Yordano En clave de Luna
Por: Con Clase
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Para todo artista, el contacto con el público es un acto vital. En los últimos años, por distintas circunstancias, el cantante venezolano no había podido presentarse en vivo. Se ha desquitado con casi dos meses de gira por Venezuela, demostrando que hay que “Vivir para cantarlo”
Por Yolanda Manrique
Fotografías: Leo Álvarez
Agradecimientos: Ventura Producciones


Dice el refranero popular que, “De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”. Giordano Di Marzo es, sin duda, músico, poeta y, en especial, artista. Un cantante que, con su cadenciosa voz, ha marcado un estilo inconfundible y ha plasmado en la memoria y naturaleza de varias generaciones de venezolanos, su propio temperamento. En este 2022 está celebrando 40 años desde que asumió su nombre artístico. De Yordano se pueden afirmar muchas cosas, pero la más significativa es que jamás se ha traicionado a sí mismo ni a su público, como artista ni como individuo.

“Que veinte años no es nada” suena fantástico en una canción, pero no es tan cierto. Y definitivamente, cuatro décadas de vida artística es una sustancial existencia. Especialmente, para quienes descubrimos la producción nacional en esa edad impresionable en donde la música comienza a adquirir los visos de soundtrack de nuestras propias experiencias.

Es difícil no tener en la mente la figura de un joven de camisa blanca arremangada, en su pose característica con micrófono o guitarra en mano, dispuesto a entregar a su público lo mejor de su repertorio. Yordano es de muchas palabras, todas cantadas, eso sí. La música y lo que ella puede expresar ha sido su mejor aliada para comunicar sus ideas y emociones.

Sus canciones, como las de todo trovador, son relatos que cada quien interpreta libremente. La noche es un leitmotiv que hilvana toda su obra, presente en aspectos propios de ella, como la luna, las luces artificiales o de neón, el humo y, esencialmente, la intimidad que dan las sombras y la oscuridad. Temas, algunos cumpliendo cuarenta años de grabados, atemporales y siempre vigentes.

La nostalgia, un sentimiento que casi siempre acompaña a la poesía y al amor, no cabe en la discografía de Yordano, pues la actualidad que aún se percibe en sus letras no ha sido mellada por el tiempo. Incluso, temas que se podrían incluir en el estilo de canción de protesta, como se conocieron aquellas que se impusieron en la música latinoamericana en los 70, donde se reflejaba la situación social y política, como el caso de “Por estas calles”, siguen impactando en públicos de varias generaciones.

Para celebrar estos 40 años de vida artística, Yordano alcanzó uno de sus más recientes anhelos, como lo manifiesta en su canción, Enamorarnos otra vez: “Llevarte a Caracas cuando pueda ir”. Con una gira por toda Venezuela que culminó en el teatro Teresa Carreño, “40 años Tour – Vivir para Cantarlo”, el artista ofreció sus más recientes temas y recorrió, para el disfrute total de sus fans, un repertorio amplio y generoso de sus más sonados éxitos. Sin duda, elegirlo, no resultó sencillo.

Otro motivo para celebrar: acaba de recibir el Latin Grammy a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, Grammy, en una gala privada realizada en el Mandalay Bay Convention Center de Las Vegas. Un momento único que lo mantuvo expectante varias semanas, desde que fue anunciado. Allí compartió con otras celebridades que también fueron galardonadas, como Rosario Flores, Myriam Hernández, Rita Lee y Amanda Miguel.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de su más reciente producción discográfica?
—Los primeros años viviendo en Nueva York, confinado por la cirugía de implante de médula y posterior tratamiento, fueron realmente duros. Yuri Bastidas, mi esposa, amiga y mánager, me puso en contacto con José Luis “Cheo” Pardo. Lo había conocido cuando apenas él comenzaba con Los Amigos Invisibles. Creo que Yuri consideró que yo también necesitaba un amigo. Fue una colaboración muy importante. Al principio, me costaba, pero poco a poco, fui recuperando la voz y la energía para grabar este nuevo material, que había comenzado a componer, incluso, antes de 2015. Me fui incorporando progresivamente. Lo hicimos en Nueva York, mientras yo estaba en plena recuperación, con músicos en su mayoría, venezolanos, entre ellos, Luis Perdomo, un pianista que hace maravillas con el jazz y la banda de Cheo, Los Crema Paraíso. Soy un cantante de bandas. Al comienzo de mi carrera, nunca pensé en ser solista. Siempre quise estar rodeado de músicos y amigos para integrar grupos en donde expresáramos los sentimientos. Sin embargo, en el proceso de composición, la introspección es necesaria.

