Ciudad colonial, cuna de Jacinto Lara, de quien se conmemoraron en febrero los 160 años de su fallecimiento.
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Por ÁLVARO MONTENEGRO

En la foto principal: Ruinas de la Iglesia La Pastora. Foto: David Lara   

El prócer de nuestra independencia y la de Colombia, Ecuador y Perú, Juan Jacinto Lara Meléndez nació en Carora y murió en Barquisimeto un 25 de febrero del año 1859, a la edad de 81 años. Sus restos reposan en el Panteón Nacional de Caracas desde el año 1911 porque ese hombre representa un conjunto de valores patrióticos y éticos indiscutibles. Se retiró de la vida pública tal vez en protesta por la separación de Venezuela de la Gran Colombia, lo cual no impidió que en el año 1881 la Asamblea Legislativa decretara su nombre al estado que lo vio nacer.

La bella ciudad de Nuestra Señora de la Madre de Dios de Carora fue fundada en el año 1569 por Juan de Tejo, en una hondonada que se cuenta era el fono de un lago prehistórico, ubicado donde termina la formación andina y comienzan las serranías del estado Falcón y de la Cordillera de la Costa. En el lugar aparentemente había un caserío indígena caquetío llamado “Bariquigua”. Como casi todos los asentamientos españoles en la época colonial, Carora fue destruida y refundada unos años después, con el nombre de San Juan Bautista del Portillo de Carora. 


Capilla del Calvario.    

TRADICIONES ANCESTRALES

Lo mejor que tiene Carora, además de sus habitantes, es su historia y tradiciones. Cada esquina del centro histórico, o cada piedra de sus calles adoquinadas parecen contar algún pasaje interesante que haya ocurrido en el poblado. La Capilla del Calvario es preciosa, la Catedral de San Juan Bautista respira historia, al lado está la casa de los Álvarez donde durmió Bolívar durante su viaje a Colombia en el año 1821. Además, todas las fachadas coloniales del centro, especialmente las que están en la calle San Juan, son realmente hermosas. Por cierto, el club social más antiguo de Venezuela está en el centro de Carora. Es el Club Torres que funciona desde el año 1898 en una casona colonial construida en 1724.


Club Torres de Carora.   

La sociedad caroreña ha sido siempre muy orgullosa de su gentilicio y muy auténtica en sus posiciones. Las guerras federales dividieron a casi todos los venezolanos, pero en Carora las diferencias entre conservadores, que llamaban godos, y liberales llegaron a extremos como el que originó la leyenda de la “maldición del fraile”. Idelfonso Aguinagalde era un cura liberal y dicen que detestaba tanto a los conservadores, que hasta en los funerales en vez de bendecir a los fallecidos godos los maldecía con disimulo. El hecho es que pusieron preso al cura en la casa Álvarez al lado de la catedral, donde dicen que todavía aparece su sombra, y al expulsarlo del pueblo lo montaron en una burra mirando al revés, para que viera a Carora hasta el final como castigo. Cuando llegó a la frontera del municipio cuentan que Aguinagalde al bajarse se quitó las sandalias y las limpió a fondo “para que no quedara ni un grano de polvo de Carora en sus pies”. En el acto maldijo a los godos caroreños hasta su quinta generación, y así nació el cuento de la maldición del fraile.


Capilla del Calvario. Foto: Johnny Gomes  

EL DIABLO SUELTO EN CARORA 

Otra de las herencias ancestrales de Carora que vale la pena que conozcan antes de visitarla es la del diablo. De a voz del cronista de Carora escuché dos versiones. La primera habla de que unos hermanos de apellido Hernández contrabandeaban entre Carora y Coro, y un día del año 1736 apresaron a uno de ellos. Los otros hermanos fueron a liberarlo de su sitio de reclusión, con tan mala suerte que mataron a uno de los guardias. Los alcaldes del pueblo eran Tiburcio Riera y Adrián Tuñón de Miranda, quienes persiguieron a los hermanos Hernández hasta que éstos últimos se refugiaron en el convento de Santa Lucía de la calle Falcón. En esa época los conventos eran como las embajadas ahora, daban asilo y no podía entrar la fuerza pública. Pero los alcaldes amenazaron a los curas de que si no les entregaban a los hermanos Hernández quemarían el convento con todos adentro. Los frailes tuvieron que soltar a los refugiados, quienes fueron fusilados en plaza pública en el acto. Ese día hubo cinco muertos en Carora, un pueblo tranquilo donde nunca pasaba nada. Allí la gente comenzó a decir que el diablo andaba suelto en Carora. El alcalde Riera fue luego puesto preso por otros asuntos, y ejecutado en el puerto de La Guaira. El alcalde Tuñón de Miranda huyó a Colombia, dicen que con un dinero robado del erario público.

La otra versión que me contó el cronista fue que en el siglo XVI había un matrimonio formado por Pedro Ávila e Inés de Hinojosa viviendo en Carora. Doña Inés era muy bella y también tremenda. Contrataron a un profesor de baile español de nombre Jorge Voto para enseñar a la dama, quien pronto se enredó sentimentalmente con su instructor. Entre los dos decidieron asesinar al marido porque les estorbaba en sus amores. El profesor se disfrazó de cura y apuñaló al marido engañado. La pareja asesina se refugió en la iglesia, y de allí se fugaron a Colombia. La gente atribuyó el horroroso crimen al diablo suelto en Carora. En Colombia los fugados se casaron, pero Doña Inés continuó con su diablo adentro y se enamoró de otro hombre de nombre Pedro Rivera. Entre los dos ¡asesinaron al profesor de baile! Afortunadamente esa vez fue la última, porque la mujer fue ahorcada por la justicia colombiana. Dicen que para ser caroreño, hay que creer en el diablo.

CÓMO LLEGAR

Carora queda a unos 102 kilómetros de Barquisimeto, que se recorren en una hora y cuarto aproximadamente por una carretera con paisajes áridos pero muy agradables.

DÓNDE ALOJARSE

La posada Los Granados es una magnífica opción de alojamiento en Carora. Una casa colonial hermosa con patio interior, corredores, y habitaciones muy cómodas. Calle Lara, # 5-80, Carora. Teléfono: (0252) 422.02.88

DÓNDE COMER

En el “Comedor Bariquigua”, que es el restaurante de la posada Madrevieja, ubicada en la avenida Miranda con calle Cristo Rey, disfrutará la comida tradicional venezolana en su mejor presentación. La tostada caroreña es sensacional y el dulce de paleta caroreño de muerte lenta. Teléfono: (0252) 421.25.90. Pruebe también los famosos granizados caroreños que venden en la calle. Deliciosos.

NO OLVIDE

Visitar las Bodegas Pomar, donde se elabora el mejor vino de Venezuela. Comprar queso caroreño delicioso en Lácteos Carora, o queso de cabra en Las Cumbres.   


Viñedos de las Bodegas Pomar.