Por ARLÁN A. NARVÁEZ-VAZ R. (*)
Promoción 1966
Entre mis reminiscencias especiales se encuentra una moneda ya inexistente, la Locha, muy asociada con mis días escolares porque lo que mi papá me daba diariamente para la merienda eran 2 Lochas. Desde que tengo memoria hasta poco después de graduarme de economista, en 1972, las monedas eran de cuproníquel (la Puya, con valor de 5 céntimos y la Locha, con valor de 12 ½ céntimos) o de plata (el medio, con valor de 25 céntimos; el real, 50 céntimos, el bolívar, los 2 bolívares y el Fuerte o Cachete, de 5 bolívares).
Siempre me dio curiosidad el valor tan singular de la locha (12 ½ céntimos) y como mi papá sabía mucho de casi todo lo que le preguntara de niño, me explicaba con mucha naturalidad que era la mitad de un medio (Bs 0,25) y que el medio se llamaba así porque era medio real, de manera que una locha era un cuarto de real y por eso le decían también cuartillo… Mi pregunta siguiente quería encontrar respuesta a por qué la referencia era el real y no el bolívar completo y él pacientemente me relataba que se trataba de una costumbre que venía desde tiempos de la Colonia; pero, para tratar de de rescatar la predominancia del bolívar, me explicaba que la Locha se llamaba así porque como valía un octavo de bolívar y, como anteriormente a un octavo le decían ochavo (todavía el diccionario de la RAE incluye esa palabra), a la moneda la llamaban “la ochava” y como al decirlo sonaba “lochava”, para abreviar ese nombre pasaron a llamarla simplemente Locha.
Una puya (5 céntimos) y una locha (12.5 céntimos) de 1944.
Como dije antes, la Locha también se le llamaba cuartillo pero solamente cuando se juntaba con un real, por ejemplo, era muy común oír decir “real y cuartillo”, es decir 62 ½ céntimos. Incidentalmente, recuerdo que en un programa de televisión del Profesor Néstor Luis Negrón, donde participé como parte del equipo del Colegio San Ignacio (junto con Carlos Pacheco y creo que con Sálvano Briceño), una de las preguntas que pesó para que le ganáramos a nuestros contrincantes fue “¿Cuántos céntimos son real y medio y cuartillo?, a lo que respondimos de inmediato: “¡87 ½ céntimos!”
A pesar de su valor tan pequeño, la Locha tenía mucha aplicación y de allí han derivado expresiones que aún se usan. He aquí algunos ejemplos:
* “Pan de a Locha”, ya que durante mucho tiempo así se le decía a una pieza de pan, de tamaño equivalente a media canilla, también llamado “pan francés”. Poco se ve ahora este pan en las panaderías, de hecho, las maravillas del “socialismo” prácticamente han hecho desaparecer cualquier tipo de pan, razón por la cual en las puertas de las panaderías se ven largas colas a las horas en que van a venderlo, lo que demuestra lo terriblemente vil que era lo que ellos llaman “la 4ª República” (realmente la República Civil o Democrática) porque como siempre había pan y no había que hacer cola para comprarlo, la gente no aprovechaba para socializar en ellas.
* “Me cayó la locha”, expresión que hoy se usa para decir que uno cayó en cuenta o entendió algo. Para entender su uso original hay que saber que en las fuentes de soda o bares habían unos aparatos llamados Rockolas que tenían un discos de vinil de 45 ½ revoluciones, con las canciones de moda (una por cada lado del disco). Para oír la que uno quería había que meter una Locha y, como a veces no caía bien por la ranura, cuando lo hacía y empezaba a tocar la canción seleccionada solía exclamarse ¡Me cayó la Locha!
