Por María Alcántara. Países como Venezuela deben realizar un esfuerzo hacia la búsqueda de la competitividad, en particular en el sector turismo, dadas las potencialidades que el país exhibe.
El turismo en el Litoral Central: de Provincia a Estado La Guaira
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Según los historiadores guaireños Martínez (1982) y López (1967), La Guaira fue fundada el 29 de junio de 1589 por el Gobernador Diego de Osorio. El propósito era el de comunicar a Caracas con el resto del mundo y darle un puerto como única alternativa de comunicación factible de la época.

En este sentido, se destaca la primera condición de la fundación de La Guaira: su existencia se origina por una intención cívica y mercantil. Para otros historiadores, La Guaira fue una comunidad nacida de manera espontánea gracias a su función portuaria. Su ubicación y características la hacían un embarcadero propicio para la entrada y salida de personas y mercaderías.


Puerto de La Guaira, alrededor de 1900. Foto cortesía Gabriel Reiner

En este contexto, se deduce que La Guaira no tenía cabildo ni vida autónoma. Sus mejoras, fortificaciones, caminos y control aduanal se decidían por mano de Gobernadores o del Cabildo de Caracas. En este devenir, el 2 de enero de 1601 queda definitivamente decidido el destino de La Guaira como puerto en un cabildo abierto.


Autopista Caracas La Guaira, 1952. Foto cortesía Gabriel Reiner

Así, los antecedentes históricos de la región —hoy denominada Litoral Central—, determinaron su fisonomía en términos políticos,
económicos y sociales. En diferentes etapas, su rol fundamental ha sido el de puerto de entrada o salida del país, tanto de mercaderías como de personas (Pérez Vila y Gasparini, 1986). Esta condición derivó el desarrollo de infraestructuras como autopistas, aeropuerto y puerto, entre otras.


Aeropuerto de Maiquetía, 1960. Foto cortesía Gabriel Reiner


Estación de La Guaira. Foto cortesía Gabriel Reiner

No obstante, su absoluta dependencia de la capital continúa invariable hasta 1987. Ese año se aprueba la autonomía municipal, pasando de Departamento Vargas a Municipio Autónomo de Vargas. En 1998 pasó a ser Estado Vargas.


Terminal de Pasajeros Puerto de La Guaira. Foto cortesía Gabriel Reiner

Luego, por una propuesta del gobernador José Luis García Carneiro (+), el 6 de junio de 2019 el Consejo Legislativo del Estado aprobó la modificación del nombre del Estado Vargas. Pasó a ser oficialmente Estado La Guaira el 14 de junio del mismo año.


La Guaira desde el Cuartel San Carlos. Foto: Mª Cristina Alcántara

Algunas consideraciones sobre el turismo en el Estado Vargas

Los problemas que supuestamente se iban a resolver con la autonomía del Estado Vargas, continuaron presentes hasta 1999. Entre estos, resaltaban:
  1. Fuga de industrias generadoras de empleos.
  2. Creciente desempleo.
  3. Escasez de oportunidades para la formación técnica y profesional de la juventud del Litoral.
  4. Situación miserable de los barrios de la región.
  5. Carencia de una planificación turística que sirviera de plataforma para el desarrollo de dicha de actividad en el Litoral Central.
Al analizar estos problemas, si bien antes de diciembre de 1999 tuvo hechos aislados, el Estado no se había conformado como un destino turístico que reuniera las condiciones necesarias.

Basados en una vocación turística, fueron muchos los vaivenes que se realizaron. Esto es consecuencia de una falta de definición precisa en cuanto a la visión de destino turístico, de estrategias de desarrollo turístico y la consideración de los recursos de toda índole que posee el Estado. Estas circunstancias tuvieron los siguientes efectos:
  • Carencia de una planificación turística en el ámbito regional.
  • Deterioro progresivo de todas las instalaciones recreativas, tales como balnearios y parques.
  • Deterioro de recursos naturales como playas, fauna, flora, montañas y ríos.
  • Deterioro del patrimonio histórico por la falta de mantenimiento y de vinculación a la actividad turística. Asimismo, por el escaso desarrollo de la pequeña y mediana empresa, también vinculadas a esta actividad.
Sin embargo, aun cuando las condiciones no eran las óptimas en el Estado, este era por tradición un centro receptor de recreacionistas, principalmente de la región capital (pernoctación menor a 24 horas), turistas nacionales e internacionales. Estos últimos eran pasajeros de cruceros.

