Copio para Uds. El texto de la carta y una reflexión posterior al acto y las festividades.
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Por Julio Simón Castro Méndez


Después de 18 años consecutivos de paso de mis hijos por el colegio, 13 propios, 13 de mi padre y algunos extras de mi hermano, primos y de trabajo en el colegio en varias instituciones, tuve el honor de leer unas líneas para los graduandos de la promoción 92 ( año 2019) que recién termina en el colegio y se incorporan a las filas de ASIA.

Hablar en ese contexto y en Venezuela como marco me obligó a tratar de encontrar algún arraigo histórico ignaciano que pudiera conectar con valores trascendentales de la humanidad, un mundo de muchos y rápidos cambios y una Venezuela golpeada por la injusticia, También era un reto hablar a unos jóvenes que habiendo pasado unos de los tiempos mas felices de sus vidas, ahora enfrentan retos inmensos en una sociedad que pide a gritos nuevos rumbos, nuevas referencias, nuevos códigos, pero quizá era una oportunidad para hacerlos ver hacia delante en valores, en vivencias y en arraigo lo que en los años recientes han vivido; esta generación es probable que haya vivido uno de los periodos mas convulsos de la sociedad venezolana y lo han hecho en primera persona. No podía soslayar el hecho de encontrarme en varios escenarios de la vida cotidiana del país con amigos ignacianos comprometidos con el país en los mas variados ámbitos, esto como una valor gregario y añadido a muchos de los otros valores que aquí cosechamos, muchos de ellos con compromiso de su seguridad, negocios,libertad, incluso la propia vida como estandarte para defender esos valores que quería resaltar.

Copio para Uds. El texto de la carta y una reflexión posterior al acto y las festividades.


Estimado Rector Jesus Orbegozo.S.J.
Estimada Directora Marielena González,
Estimadas hermanas de Cristo rey
Estimados Profesores, queridas madrinas
Estimados amigos ASIA, SIPRE y demás instituciones .
Estimados Padres y familiares

Queridos Graduandos

He tratado de imaginarme sin mucho éxito la conversación entre Iñigo de Loyola y francisco Javier donde discutían que hacer con sus vidas a los 19 años en la universidad de Paris donde se conocieron . Parecía claro que su misión era ir a tierra santa a rescatar la cristiandad del mundo no cristiano . Los hechos al final fueron diferentes, Javier partió como misionero al oriente lejano en un momento donde los cristianos que llegaban a la china eran decapitados. Javier después de naufragios, navegar el equivalente a tres vueltas a la tierra y varios años de periplo y paradas en los lugares mas recónditos del mapa como: Mozambique, Ceilán, Birmania, India, Indonesia, Sri Lanka, llega a Japón, en su trayecto aprende varios idiomas nativos y traduce el catecismo al japonés, convirtió a miles de almas, también ayudó a gobernantes locales y luchó contra la corrupción de aquellos tiempos, 20 años después fallece y es enterrado en Goa (provincia portuguesa en India) y solo su brazo derecho es retornado a Roma como reliquia y símbolo de lo importante que llegó a ser en la cultura asiática.

Hoy Uds. comienzan una vida nueva, una vida con misión, eso implica que donde vayan deben discernir el entorno y hacer que sus valores trasciendan para una sociedad mejor. Esa misión puede adquirir diversos matices : ser un emprendor social en áfrica, investigar en alguna de las mejores universidades, trabajar en una compañía de tecnología, tener su propio empresa, también por que no, en nuestro propio suelo (que tanta injusticia tiene); creo que el dilema actual,no es si irse o quedarse, creo que el gran dilema es si sus valores, su cultura, su fe y su país se quedan dentro de Uds.(no importa donde estén geográficamente).

Ya se acabó la época donde las filas de villa Loyola estaban marcadas en el piso, donde en timbre signaba las horas, donde las carrileras de la piscina, o las rayas de cal de los campos o los 12 minutos de los bailes, son signos nos dicen que esta bien y que esta mal, ahora el mundo es mas ancho, mas diverso, mas difuso, hay menos marcas, solo los guiara de aquí en adelante lo que aquí y en su casa aprendieron.

Estoy seguro de que estamos en los albores de un nuevo tiempo para nuestro país, y estoy convencido (no por que sepa algo que Uds. no saben), estoy seguro por que he visto a sus hermanos ( ignacianos ) en los barrios mas pobres país, en las cárceles, en las mejores universidades del mundo, en los pueblos mas recónditos, en las fronteras mas complejas, en los partidos políticos, en las ONG, en emprendimientos, en los salones de clase y en todos ellos destacan por su compromiso adentro y afuera del país; es la hora de Uds., de su generación, no tengo ninguna duda que sobre sus hombros nuestra realidad cambiara para mejor. Para que eso sea una realidad necesitamos que sean sabios, no solo en conocimiento que adquirirán de ahora en adelante, también necesitamos que sean sabios en valores, en esos valores que aquí vivieron. Esos valores que son atemporales y cuyo capital está bastante completo después de 13 años, a diferencia de sus conocimientos que ahora es que comienzan. Para ejercer su capital de valores solo hay que comenzar a ejercerlos hoy y a diario.

Los primeros contactos de Iñigo para francisco Javier subrayan la reflexión de que la virtud y el conocimiento son estériles si no son trasladados a los demás. La claves de Iñigo quedaron plasmadas claramente en la vida de Francisco Javier, este estudió en la Sorbona en Paris y vivió intensamente su fe en el limite de la civilización de sus días, fue hacia un mundo desconocido, inhóspito, inseguro y entendió que comprender su entorno era la clave para lograr sus propósitos, estudiar y actuar (amar y servir ), esa fue la clave.

No puedo terminar sin recordar una canción que aprendí en estas misma aulas hace treinta y tantos años, que compuso (Miguel Matos, S.J.) un jesuita que vive aquí mismo; aunque suene raro esa canción ahora tiene mucho más vigencia local que en aquellos tiempos, en esos días la canción hacia referencia a dictadores y luchas en centro américa y Suramérica, hoy lamentablemente refleja nuestro día a día.

¨nuestra fe no puede descansar hasta desterrar del continente, el hambre, la tortura, la miseria y terror ese es el mandamiento del amor ¨.

Queridos graduandos hoy como padres estamos muy felices 130 veces felices, tienen una misión, sean misioneros. Misioneros de su país, misioneros de su fe, misioneros de sus principios, allí donde estén.

Dios bendiga a Venezuela

San Ignacio los guie y la virgen del colegio los proteja

Caracas 29 Julio 2019.

Mis letras (y las palabras que dije con mucha dificultad) esa tarde tenían un objetivo principal: los graduandos, sabía de antemano que los padres y amigos ex alumnos que allí estaban me entenderían, presumía que los padres también entenderían, pero en un mundo de códigos tan cambiantes no estaba tan seguro que mi mensaje pudiera llegar en medio de unos de los días mas importantes de sus vidas con tantas prioridades a su alrededor. El abrazo, apretón de mano y las palabras profundas de esos jóvenes en las horas siguientes me transmitieron una comprensión y análisis de lo que quise expresar, inclusive en la celebración; todo esto me dio la satisfacción de sentir que pude hacer llegar esta pequeña reflexión.

Dentro de los padres graduandos había algunos de ellos que no pudieron estar por razones muy disimiles, solo quisiera que llegara el momento en el país donde ningún padre deba de quedarse sin ver a sus hijos en una hora tan importante, ya sea por ser perseguido político o por tener una visión del país diferente al resto de los demás.