Por Juan Carlos Guinand. La pandemia pasará y los destinos recobrarán su actividad turística (al menos parcialmente). La necesidad humana de descubrir y experimentar lo nuevo no cambiará. Volveremos a viajar.
Venezuela. Turismo responsable de naturaleza
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Viajamos porque nuestro mundo está allí.

El hombre es un ser curioso. Viaja para buscar cosas nuevas, para conocer gente y culturas diferentes. Para ver colores, oler olores y probar sabores nuevos. Viaja porque lo que ya conoce se le hace aburrido o repetitivo.

Al ser preguntado sobre su razón para subir montañas, el extraordinario alpinista Sir Edmund Hillary respondió: “Subo montañas porque están allí”.

Nuestro viaje por el mundo inicia a los meses de haber nacido. Curiosos, nos paseamos gateando por un cuarto y abrimos lentamente una puerta para ver qué hay del otro lado. Allí inicia todo, y cada día que pasa queremos abrir más puertas para conocer y experimentar el “otro lado”.

Vamos creciendo y las puertas se convierten en límites entre locaciones, regiones y naciones. Gatear se convierte en caminar, cabalgar, pedalear. Se convierte en carros, embarcaciones, aviones. Esta necesidad humana de buscar lo nuevo, de descubrir, de experimentar, en fin, de viajar y salir del área de seguridad, viene desde tiempos ancestrales.

 Andes venezolanos


Crecimiento del turismo internacional

El número de turistas internacionales que viajaban fuera de sus países creció durante siglos de forma paulatina. Pero es a mediados del siglo XX que la curva de viajeros internacionales empieza a repuntar de manera exponencial.

Así, de unos 25 millones de turistas internacionales en 1950, pasamos a 1.400 millones de llegadas internacionales en 2019. Esto significa un crecimiento de 5.500 % en 70 años.

En ese mismo periodo, la población mundial pasó de 2.600 millones de personas en 1950 a casi 7.700 millones de personas en 2019. Esto significa un incremento de 296 %. Estas cifras generan interés e impactan a la vista. En el mismo periodo que la población mundial se triplicó, los viajes internacionales aumentaron 56 veces.

El impacto de esta realidad puede tener varias lecturas. Ha sido la costumbre ver el crecimiento de números en términos económicos como algo meramente positivo. Puede ser hora de parar y entender más en profundidad la influencia que estos números generan en los ámbitos local, regional y nacional. Incluso, mundial. Entenderla en todas sus dimensiones.

Por una parte, tenemos claras repercusiones positivas. Entre ellas están:

  • Creación de empleo.
  • Incremento de ingresos económicos nacionales y regionales.
  • Incremento del PIB.
  • Disminución de migraciones por falta de trabajo.
  • Mejora del nivel cultural de la población local.
  • Intercambios culturales en ambos sentidos.
  • Disminución de la minería y actividades ilícitas.
  • Promoción de la tolerancia y la paz por el intercambio cultural.
  • Orgullo e identidad, tanto nacional como local.

Sin embargo, por otra parte existen consecuencias negativas. Entre ellas podemos mencionar las siguientes:

  • Incremento en el consumo de suelo, agua y energía.
  • Destrucción de paisajes.
  • Aumento de la producción de residuos y aguas residuales.
  • Alteración de los ecosistemas.
  • Introducción de especies exóticas de animales y plantas.
  • Inducción de flujos de población hacia poblaciones turísticas.
  • Tráfico de drogas.

Llegamos a 2020 eufóricos porque las proyecciones de turismo seguirían aumentando. Pero la realidad nos paró en seco. Sin ningún preaviso ni preparación, nos hemos visto enjaulados, encerrados, sin una clara visión de qué viene ni cómo viene.


¿Cómo ha impactado la COVID-19 al turismo?

El turismo ha sido el sector económico más afectado por el coronavirus. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad caerá más de 50 % en 2020 en todo el mundo. Más de 75 millones de empleos están en riesgo según el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC por sus siglas en inglés).

Sin embargo, sin tener una total claridad del porvenir, podemos asegurar que la pandemia pasará y los destinos recobrarán su actividad turística (al menos parcialmente). La necesidad humana de descubrir y experimentar lo nuevo no va a cambiar. Volveremos a viajar. Sobran las preguntas:

¿Cómo y de qué manera viajaremos?
¿Cambiará la pandemia la relación y visión de nuestra necesidad de conocer nuevos sitios y culturas?
¿Estaremos preparados para entender cómo afectamos e impactamos cada vez que visitamos un sitio que no es nuestro espacio común?
¿Habremos aprendido la lección desde el sector para prepararnos a un turismo más consciente, humano y sostenible?
¿Entendemos los efectos positivos y el impacto negativo que generan la actividad turística? ¿Estamos conscientes y preparados para ejecutar acciones que maximicen lo primero y minimicen lo segundo?


Listamos algunas predicciones

Como resumen de las múltiples reuniones regionales y mundiales de los expertos en el tema, podríamos predecir que los viajeros pos la COVID-19 viajarán en grupos más pequeños. Visitarán destinos más cercanos a su lugar de residencia. Buscarán experiencias únicas, más ligadas a regiones rurales y naturales.

Tendrán un mejor conocimiento del entorno que visitarán. Buscarán mantener una conexión bidireccional continua con sus proveedores (alojamiento, transporte, actividades, entre otros), para informarse y hacer cambios al instante, si es necesario.