De acuerdo con cifras de CORPOTURISMO (2000), según datos suministrados por el Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia DEX-ONIDEX Maiquetía, fueron:

Año      Número de visitantes
1998     127.392
1999     115.144

Estas cifras representan 16 % y 17 % del total de visitantes en el ámbito nacional.


En el caso de los recreacionistas, según información del Estudio Perfil del Visitante del Litoral Central (Ascanio et al., 1997:1-36), se observó que el promedio del gasto de estos visitantes era de Bs. 15.700,00 por persona (aproximadamente $10 según cambio oficial en octubre de 2003).

De igual modo, se determinó que se desplazaban mayormente en vehículo propio, y en unidades de transporte público colectivo en grupos familiares de 3 a 5 personas.

En este mismo estudio se determinó que el mayor atractivo lo representaban las playas, aun cuando los encuestados señalaron lo limitado y la baja calidad de los servicios. De acuerdo con sus conclusiones, se pudo inferir que las características de los atractivos y servicios del Litoral Central determinaban el perfil del visitante. Igualmente, la configuración de los segmentos de mercado que lo visitaban.

Otro aspecto necesario a destacar es que las condiciones del Litoral Central no eran aprovechadas. Tampoco su ventajosa situación de principal entrada al país por vía marítima (Puerto de La Guaira) y por vía área, con el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

Lo anterior quedó reflejado en las cifras de 1999 cuando entraron por el Aeropuerto de Maiquetía 477.907 turistas y solo 5 % pernoctó en el Litoral. En el caso de los cruceros, de los 115.144 visitantes de 1999, solo 4 % realizó un tour por la región. Esto evidenció la ausencia de una visión articulada sobre un desarrollo turístico para el Estado Vargas.

Con referencia a este estudio, para el año anterior a la tragedia, las unidades de alojamiento turístico según CORPOTURISMO (1998) en el Registro Turístico Nacional, existían 25 establecimientos hoteleros, con una oferta de 1.518 habitaciones y con 3.233 plazas/camas. En atención a su categoría eran:
  • Dos hoteles de cinco estrellas.
  • Cuatro de tres estrellas.
  • Cinco de dos estrellas.
  • 14 de una estrella.
Sin embargo, al igual que se repetía en toda Venezuela, en el Litoral Central existe una oferta instalada de establecimientos que no está clasificada por tipos y categorías, ya que usualmente corresponde a residencias turísticas, hospedajes, pensiones y establecimientos especiales (ciudad vacacional, clubes recreacionales, entre otros).
Según un estudio para 1988 (Olivares et al., 1988:45-49), esta oferta instalada —pero no registrada— representaba 90 % del total en el caso del Litoral Central. De igual forma, se señalaban 117 establecimientos de alojamiento turístico que no estaban registrados. De haberse mantenido la tendencia, bajo las características anteriores, 225 alojamientos turísticos serían parte de esa planta no clasificada para 1999.

El impacto de la vaguada de diciembre de 1999 en el Estado Vargas fue de proporciones tremendas en pérdida de vidas humanas y en destrucción de infraestructuras, inmuebles, entre otros. La situación de emergencia se extendió casi por dos años. Cambió la fisonomía de todos los aspectos del estado: geografía, comunicación, población, actividad económica, recreación y actividad turística.

Se designó una Autoridad Única del Estado para afrontar y gestionar los fondos y la recuperación de las áreas afectadas. Aparte de tomar medidas para resolver la emergencia, en cuanto a proporcionar las condiciones básicas de habitabilidad para las personas que se quedaron en la región.