¿Por qué la luna y la noche?
—Son palabras que me gustan. Mi hija menor se llama Luna. Pero más allá de eso, los músicos somos seres nocturnos. Especialmente, en nuestro país tan tropical, no me imagino haciendo un concierto al mediodía. Lo más temprano que suelo iniciar una función es a las 8 de la noche. La luna es una figura muy interesante para mí, porque en español, a diferencia de otros idiomas, es un nombre femenino. También tiene una gran influencia en los seres humanos, con toda la carga mitológica, legendaria, esotérica que posee, me da excusas para crear: “Reina de los inocentes / de los comediantes / de los incoherentes…”

¿Cómo han influido las ciudades dónde ha vivido en sus composiciones?
—Realmente, mucho. La protagonista es Caracas. Roma, Londres y ahora Nueva York, son ciudades que me han marcado en cierta medida. Hay que considerar el proverbio aquel que te advierte: “Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede hacer realidad”. Cuando visité por primera vez Nueva York, la ciudad me deslumbró. Pensé, “me gustaría tener la oportunidad de vivir aquí un tiempo”. Las cosas no se dieron como esperaba, pero hay que tomarlas como llegan. Tuve que adaptarme a esa enorme ciudad. En Nueva York camino mucho, cosa que no hacía en Caracas. Hace tiempo, escribí una canción, no muy conocida, “Azul”, casualmente un poco antes del ataque a las Torres Gemelas, en donde la menciono: “Azul el cielo en Nueva York”. Cada ciudad tiene una luminosidad distinta, colores diferentes. Nací en Roma, pero realmente la descubrí adulto, sin embargo, es ahora que siento que la puedo disfrutar de otra manera. En sus callejuelas pude percibir la calidez de mis propios orígenes. Yo diría que Londres me transformó. Viví allí un tiempo y pude escuchar todo lo que se estaba haciendo en materia de rock y pop de los 70. Oí a mis referencias, Rolling Stones, Génesis, Jimmy Hendrix, todo lo que se podía. Fue una época muy importante, porque me dio la perspectiva de por dónde debía ir con mi música. Yo quería hacer rock&roll, como cualquier muchacho en ese momento, pero al estar en Londres, lejos de mi familia, entendí que había algo más que debía explorar, y me enfoqué en algo distinto, más personal. Cuando regresé, armé la banda Sietecuero con Alberto Slezynger, en la que también participó mi hermano Evio. Allí experimentamos con un estilo donde mezclamos sonidos de rock, jazz y ritmos latinos.

Háblenos de la gira que ha realizado en nuestro país.
—Ha sido muy buena. Fueron casi dos meses recorriendo varios escenarios en toda Venezuela. Estuvimos en teatros, salones y al aire libre. El público fue muy bueno, todo fue bonito. El entusiasmo y el cariño de la gente fue muy emocionante. Estoy especialmente deseoso con el regreso al Teresa Carreño. En esta gira tuve la oportunidad de cantar con una banda grande, muy completa, que tenía tiempo que no lo hacía. Todos los músicos que me acompañaron son jóvenes. Lo disfruté mucho. Solo Nené Quintero, que ha tocado conmigo por muchos años, y ha participado en todas mis grabaciones en Caracas, y yo, éramos los veteranos de la banda. La buena vibra de estos excelentes músicos se hizo sentir en cada concierto.

¿Cuál fue su reacción al saber que le otorgaron un premio especial del Latin Grammy?
—Es algo muy importante para mí, porque es un reconocimiento a la excelencia musical, es decir, es una manera de distinguir a los artistas que contribuimos a la música. Es una sensación muy grata, porque voy a coincidir con personalidades valiosas, que también conozco y además, en ese evento, uno tiene la oportunidad de reencontrarse con amigos del gremio, músicos e intérpretes que uno admira y quiere volver a ver. Ha sido muy emocionante sentir que el público también se alegra por ese premio. Me ha hecho muy feliz, una ocasión adicional para celebrar mis 40 años de trayectoria.

¿Está preparando un nuevo álbum?
—No es conveniente que adelante mucho sobre el nuevo proyecto en el que estoy trabajando. La verdad, tengo varios años planificando esta nueva producción, porque siempre me ha gustado demostrar la admiración por los músicos y temas que me han inspirado. Estoy en un proceso de búsqueda de permisos, de recopilación de material, para armar este nuevo proyecto y darle forma muy pronto. Pero no quiero dar muchos más detalles.

Yordano tiene una amplia pero inconfundible gama estilística que se pasea con total libertad por ritmos tan heterogéneos como el rock, el bolero, el reggae o el jazz. Sus letras se enlazan, cual perfectos armazones, a las notas que articula con su guitarra, instrumento con el que se identificó desde el inicio de su carrera y sin el cual es imposible imaginar su estampa. Un repertorio que no envejece, no pierde brillo y sigue formando parte de la banda sonora de los venezolanos y, sin duda, de muchos latinoamericanos.


Yordano, más que festejar 40 años de trayectoria y un merecido Latim Grammy Especial, celebra la vida misma, el amor, la amistad y la música, que nunca dejó de lado, ni en sus más oscuros momentos


En 2020, semanas antes del encierro mundial a causa del Covid-19, lanzó su álbum 14, Después de todo; en él podemos disfrutar “Enamorarnos otra vez”


Las letras de sus canciones están llenas de imágenes nocturnas, frases precisas de amores y desamores, fantasías y romanticismo: “Fue tan dulce y sutil el hechizo no lo pude resistir”