Tenida en la historiografía venezolana como el combate que marco el fin de las guerras civiles en el país
LA BATALLA DE CIUDAD BOLIVAR
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Rafael Simón Jiménez

La Batalla de Ciudad Bolívar librada entre el 19 y el 21 de julio de 1903 se constituyó en el epílogo de la más grande y a la par la última de las grandes contiendas intestinas que azotaron y desolaron a Venezuela durante 73 años, la llamada Revolución Libertadora, que liderizada por el banquero Manuel Antonio Matos, y con fuerte financiamiento de empresas multinacionales, mantuvo en jaque por casi año y medio al régimen de Cipriano Castro.
El colapso del decadente liberalismo Amarillo, abrió las puertas para un relevo de hegemonías en el poder. Cipriano Castro experimentado político y militar Tachirense, al enterarse de la muerte de Joaquín Crespo en la “mata carmelera “, intuye que el tambaleante gobierno de Ignacio Andrade, queda desprovisto de su única base real de apoyo, y se decide en compañía de 60 paisanos a cruzar el Rio Táchira en mayo de 1899, emprendiendo una tan arriesgada como incierta aventura bélica, que seis meses después en medio de las traiciones y volteretas de los viejos caudillos liberales, le permite conquistar el poder y dar inicio a un largo predominio de los andinos que se extenderá por los próximos 45 años.



EL MÁS RICO DE LA VENEZUELA
Cipriano Castro, al arribar a Caracas, esta consciente de la precariedad e inestabilidad de su poder, y sabe que para superarlo necesita avituallar al ejército Restaurador, transmutado en fuerza bélica nacional, para poder confrontar la hidra levantística del caudillaje regional que se levantaran en su contra. Sin embargo, la Tesorería Nacional se encuentra endeudada y exhausta, por lo que debe recurrir de urgencia a los banqueros caraqueños que encabezados por Manuel Antonio Matos – el hombre más rico de la Venezuela de entonces-aceptan en principio auxiliarlo con un empréstito extraordinario, que pronto se consume ante la perentoriedad de los gastos, requiriendo de nuevos suministros de fondos, que ahora los capitalistas no están dispuestos a proveer si no se le ofrecen amplias garantías.
Ante la negativa y el regateo de los banqueros, Castro actúa furibundamente ordenando su reclusión en la terrible ergástula de la Rotunda y amenazándolos con abrir “a martillazos “las bóvedas de sus entidades. Ante la exposición al escarnio colectivo y la inminencia de un traslado a la fortaleza de San Carlos del Zulia, los adinerados ceden in extremis, proporcionando los fondos reclamados por el compulsivo gobernante, sin embargo Matos atropellado y humillado, estará dispuesto a vengar la afrenta, por lo que pronto se marcha al exterior a preparar con todo lujo de detalle lo que será una gran expedición y una amplia alianza establecida con todo el caudillaje regional con un solo objetivo: echar del poder a Cipriano Castro.
Manuel Antonio Matos, contacta en el extranjero a poderosos consorcios internacionales que han visto afectados sus intereses por el nuevo gobierno: el ferrocarril alemán, el cable Francés, y la poderosa compañía del asfalto la New York & Bermúdez Company, todas deseosas de defender sus intereses y dar una lección al belicoso mandatario. El banquero Caraqueño logra generosas y abundantes donaciones que le permiten adquirir armamento profuso y moderno y un barco, que recorrerá las costas de Venezuela armando y avituallando a la poderosa coalición de jefes regionales que se coaligan en la empresa militar.

LA DERROTA
Matos desembarca el 15 de mayo de 1902 en las Costas de Güiria, colocándose al frente de aquella variopinta alianza, que pronto mostraría sus diferencias y contradicciones en el escenario militar, y pese a que al inicio y mediante la incorporación de numerosos jefes militares logra el control de casi todo el territorio Nacional, no logrará rematar la faena y caerán derrotados en la Batalla de la Victoria librada entre octubre y noviembre de 1902, lo que determinará la ausencia de Matos, y la dispersión del ejercito de 16.000 hombres reunidos, cuyos hombres volverán con sus jefes a sus feudos regionales.
El mando del movimiento que aún ocupa importantes regiones de Venezuela, lo hereda Nicolás Rolando, de probado valor e indiscutida ascendencia en el oriente y sur del país, quien luego de intentar incursionar sobre el centro, y ser derrotado por el general Juan Vicente Gómez en la batalla del Guapo, decide hacerse fuerte en la plaza de Ciudad Bolívar, aprovechando que el coronel Farreras jefe de la guarnición se incorpora a las filas rebeldes.


Decidido a liquidar una insurrección que lucía decadente y sin perspectiva, el Presidente Castro decide poner cerco por tierra y agua a Ciudad Bolívar, intimando la rendición de los alzados, quienes bajo la mediación del obispo exigen condiciones para acceder a ella, entre otro el respeto de los jefes de la plaza, entre ellos el coronel que traicionando al gobierno se ha pasado a su bando, lo cual rechazan los voceros oficiales, dando paso a una fiera batalla que se cumple casa a casa y calle a calle, hasta que el 21 de junio de 1903, agotados recursos y municiones los alzados son reducidos, cayendo en manos del ejército gubernamental, que encabeza el vicepresidente Gómez una fuerza integrada por 54 generales, 92 coroneles, 42 comandantes, 32 capitanes, 6 tenientes, 9 doctores y 44 civiles, mas los hombres de tropa y el resto del armamento y municiones en manos de los sitiados.
Era el réquiem de las guerras civiles, y el fin de una matazón de más de 70 años.


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