El camino que se inició en 1975 ha dado sus frutos: hace 34 años el colegio es completamente mixto, las ignacianas se han integrado. ¿Qué las distingue? Definitivamente su vocación de servicio
      A-    A    A+


No la tuvo fácil el padre Dionisio Lahuerta cuando, hace 45 años, decidió que el Colegio San Ignacio de Loyola debía adaptarse a los nuevos tiempos y abrir su educación a la población femenina. Hubo críticas y rechazo, pero la voluntad del padre rector, así como la del personal docente, la Compañía de Jesús y sobre todo la de las madres de aquellas 32 alumnas pioneras repartidas en kínder, preparatorio y cuarto año de Humanidades, hizo posible que, al día de hoy, más de 1.500 alumnas hayan sido formadas bajo el precepto de Ignacio de Loyola: En todo amar y servir.

Aquel camino que se inició en 1975 ha dado sus frutos: hace 34 años el colegio es completamente mixto, las ignacianas se han integrado y han asumido liderazgos en el Centro de Estudiantes, la Banda de Guerra, el Centro Excursionista y en Edasi, y se han sumado a disciplinas deportivas como básquet, fútbol, voleibol, natación y los equipos femeninos de gimnasia y baile. Hoy 38% de la población del colegio es femenina y 664 alumnas hacen vida en él.

Pero, ¿qué distingue a una joven ignaciana? Definitivamente su vocación de servicio, su preocupación por el entorno, la ayuda desinteresada al prójimo y la voluntad de contribuir con el desarrollo de la sociedad en la que vive, de transformarla e intentar, desde su ejemplo, ser agente positivo de cambio. Ha sido esto posible gracias a la formación recibida, al empeño de profesores, padres y representantes, sacerdotes y hermanas, y, sin duda, al apoyo de esa mayoría masculina con quienes compartimos un objetivo común: ser mejores personas, comprometidas con nuestro país, con valores y principios que no se negocian.

Un grupo de exalumnas, junto con el colegio y sus instituciones, especialmente Asia, hemos querido honrar los 45 años transcurridos desde que aquellas primeras estudiantes ingresaron al colegio. A pesar de que 62% vive fuera del país, como reveló una encuesta que realizamos, las plataformas digitales nos permitirán celebrar este aniversario tan especial. El objetivo es transmitir el legado, el orgullo que para cada una de nosotras representa ser ignacianas, las fortalezas laborales y personales generadas por la oportunidad de estudiar en el colegio y desde allí construir puentes con las que hoy, en las aulas del San Ignacio, se forman para integrarse a una Venezuela y a un mundo en constante transformación que demanda humanidad, solidaridad y compromiso.

Nuestro propósito, a través de “Yo soy ignaciana”, no es otro que celebrar los valores que nos unen, que nos identifican como colectivo y, entonces, compartirlo con quienes mañana serán las mujeres destinadas a ocupar posiciones importantes en una sociedad que cada día mira más a la mujer como agente de cambio. Ya lo dijo San Ignacio de Loyola: “Pasar haciendo el bien”.


Hilda Lugo
Promo 1992