Esta autoridad, luego de hacer una evaluación de las condiciones y magnitud del desastre, realizó un llamado a profesionales para que presentaran proyectos con el fin de reconstruir el Estado. Se presentaron diversos equipos de expertos con ideas y propuestas. Este esfuerzo no tuvo mayores resultados y se diluyó en el tiempo. La recuperación pasó a manos de la Gobernación y la Alcaldía.

Sin duda, la infraestructura se ha restaurado en cierta medida. Los servicios básicos modestamente, dado el exceso de viviendas que se han construido bajo el programa de Misión Vivienda sin ampliar la capacidad de dichos servicios. Se han recuperado ciertas instalaciones recreativas y patrimoniales, así como se han hecho obras que forman parte de la oferta recreativa.

La plataforma de información expuesta lleva a proponer un nuevo orden para el desarrollo de la actividad turística en el Litoral Central. Ha quedado establecida la posibilidad que la región ha tenido. Y que sigue teniendo en la actualidad, debido a sus diversas vocaciones turísticas, recursos culturales y naturales.

Si bien sufrieron cambios significativos por los eventos naturales de 1999, hoy se han recuperado. Siguen teniendo un valor relevante para atender la motivación de mar, sol y arena de corrientes turísticas nacionales, internacionales, de recreacionistas del área metropolitana y del interior del país.


La Guaira desde Galipán. Foto: Mª Cristina Alcántara

“Diseñar un traje que ajuste bien”

El relanzamiento de la actividad turística del Estado La Guaira demanda nuevas e innovadoras formas de operación. Los principios de productividad, efectividad y calidad tienen que estar presentes, atendiendo a las necesidades de vinculación de la comunidad en dicho relanzamiento.

Esta propuesta es posible a través de los siguientes procesos:
  • Adiestramiento.
  • Capacitación.
  • Ejecución y evaluación de proyectos.
  • Financiamiento.
  • Asesoría y seguimiento de las unidades de negocio.
  • Apoyo al rescate de los valores socioculturales de la región.
Con estos procesos será posible crear productos/servicios únicos, capaces de satisfacer las necesidades y deseos de diversos segmentos de mercado de forma competitiva.

Se trata, parafraseando a Yacopini Zarraga (2000), de “diseñar un traje que ajuste bien”, lo cual se traduce en el diseño de un plan turístico que proponga estrategias de corto, mediano y largo plazo. Estrategias dirigidas al desarrollo de una actividad turística sustentada en formas de operación innovadoras y con criterios de sostenibilidad.

Para tal fin, es necesario considerar las diversas vocaciones turísticas de la región, la participación comunitaria, la vulnerabilidad ecosocial y el rescate de los valores socioculturales.

Se debe tener presente lo señalado por Molina y Rodríguez (1997): en el turismo se ha planificado para incrementar la oferta de habitaciones, de restaurantes, para explotar más atractivos, atraer más turistas, pero no para diseñar escenarios cualitativamente superiores y diferentes.

Este enfoque puede representar para el Estado La Guaira la posibilidad de desarrollar propuestas de intervención de la realidad, dentro de la “nueva normalidad”. Con estas propuestas, alcanzar un futuro determinado, donde prevalezca una visión clara de destino turístico, la participación de la comunidad modelando la realidad y formas de operación innovadoras bajo criterios de sostenibilidad.

En este proceso de diseño se debe captar la naturaleza del entorno económico y social de la región, dada las influencias que la ubicación ejerce sobre la productividad y su crecimiento (Porter, 1999). En otras palabras, las empresas no pueden:
  1. Emplear técnicas de logística si no existe una infraestructura de transporte.
  2. Competir empleando una estrategia basada en la prestación de un servicio exquisito, si no existe una oferta de personal bien preparado.
  3. Operar de manera eficiente si tienen una gran cantidad de trámites burocráticos y negociaciones con funcionarios de la administración. O si están ubicadas en una localidad donde el sistema judicial no resuelve los pleitos de manera clara y justa.
Estas situaciones consumen recursos y tiempo y no contribuyen a mejorar el valor ofrecido a los clientes. En tal sentido, cualquier propuesta de unidad de negocio a mediano y largo plazo, dirigida a conformar redes de servicios y cúmulos o concentraciones de empresas interconectadas, debe estar enmarcada en un ámbito que ofrezca estabilidad, seguridad y coherencia en las acciones que se acometan.


