Nuestro pitazo inicial de siempre, se enfoca en los análisis y conclusiones de uno o diversos temas, relacionados con el balompié mundial, con la idea de contribuir a mejorar su accionar en pro del desarrollo equilibrado de toda su infraestructura.

En esta novena edición, hacemos una parada obligada en el fútbol venezolano, que lucha sin cesar, para surgir de una buena vez y para siempre en todas sus categorías. Sin embargo, seguimos viendo marcadas fallas de planificación en las secuencias de las prioridades que se deben tomar en cuenta en toda organización. En este caso, hablamos del torneo profesional y en sus resultados, que aunque son meros datos, sirven de termómetro de estudio para apreciar con cordura nuestro nivel de competitividad y, si a esto le sumamos el nivel de juego que solemos presentar, concluímos que no estamos a la altura de los equipos de paises vecinos y socios de conmebol con los que competimos.

Este año nuevamente comenzó a desarrollarse la liga monumental, una copia muy parecida a la nueva modalidad mundial circense, de cómo desarrollar el juego de fútbol. Podemos entender que la humanidad requiere de nuevas configuraciones en la forma de ver la vida, la sociedad, de ver la tv, de escuchar la radio, las celeridades impresionantes de las redes sociales y las formas como nos han hecho cambiar las perspectivas de vida y obra y así sucede en el deporte y específicamente en el fútbol.

Podemos aceptar que ese formato de fútbol show, que copia las modalidades de la kings league y otras afines, se desarrollen en países cuyo balompié se mantiene en la cima del fútbol mundial, o al menos entre los veinte primeros del ranking fifa, pero no es el caso venezolano, lamentablemente.