Lo más retador para quien además de graduarse, tener hijos en la institución y ser profesora, fue la aceptación en el Centro Excursionista Loyola (CEL), pero paso a paso consolidó su presencia y el de las otras niñas
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Pedro Rojas

Elena (Nana) Rodríguez es graduada en la segunda promoción de Humanidades, año 1978 y ha sido profesora del Colegio San Ignacio por muchos años. Además es madre de un antiguo alumno de la institución.

Lo que significó formar parte de los primeros momentos históricos que vivió el colegio, en su nuevo sistema mixto, lo expresa recordando que al principio, “no nos percatamos de la importancia que tendría para el Colegio la inclusión de niñas. Mi papá, El ‘Cojito’ Rodriguez, era exalumno y yo tenía cinco hermanos estudiando en el Colegio. Apenas tomaron la decisión del sistema mixto, mi papá me inscribió sin dudarlo. Yo venía de un colegio de monjas, a pesar de ello, me adapté inmediatamente”.

Sin embargo, apunta que “no sucedió lo mismo con algunas compañeras, a quienes les costó mucho la adaptación. Personalmente, para mí significó un cambio radical en mi vida estudiantil: me sumé inmediatamente al Centro Excursionista Loyola (CEL); el voleibol femenino que lo impulsamos nosotras y hasta formamos nuestro grupo de Gaitas”. 



-¿Qué fue lo más retador que como adolescente pudo vivir en esa etapa académica?
-Lo más retador fue la aceptación por parte de los varones, de mi presencia en el Centro Excursionista Loyola (CEL). Fue muy difícil que nos aceptaran y nos permitieran ir a las excursiones y los campamentos. Incluso El Padre Galdos que era el Asesor del CEL no me permitía ir a las excursiones. Mis compañeros de la Promoción 1978: Raúl Castillejo, Martín Echevarría, Xabier Santamaría, Vicente Gonzalez, Carlos Guerrero, y Héctor Cantele de la Promoción 1977, fueron los que apoyaron y animaron a seguir con mi sueño de ser celista.

Agrega que “comenzamos a salir de excursión al Ávila: Pico Naiguatá, Pico Oriental, Ño Tigrito, La Piedra del Indio, etc. Luego comenzamos con los viajes a Mérida y escalamos las cinco Águilas Blancas y en varias ocasiones cada una. Orgullosamente puedo decir, que fui la primera mujer que se promesó en el CEL en el año 1980. El propio Padre Galdos me promesó.



-¿Qué ha podido ver y comparar de los años en los que fue alumna y esa transición a ser profesora de la institución?
-Lo que he podido ver a través de los años es que las niñas se han ido integrando de una manera formidable a todas y cada una de las instituciones del colegio, logrando incluso ser partícipes en la Junta Directiva: La Banda, el CEL, Ecos de Alumnos San Ignacio (Edasi), y se han formado equipos femeninos en voleibol, gimnasia, natación, los bailes, las gaitas y más.

-¿Alguna anécdota en especial de aquellos años en los que estudiaba en la institución?
-Recuerdo muchas anécdotas jocosas. Por ejemplo, cuando sonaba el timbre del recreo, los varones se colocaban a ambos lados del pasillo principal donde está la Virgen, y nos silbaban y se metían con nosotras. Pero también recuerdo cuando jugamos nuestro primer partido de voleibol, que fue contra el Colegio Teresiano, todos los varones fueron al partido y nos apoyaron muchísimo. Ese día fue para nosotras muy especial, nos dimos cuenta que ellos nos veían como parte de ellos, como ignacianas, como alumnas del Colegio

-¿Conserva amistades de los años en los que estuvo en la institución?
-Por supuesto. Mi mejor amiga, Eveling Baptista, estudió conmigo en el Colegio. Y tengo contacto permanente con toda la Promoción: nos hemos reunido sin interrupción cada cinco años desde que nos graduamos. En el 2018 cumplimos 40 años de graduados y volvimos a reencontrarnos. Dato curioso: Toda mi vida he tenido un deporte que es el ciclismo. Varios de mi grupo de la Promoción 1978, tenemos nuestro "Team LOYOLA 1978", que al menos dos, tres veces a la semana salimos juntos a hacer paseos en bicicleta, por Caracas, y también por zonas cercanas a Caracas, como San Antonio de los Altos, Alto Hatillo, La Guaira. 



Entre sus compañeros de equipo de promoción están William Romel Benedetti, Rafael Anselmi, Manuel Benatuil, Fernando Vollbracht e Ignacio Llorente. “Somos una promoción muy unida y muy participativa”, apunta.

-¿Cómo fue el proceso de la siguiente transición, al ser también madre de un alumno del colegio?
-A mi hijo le inculqué el amor por el Colegio desde que entró en los Pollitos (Pre escolar de los hijos de los profesores). Adoré cada minuto que mi hijo fue alumno del San Ignacio. Puedo decir que mi hijo recibió la mejor educación, no sólo académica, también el compromiso social, el liderazgo ignaciano, el deporte...todo eso lo ayudó a ser quien es hoy día: un ciudadano íntegro.

-¿Qué extraña de su paso por el Colegio San Ignacio?
-Extraño a mis compañeros de excursión, al CEL y todo lo que significó esa Institución para mi.