Exigirán que los proveedores de servicio cumplan normas de higiene y salubridad. Así mismo, que los destinos y compañías turísticas tengan certificaciones internacionales que garanticen una óptima calidad de operación y procesos alineados con la sostenibilidad y el impacto local. Es posible que el número de viajeros en el mundo se reduzca, pero la especialización y los nichos de mercado aumentarán.


Venezuela y sus posibilidades

Desde la óptica nacional, podemos decir que Venezuela jamás ha estado en el mapa mundial del turismo de naturaleza, de aventura, ecoturístico o cultural. Por lo que esta lamentable situación global se nos presenta como una oportunidad única que podríamos aprovechar para diseñar un plan de mediano y largo plazo de turismo sostenible, responsable y de impacto positivo.

Podemos desarrollar un turismo adaptado a la nueva realidad, a la nueva visión de los viajeros jóvenes pospandemia. En especial, adaptado a la realidad de un país lleno de carencias y problemas. Pero, al mismo tiempo, un país repleto de maravillas naturales, poco develadas ante el mundo.

 Hermoso y vasto paisaje llanero

Ante la realidad que nos rodea, no podemos cegarnos. Tenemos la devastación de nuestro Amazonas, del Parque Nacional Canaima y del Caura. Los efectos irreparables de la actividad minera. La irracionalidad de las concesiones y construcciones en zonas protegidas como Los Roques y el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare (Estado Falcón).

La lista continúa. La deforestación de los bosques de galería y la contaminación de los ríos. La anarquía en zonas como la Península de Paria y un largo etcétera. Sabiendo esta triste y preocupante realidad, ahora –más que nunca– se hace necesario un turismo verdaderamente sostenible como respuesta a la total decadencia que se nos ha convertido nuestro país.

Para ello tenemos una herencia natural que no hemos sabido proteger, pero que sigue allí, esperando que la aprovechemos, cuidar y mostrar de forma responsable.

Archipiélago Los Testigos, ubicado en el oriente del país


Venezuela: potencial destino de turismo sostenible de naturaleza

Nuestro tiene la opción de convertirse en un destino de turismo sostenible de naturaleza. Para ello contamos con:

Más de 900.000 km2 de extensión.
2.700 km de línea costera sobre el Mar Caribe.
1.000 km de costa atlántica.
El arrecife coralino más extenso del Caribe, protegido bajo la figura de parque nacional.
Más de 40.000 km2 de montañas andinas, con el teleférico más alto y segundo más largo del mundo.
Más de 400.000 km2 de selva amazónica y guayanesa.
Un Río Orinoco de más de 2.000 km de longitud. El tercero con mayor caudal del mundo.
Más de 100 tepuyes (formación única en el mundo).
Más de 30 grupos étnicos en todo el país.
Un sistema de áreas protegidas que abarca más de 40 % del territorio nacional. Incluye 44 parques nacionales, siendo uno de ellos Patrimonio de la Humanidad decretado por la Unesco (Parque Nacional Canaima con 30.000 km2), con la caída de agua más alta del mundo.
5 humedales decretados por la convención de Ramsar.
Sexto país con la mayor diversidad de aves.
Octavo país con la mayor variedad de mamíferos.
Octavo país con la mayor variedad de plantas superiores del mundo.
Un fenómeno único como el Relámpago del Catatumbo, donde se ha medido el mayor promedio mundial de relámpagos por kilómetro cuadrado.
Uno de los 17 países megadiverso decretado por el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (CMCA) de las Naciones Unidas.

 Venezuela es el sexto país con la mayor diversidad de aves


Por todo lo anterior descrito, es indudable que Venezuela se nos presenta como un país cargado de opciones y retos para ser develado ante el mundo como un megadestino. Turismo de naturaleza, de aventura, científico, de cultura y ecoturismo, que tienen que ser desarrollados bajo una concepción de turismo sostenible y responsable. Un turismo de vanguardia mundial.

Esta es nuestra realidad, con todo lo bueno y lo malo. Somos los únicos que podemos decidir si la aprovechamos. ¿Será que ahora, entendiendo lo duro que nos ha tocado vivir en estos últimos meses y años, podremos planificar y desarrollar un turismo de naturaleza de calidad mundial, que genere bienestar a muchas localidades y regiones en todo el país?

Está en nuestra manos.

Tenemos incomparables opciones y grandes retos para hacer en nuestro país un megadestino turístico


¡Hola! Mi nombre es Juan Guinand.
Soy fundador y director de Sitios WAO.
Somos una pequeña empresa venezolana que operamos y promovemos una colección de sitios espectaculares en toda Venezuela. Posadas, casas y haciendas turísticas.
Más allá de ser un servidor turístico, me he empecinado en resguardar y promover nuestro patrimonio pensando en el futuro. Aunque el momento es difícil, en especial para el turismo, creo en el conocido refrán “No hay mal que por bien no venga”.
Desde Sitios WAO hemos emprendido un proyecto de desarrollo sostenible en las comunidades donde operamos. Se llama Comunidades Sostenibles WAO. Y como el cacao está arraigado en las entrañas de nuestra tierra y de nuestra cultura, pues algunos de los proyectos que estamos haciendo están atados al cacao, al chocolate y al emprendimiento.

@juanguinand
@sitioswao
www.sitioswao.com