DE LOCOS Y PAPAS
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Por: Pedro García 
Locutor de Radio y Tv.
Narrador y Comentarista deportivo en Radio Deporte, Meridiano TV, Mega TV, ESPN Radio Miami y ahora en P&P 89.9 Fm en Caracas, Venezuela.
Columnista para Der Spiegel, El Diario de Madrid. Apasionado del deporte.


Una de las cosas más sorprendentes de este mundo, es la capacidad que tiene Dios, para mover eso que llaman “Los hilos de la vida”.

El mundo, pero sobre todo Argentina, lloran la desaparición física de 2 de sus ídolos, uno deportivo y otro que quizás sea el más grande Argentino de todos los tiempos. Jorge Bergoglio (1936) y Hugo Gatti (1944) rindieron casi al unísono su último aliento terrenal. Bergoglio quiso ser futbolista de su San Lorenzo querido, mientras que Gatti, sabía que iba a ser futbolista desde el día que nació.




Aunque cada uno en su cancha y circunstancias, los dos tuvieron que hacerle frente a situaciones que cambiaron la vida de muchas personas. Uno desde el arco y, el otro desde el púlpito.

Gatti, el loco, le regaló a su gente, la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1977, con su Boca Juniors de toda la vida. Bergoglio también fue un campeón mundial, pero contra la injusticia y a favor de la inclusión.

En la cancha fueron rivales; Bergoglio, el sacerdote, tenía acceso a los camerinos del Ciclón, su San Lorenzo y justo antes de cada clásico contra el Boca de Gatti, les daba la bendición a los jugadores para que precisamente vulneraran al arco contrario, mientras el loco, a pesar de su sobrenombre, se encomendaba a Dios para dejar su arco en cero.




 
Bergoglio, quien hace 12 años fue rebautizado como Francisco, se fue a Roma para jamás regresar a la Argentina. En los últimos años Gatti se fue a España a recibir el amor de una fanaticada que le había olvidado en Argentina.







En el Vaticano, hoy se vivieron 9 días de duelo y hasta tenemos nuevo Papa, ahora uno que ama el Baseball. En Buenos Aires, una fila de gente viajó desde toda la nación a despedir a su ídolo deportivo. En Madrid el pasado 4 de Mayo se le otorgó un minuto de silencio nada más y nada menos que en el Estadio Santiago Bernabéu, el templo del fútbol que jamás le vió jugar, pero que lo amó como a una leyenda merengue.

El Loco y el Papa podría ser el título de una comedia, pero en realidad son personajes que cambiaron el rumbo de una nación en vida y, en su partida a otro plano. Si Bergoglio necesitaba escolta, para ese viaje al reino, se buscó al más pintoresco de sus acompañantes, quizás van por el camino hablando de fútbol, que al final es igual que la vida misma.

Descansen en paz.