Uno de los roles su fundamentales de La Guaira ha sido el de puerto de entrada o salida del país, tanto de mercaderías como de personas. Foto: Mª Cristina Alcántara

Una cita final de la autora, que si bien proviene de un trabajo presentado en un Congreso organizado por la Universidad Complutense de Madrid (España), en 2006, su consideración —personalmente creo— sigue teniendo vigencia en la actualidad.

Cita:
Crecimiento, desarrollo, progreso y evolución, aun cuando son conceptos que se integran son diferentes y como lo estableció Olivera (1964):

“Crecimiento significa sólo el crecimiento temporal de curvas; desarrollo supone crecer temporalmente, pero incorporando el potencial existente; progreso supone el aspecto distributivo del crecimiento y desarrollo, tanto a nivel regional, como en los estratos sociales; y evolución supone un cambio cualitativo de las instituciones correspondientes. Igualmente, puede representar altos estándares de calidad de vida, prosperidad nacional, habilidad tanto de la nación como de las empresas para generar más riquezas que sus competidores y un clima que estimula las mejoras continuas y desestimula la paralización”.

Es por ello que países como Venezuela deben realizar un esfuerzo hacia la búsqueda de la competitividad, en particular en el sector turismo, dadas las potencialidades que el país exhibe.

Esta voluntad debe llevar hacia la articulación y coordinación de un sistema turístico en donde el logro del éxito sea una responsabilidad compartida por todos, con el conocimiento que la naturaleza de la competitividad está en constante evolución y requiere de un seguimiento permanente en lo que acontece en el ámbito mundial (Alcántara y Longa, 2006).


Referencias documentales

Alcántara, María C., Longa, Omaira. (2006). La Competitividad Del Turismo en Venezuela Bajo La Teoría De Porter. Congreso UCM, Madrid, España.
Ascanio, Alfredo, Ascanio, Marisela, Alcántara, María y Zancudo, María. (1997). Perfil del Visitante del Litoral Central. Estudio encargado por la Gobernación del Distrito Federal. Caracas.
Ascanio, Alfredo, Ascanio, Marisela, Alcántara, María, Bacci, María y Zancudo, María. (1998). Perfil del Visitante del Estado Miranda. Estudio encargado por la Corporación Mirandina de Turismo CORPOMITUR. Caracas.
CORPOTURISMO. (1998). Registro Turístico Nacional. Corpoturismo. Caracas.
CORPOTURISMO. (2000). Turismo Receptivo y Emisor. Capítulo 1. CORPOTURISMO Caracas.
López, Carlos. (1967). La Guaira, causa y matriz de la Independencia Hispanoamericana. Oficina Técnica de Mindefensa. Caracas
Martínez, Rafael. (1982). La Guaira Histórica y Otros Escritos. Editora Equinoccio. Caracas.
Molina, Sergio y Rodríguez, Sergio. (1997). Planificación Integral del Turismo. Un enfoque para Latinoamérica. Trillas. México.
Olivares, Nerio, Alcántara, María, González, Lola, González, José, Longa, Omaira, Ávila, Arévalo Rodríguez, Rafael. (1988). Centro Turístico Integral: Estudio de Factibilidad. Universidad Simón Bolívar, Núcleo del Litoral. Venezuela.
Pérez Vila, Manuel y Gasparini, Graziano. (1986). La Guaira. Orígenes Históricos - Morfología Urbana. Armitano Editores. Venezuela.
Porter, Michael. (1999). SER COMPETITIVO, Nuevas aportaciones y conclusiones. DEUSTO. España.
Yacopini Zarraga, José. (2000). Entrevista no estructurada, tema Venezuela desde la Guerra Federal hasta nuestros días. Caracas.