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Por Natalia Serra


Cuando mi mamá planteó la idea de ir a Turquía no lo podía creer, porque es uno de esos países que oyes su nombre y suena lejano y desconocido (en el sentido de que es una cultura totalmente distinta a la que uno está acostumbrado).

Visitamos Estambul primero, y la primera impresión fue lo movida que es la ciudad; ¡tardamos más de una hora en llegar al hotel por la cola que había! Nuestro hotel quedaba en Beyoglu, cerca del metro, que se volvió nuestro mejor amigo, ya que era la única manera de trasladarnos y evitar el tráfico, y a dos cuadras de la avenida Istiklal, súper movida, llena de negocios de todo tipo, comidas, dulcerías y ropa.

Una de las cosas que vi, bueno, oí, tanto en Estambul como en Capadocia fueron los rezos durante el día. No estoy muy segura de cómo es la cuestión, pero sé que a ciertas horas del día tienen que rezar, por lo que proyectan el rezo en todas las mezquitas, y con altavoces, haciendo que se oiga en toda la ciudad.


Vista del Estambul y el Bósforo en la noche.   


La primera noche el hotel nos recomendó un restaurante a la orilla del Bósforo, en el puente Gálata, donde comí el mejor hummus que he probado en mi vida, y como el resto de la comida disponible era marina, no quise comer más nada (no soy muy fan). Luego la mañana siguiente, antes de visitar el Gran Bazar, desayunamos en un restaurante que era abierto, anónimo, (debe haber tenido nombre, pero no lo recuerdo), a la salida del metro, donde nos sirvieron un desayuno para compartir que tenía todo tipo de cosas, y bueno, para mí, este fue el lugar donde nació mi amor por el queso feta


El desayuno...   


Del lado dulce, visitamos una cadena que se llama Mado, donde probamos una gran cantidad de postres típicos que estaban muy buenos. También, de suerte, entramos a una tiendita, en una callecita cerca del bazar, donde vendían todos los tipos de mieles que existen (o al menos así parecía).

No sé si por Instagram han visto unos vídeos de gente haciendo shows sirviendo helados, como quitándolos, escondiéndolos, cosas así; bueno, eso es típico en Turquía, y como he dicho antes, yo no soy muy fan del helado, sin embargo igual quería vivir la experiencia. Me llevé una sorpresa, porque además de que el acto fue muy divertido, el helado estaba buenísimo.

Fuimos a Hagia Sophia, uno de los lugares más interesantes para visitar en Turquía por su historia tan extensa; también fuimos a la mezquita Sultan Ahmed Mosque, donde vimos como es una mezquita activa por dentro y aprendimos un poco más sobre la religión. Visitamos el Palacio Topkapi donde aprendimos más de la historia turca de los siglos XV y XVI.


Hagia Sofía es espectacular desde afuera; adentro es magnífica.   



Otro detalle del interior de Hagia Sofía.    


Un lugar muy interesante para visitar es la Cisterna Basílica, una cisterna subterránea que data desde antes del siglo X, es inmensamente grande y tiene muchísimas columnas. Las cosas que más atraen de este lugar son: su antigüedad, las cabezas de medusa que se encuentran a la base de dos columnas de la cisterna, las cuales y no se sabe su origen; y el hecho de que una escena de la película “From Russia with Love” de la saga de James Bond fue grabada allí.


El interior de la Cisterna Basílica.   



La cabeza de Medusa.   


Si quieres tener una gran vista de la ciudad, deberías visitar la Torre Gálata. El espacio que tienes en el mirador es un poco angosto, (súper estrecho, casi una atracción de Disney sin las medidas de seguridad), pero vale la pena para ver Estambul desde arriba.


La Torre Gálata.   


El Gran Bazar es una experiencia única. Si deseas comprar algo dentro de este mercado puedes averiguar, regatear , negociar y volver a regatear con los vendedores un precio donde ambos queden satisfechos; lo sé porque compré dos pulseras. Allí venden todo tipo de cosas típicas de Turquía, por lo que vale la pena ir, sin dudas.

Después de Estambul, fuimos a Capadocia donde pasamos dos noches para tener un día completo y disfrutar del tour verde. Llegamos a Goreme, a uno de los hoteles-cueva típicos de la ciudad. 


Goreme, en ese terreno es lógico que haya cuevas.   


En Capadocia hay dos opciones, en caso de que quieras tomar un tour, el rojo y el verde. Nosotros escogimos el verde porque los puntos de visita eran más interesantes.

Fuimos a un mirador con vista panorámica de Goreme, donde se puede apreciar mucho más el paisaje que verás durante toda la estadía.


En una tienda típica en Goreme.   


Luego fuimos a la fábrica de ónix y joyería, allí conoces más de este tipo de piedra que es característica de la región. Por responder una pregunta bien durante el tour me gané un pedazo de ónix de segunda clase, es decir, que es un poco más difícil de conseguir. Cuando terminas el tour puedes bajar a la joyería y comprar alguna cosa que te guste.


Las vistas de la región de Capadocia parecen de otro planeta.   


También visitamos el Monasterio Selime que es una iglesia hecha de piedra en su totalidad de mucha antigüedad.

Caminamos por el Valle de Ihlara para disfrutar del paisaje y llegar a el lago de Nar Crater donde hay unas casitas muy pequeñas para comer dentro, estas están sobre el lago.

También visitamos la ciudad subtarránea de Derinkuyu, donde bajas tanto en el subsuelo que llega un punto que tienes que pasar agachado. Aunque sea una travesía un poco fuerte, fue mi parte favorita del tour (aparte de ganarme el ónix).

La mañana siguiente, antes de irnos, vimos los globos salir desde una especie de mirador que quedaba cerca de nuestra posada, y fue uno de los momentos más lindos del viaje. No pudimos montarnos en uno porque no reservamos con tiempo, y en los dos días anteriores había habido mal tiempo y estaban sobre vendidos, y ni pagando; así que si quieren montarse en un globo asegúrense de reservar con tiempo.

Turquía es un país rico en cultura y muy distinto de los otros lugares de los que he hablado, y aunque en un principio tenía mis dudas en querer visitarlo, tengo que admitir que la pasé muy bien, y recomiendo ir a ambos sitios.


Los Globos de Capadocia


Todo comienza muy temprano.   



Antes de que salga el sol, se comienzan a llenar los globos con aire caliente.



Poco a poco se van llenando los globos.



El sol comienza a salir junto con los globos...



... y allá van, un espectáculo inolvidable.



Y siempre hay uno que quiere ir antes que los demás ...