Si un dolor o enfermedad te paraliza, imposibilitándote seguir con tus actividades cotidianas, estás perdiendo tu energía vital. Cuando la vitalidad mengua, es porque tu límite de resistencia se desbordó, por lo que el cuerpo te dice pausa.
Tienes que escucharte y sentirte, porque nuestro cuerpo se comunica. Si no lo escuchas a tiempo, te va a gritar, enfermándote, para que hagas reposo.
El propósito es que te mires adentro y te conectes con todos los asuntos pendientes que te generan dolor, rabia y ansiedad. Entretanto, te invito a resolverlos o resignificarlos. Nuestro cuerpo físico pierde su equilibrio debido a estados mentales negativos, tales como: baja autoestima, resentimiento, celos, envidia, falta de compasión e incapacidad para mantener relaciones interpersonales próximas, entre otras.
Los reposos, debido a alguna dolencia, te permiten volver a elegir y respetar más tu cuerpo, tu sensación de integridad, compasión, benevolencia, amistad y amor. Revísate y decide cultivar tu equilibrio emocional. Restáurate por dentro, descubre: ¿Qué te apasiona? ¿Qué te divierte? ¿Qué te hace reír? Qué tanto compartes con personas importantes para ti, para que te llenes de momentos placenteros.
Abre espacios en tu vida para el disfrute. Para pensar e identificar aquellos aspectos que te incomodan en tu vida. Atrévete a vivir diferente buscando siempre mantener tu mente serena y en paz.
Por último, Mikao Usui, quien creó una técnica terapéutica llamada Reiki, planteó cinco principios que son norma de vida.
Él sugiere que solo por hoy:
• No te irrites.
• No te preocupes.
• Sé agradecido.
• Trabaja con diligencia.
• Sé amable con los demás.
Si en verdad lo aplicas a tu vida, mejorará tu salud mental y física. Celebra la vida con salud, recuperando tu energía vital. ¡Te lo mereces!
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