NUESTRO PITAZO INICIAL
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Para que una nación progrese en el fútbol debe implementar cambios profundos en varios niveles, desde la base hasta la cúspide de su estructura deportiva. Los logros más efectivos deben centrarse en el desarrollo del talento joven, formación de entrenadores, la profesionalización de la gestión a realizar y la creación de una cultura futbolística sólida.

El Pitazo Inicial se dará con la reestructuración del fútbol base como objetivo exitoso a largo
plazo; primero se debe realizar un censo de las academias existentes en todo el país y verificar que sus infraestructuras y organización sean de absoluta calidad y accesibles para todos los niños, independientemente de sus ingresos. Países exitosos en este deporte como Alemania, España, Brasil y Francia entre otros, han demostrado el alto valor de estos sistemas.

El entrenamiento estructurado debe ser complementado con el juego no estructurado. Ese fútbol callejero establece la cultura del juego libre que fomenta la creatividad, la habilidad técnica (estas edades tienen el llamado cerebro esponja) y el amor por el fútbol. La mejor manera de capitalizar este esquema de trabajo es tener una red bien capacitada de ojeadores, que detecten el talento en edades tempranas y, por supuesto, un plan de desarrollo claro que llene de conocimientos y ejemplos a estos talentos. Tenemos que estar claros que deben ofrecerse programas de formación rigurosos y accesibles para la educación del entrenador, que se centren en la técnica, en la táctica y en el desarrollo integral del jugador.



Otro detalle clave del éxito es ¿A qué jugamos? Eso lo podríamos llamar: Filosofía de Juego. Para ello hay que establecer una filosofía de juego nacional unificada para todas las categorías, desde las selecciones infantiles hasta la selección absoluta. Sin duda alguna esto garantizará una progresión coherente de los jugadores a medida que suben de categoría.

El siguiente punto es crucial para el desarrollo del talento nacional y el fortalecimiento de una estructura altamente competitiva. No es complicado, hay que mejorar la gestión de los equipos y llevarlos a clubes, mejorar los arbitrajes y por supuesto debe existir la transparencia financiera. Seguido a esto, ya con formato clubes, estos deben tener los incentivos para invertir en sus canteras y dar oportunidades a los jugadores juveniles. Esto va a reducir la dependencia de jugadores extranjeros y por supuesto fortalecer el talento nacional. No estamos en contra del jugador extranjero, todo lo contrario. Deseamos que cuando nuestra liga llegue al nivel competitivo que aspiramos —y en eso los resultados que obtengan nuestros equipos en Copas Libertadores y Sudamericana nos indicarán automáticamente el buen nivel en el que estamos— quieran venir a jugar nuestro torneo.

Debemos decir que se ha crecido en la construcción de infraestructuras físicas adecuadas, sin embargo falta muchas más; crear más centros de Alto Rendimiento y en lugares estratégicos desde el punto de vista geográfico y cultural. Esto último, trabajado en buena lid, incrementará nuestra identidad y arraigo.

Igualmente aprovechar todos los avances tecnológicos que existan, integrando la ciencia del deporte, los conocimientos antropológicos, la nutrición y otros, para optimizar el rendimiento de nuestros futbolistas y la prevención de lesiones.

Todos los factores que rodean a nuestro fútbol, incluyendo a los propios futbolistas, deben profesionalizarse; esto quizás pudiera leerse como redundante pero no, todos y cada uno, incluyendo los futbolistas, deben prepararse adecuadamente para sus funciones y su desarrollo personal de sus propias vidas.

El mismo organismo rector del fútbol en nuestro país debe ser un modelo a seguir. Debe existir la transparencia en todos los sectores federativos, ese liderazgo impoluto será vital para generar confianza e invertir eficazmente los recursos en el desarrollo de nuestro balompié. Todo esto suena muy bien, pero si no existe una sinergia fluida entre el ente federativo, los clubes y las academias existentes, no se podrá garantizar un proyecto exitoso.

En nuestro país, siempre se ha dicho que el béisbol es el deporte nacional, realmente su campeonato suele tener una gran afluencia de aficionados, buena organización y un despliegue comunicacional de muy buen nivel, pero nuestro fútbol tiene muchos más jugadores federados, desde las categorías infantiles hasta juveniles, y sin embargo se sigue fracasando en competencias internacionales, año tras año.

Todas las sugerencias escritas son un sustento de garantía, pero no servirán para nada si no se crea una cultura futbolística sostenible; para ello el fútbol debe ser visto como un vehículo para el desarrollo social ,y esto se puede lograr con programas de sensibilización en las comunidades, de la mano de proyectos que puedan inspirar a las siguientes generaciones.

El éxito no se construye de la noche a la mañana. Se necesita un plan a largo plazo, con suma paciencia y una inversión sostenida.

Implementando estos cambios y seguramente otros que surjan en el camino, de forma integral y sistémica, una nación puede establecer las bases necesarias para prosperar de manera prolongada en el mundo del fútbol.