonario también insinuó que podría ayudar a desafiar a los miembros del Congreso que apoyaran el proyecto de ley en las elecciones intermedias de 2026. “En noviembre del año que viene, despediremos a todos los políticos que traicionaron al pueblo estadounidense”, escribió. Musk continuó el miércoles su campaña de guerra contra la legislación, publicando en X que acabaría con el proyecto de ley.
“Llama a tu senador, llama a tu congresista, ¡quebrar América NO está bien!”, escribió, refiriéndose a Estados Unidos. “MATEN EL PROYECTO DE LEY”.
Trump dio su primera respuesta pública a las publicaciones de Musk durante una conferencia de prensa el jueves, en la que señaló que estaba “muy decepcionado” con el multimillonario. El presidente también insinuó que habría ganado las elecciones sin la ayuda de Musk.
Musk replicó en X diciendo: “Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos estarían 51-49 en el Senado”.
The New York Times
LA CRISIS SE COMPLICA
Shawn McCreesh
Un choque de titanes, sin guantes y con Kanye West intentando poner paz
Por fin había llegado el momento, y fue tan rastrero, vengativo, personal, mezquino, operístico, infantil, trascendental, desordenado y público como muchos siempre habían esperado que fuera.
“Algo es seguro”, publicó Elon Musk en X a mitad de su implacable ataque de horas contra el presidente Donald Trump, “¡Aburrido no es!”. El choque de titanes había llegado, y se habían quitado los guantes.
La velocidad de la caída fue impresionante. Hasta hacía unos 14 segundos, Musk volaba en los aviones de Trump, se alojaba en sus residencias, se relacionaba con sus hijos. El viernes, Trump lo agasajó con un discurso de despedida en el Despacho Oval y le entregó una novedosa gran llave de la Casa Blanca.
Por fin había llegado el momento, y fue tan rastrero, vengativo, personal, mezquino, operístico, infantil, trascendental, desordenado y público como muchos siempre habían esperado que fuera.
“Algo es seguro”, publicó Elon Musk en X a mitad de su implacable ataque de horas contra el presidente Donald Trump, “¡Aburrido no es!”.
El choque de titanes había llegado, y se habían quitado los guantes.
Pero no todo iba bien. Musk se había estado preocupando por el amplio proyecto de ley de política interior que la Casa Blanca estaba impulsando en el Congreso. El jueves por la tarde el empresario empezó a escupir veneno.
“Sin mí, Trump habría perdido las elecciones”, escribió Musk en X. “Qué ingratitud”.
¡Más afilado que el diente de una serpiente!
Por lo general, cuando Trump tiene una pelea grande y desastrosa en público, es con alguien que necesita de él, un ser inferior que vive con el temor de que le desafíen en las primarias o de ser arruinado de algún modo. Pero ahora se estaba peleando con quien, en raras ocasiones, tiene influencia sobre él: influencia política y económica, y quizá incluso emocional. Cuando Trump dijo el jueves que estaba “muy decepcionado con Elon”, parecía que lo decía en serio.
Pero Trump, en tanto presidente de Estados Unidos, tenía cierta influencia propia.
Reflexionó en Truth Social que la “forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro Presupuesto” sería acabar con las subvenciones y contratos gubernamentales de Musk. “¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!”, añadió Trump, provocando que Musk estallara aún más.
Había un elemento cómico en sus idas y venidas: como Trump y Musk son dueños de sus propias redes sociales, ninguno de los dos respondió directamente al otro. Cualquiera que estuviera siguiendo la conversación desde casa (es decir, todo el mundo) tenía que alternar entre plataformas para seguir a estos vaqueros del teclado mientras se disparaban mutuamente.
“LAS CHICAS ESTÁN PELEANDO” fue uno de los principales términos en tendencia del jueves en la plataforma de Musk. La pelea tenía cierto aire a patio de colegio, y muchos se apresuraron a intervenir. “PICANTE”, publicó Laura Loomer. “Oye, @realDonaldTrump, dime si necesitas algún consejo sobre la ruptura”, publicó Ashley St. Clair, madre de uno de los hijos de Musk. Musk empezó a pulsar el botón “unfollow” en cuentas de aliados cercanos a Trump, como Charlie Kirk y Stephen Miller.
Cuatro horas después del inicio de la pelea, Kanye West surgió como pacificador. “Broooos por favor noooooo”, publicó en X con un emoji de dos personas abrazándose. “Los queremos mucho a los dos”.
Pero parecían haber quedado lejos de cualquier abrazo. Se había cruzado una línea de la que probablemente nunca se podría volver atrás. “Es hora de soltar la gran bomba”, escribió Musk poco después de las 3 p.m.”, @realDonaldTrump está en los archivos Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. Que tengas un buen día, DJT!”. La insinuación de que Trump está relacionado de algún modo con los delitos de Jeffrey Epstein fue especialmente explosiva, dado que gran parte de la base de Trump sigue tan animada por los sórdidos detalles de ese caso en particular.
“Algo para reflexionar”, escribió Musk en otra publicación especialmente mordaz. “A Trump le quedan 3,5 años como presidente, pero yo estaré aquí más de 40 años”.
Las preguntas se arremolinaban sobre la refriega:
¿Hasta qué punto podría Trump, quien ha demostrado no tener reparos en usar al gobierno como arma, ir realmente a por Musk? ¿Están Tesla y SpaceX a punto de ser presa del DOGE?
¿Qué pasaría con el Tesla rojo que Musk estacionó en la Casa Blanca, ese que a los jóvenes ayudantes de Trump les encanta conducir y desde el que publican fotos?
¿Tendría Musk que devolver su llave de la Casa Blanca?