Por: María Cecilia Peña.
Fotógrafa Profesional. Comunicadora Social con master en Comunicaciones y Cultura de los Medios. Community Manager, Productora de Videos creadora de Multimedia. Promotora del Fútbol Femenino a nivel mundial con el programa de Adidas Breaking Barriers.
Portera de Fútsal en el Atlético Taurinense de tercera división en Italia
Articulista en el diario "El Nacional"
Instagram: @macepena
En el ámbito del fútbol femenino, cada vez más entidades de peso como la FIFA, UEFA y clubs deportivos líderes están rompiendo barreras históricas. Lo que siembre ha sido un tema tabú por fin comienza a recibir la atención científica que merece. El ciclo menstrual y su influencia en el bienestar y rendimiento deportivo: un área largamente ignorada que ahora se coloca en el centro del debate y la investigación.
El ciclo menstrual ha sido un tema silenciado en el mundo del deporte, era la excusa perfecta para no entrenar y generaba vergüenza en las jugadoras. ¿Cuántas veces pedíamos uniformes con shorts de colores oscuros para evitar mancharnos? ¿Cuántas veces escondíamos las compresas o simplemente no entrenábamos para evitar accidentes? ¿Cuántas veces el dolor de vientre no nos dejó competir dando nuestro mejor rendimiento? Son todas situaciones que generan límites físicos y mentales en las jugadoras y que nunca fueron resueltas por el miedo a tocar el tema. La mayoría de las atletas afirman que no han recibido suficiente educación sobre la relación entre su ciclo menstrual y la práctica del deporte o el ejercicio físico.
Entender cómo las fases del ciclo afectan el cuerpo y mente de las atletas puede marcar la diferencia entre un excelente y un terrible rendimiento, ya sea para prevenir lesiones o exponerse a ellas sin saberlo. La conciencia corporal y hormonal no es solo una herramienta sino también una ventaja competitiva y una gran ayuda al bienestar personal.
Comúnmente se asocia el ciclo menstrual solo con los días en los que se tiene la menstruación pero en realidad este proceso incluye varias fases que influyen directamente en el estado físico y emocional de la atleta. La fase folicular en la segunda semana del ciclo, por ejemplo, se caracteriza por un aumento de estrógenos. Este aumento hormonal favorece la entrada de glucosa en las fibras musculares y esto se traduce en un mejor rendimiento durante ejercicios de alta intensidad.
El estrógeno también contribuye a la reparación muscular, un proceso esencial en entrenamientos exigentes o al momento de realizar movimientos poco habituales. Estas propiedades antioxidantes ayudan a reducir el daño muscular generado por el ejercicio. Todo esto sugiere que, para algunas atletas, la primera mitad del ciclo podría representar una ventana ideal para optimizar la recuperación física.
Ojo! Cada cuerpo es diferente y una parte clave del proceso de adaptación al ciclo consiste en aprender a escuchar sus señales. No respetar los tiempos de recuperación adecuados ni proporcionar al cuerpo el combustible necesario puede ser causa de fatigas, lesiones o enfermedades. Aunque el estrógeno trae beneficios evidentes como buen ánimo, mayor motivación y mejor masa muscular, también puede reducir la rigidez en tendones y ligamentos, lo que podría aumentar el riesgo de lesiones en ciertas fases del ciclo.
Lo más útil es observar los patrones personales. Por ejemplo, si ciertos dolores o molestias coinciden regularmente con etapas específicas del ciclo, es importante registrarlo y tenerlo en cuenta en el futuro. La clave está en transformar el conocimiento en estrategia. Conocer el propio ciclo permite anticipar síntomas, planificar entrenamientos y saber cuándo es mejor exigirse o cuándo conviene bajar la intensidad.
Esta autoconciencia no solo mejora el rendimiento individual sino que también fortalece el trabajo en equipo al permitir que cada jugadora aporte desde su mejor versión física y emocional.
No es un secreto que este tema ha sido tendencia en el mundo del deporte femenino en los últimos meses, las investigaciones siguen en desarrollo pero los primeros resultados ya están disponibles en la web. Trabajar en sintonía con el ciclo menstrual no es una debilidad o una limitación sino una oportunidad para revolucionar la preparación física y mental de las atletas. Con investigación, educación y apertura, el deporte femenino avanza hacia un modelo más humano, más inteligente y sobre todo ¡Más justo!