* “La pregunta de las 64 mil Lochas” A principios de la década de los años 1960 hubo un programa de preguntas donde a cada concursante se le formulaban hasta 5 preguntas, la primera de las cuales premiaba con 4 mil lochas (500 bolívares) la respuesta correcta y las preguntas sucesivas con 8 mil, 16 mil, 32 mil, hasta la pregunta final, muchísimo más difícil que premiaba con 8 mil bolívares, es decir 64 mil Lochas. Hoy se usa esta expresión para calificar una pregunta con respuesta muy difícil de obtener. Ejemplo: Por 64 mil Lochas: ¿Hasta cuándo podrá aguantar el pueblo seguir sufriendo el desastre económico creado por este régimen nefasto?
* “La lucha por la Locha de la leche” Así se llamó el movimiento de consumidores que, a principios de la década de los 1970, se opuso y enfrentó al anuncio por parte de los productores de que el litro de leche pasaría de costar real y medio a costar real y medio y cuartillo, debido a la decisión del Gobierno de aquel entonces de disminuir el subsidio que aquellos recibían para contener el precio al consumidor en real y medio.
De lo anterior hay que decir que Venezuela fue admirada internacionalmente durante no menos de 30 años por los altos niveles de crecimiento económico y de progreso de sus ciudadanos (hasta casi fines de los años 70), a lo cual contribuyó una estabilidad de precios que nos destacó por más de 70 años con una de las inflaciones más bajas y estables del planeta, muy tristemente todo lo contrario de lo ahora sufrimos, con la más prolongada caída económica y empobrecimiento de nuestra historia y con 4 años teniendo la mayor inflación en el mundo.
Los precios eran tan bajos y la locha tan útil que la primera vez que fui a Margarita, cuando me compré mi primer carro, en 1967 (un VW escarabajo de 1960 por el que pagué 3 bolívares de los de hoy), y me aventuré con mi compañero de estudios Orlando Pirona en ese viaje, con los bolsillos vacios, pudimos subsistir porque allá podíamos comprar 2 empanadas de cazón por una locha.
VW Escarabajo 1967
Cuando en mis cursos de la Universidad empezamos a estudiar el tema de la Inflación, inicio relatándole a mis estudiantes lo que no es inflación con un ejemplo personal: cuando empecé a ir al kínder el rey de las golosinas, un Toronto, costaba una Locha. Cuando egresé de 6º grado (8 años después) un Toronto seguía costando una Locha; cuando egresé como Bachiller, 5 años después, un Toronto seguía costando una Locha; cuando me gradué de economista, 5 años después un Toronto seguía costando una Locha y ese precio se mantuvo por no menos de 4 años más, cuando el Toronto pasó a costar 2 Lochas: fueron no menos de 22 años que un Toronto mantuvo su precio en una Locha… sin que le impusieran un control de precios a la empresa Savoy, simplemente los gobiernos hasta ese entonces, responsablemente y por el bienestar del pueblo, tuvieron disciplina fiscal y un gasto público ceñido a los Ingresos Ordinarios, es decir la fórmula efectiva para evitar la inflación (como dirían nuestros abuelos, arroparse hasta donde llega la cobija). En cambio ahora los precios varían semanalmente y hoy un Toronto cuesta más de 4 mil bolívares, es decir, más de 4 millones de bolívares de los de antes, o sea: ¡32 millones de Lochas! ¡Cosas veredes, Sancho!
(*) Profesor UCV /
arlanwmun@gmail.comArtículo originalmente publicado en Diario 2001 el 29 de octubre de 2017
Arlán Narváez
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Muchos de los mensajes recibidos por este escrito están llenos de evocaciones a tiempos que no volverán o de preguntas sobre otras monedas, pero quiero rescatar y compartir dos de ellos por cuanto complementan muy bien lo planteado en el escrito.
El señor Jorge A Ordoñez V. aporta información adicional en relación con “La lucha por la locha de la leche”: “… esa locha de la leche se le debe al Presidente Leoni. Recién inaugurado su gobierno de Amplia Base con el FND de Arturo Uslar aprueban el incremento del precio de la leche a los productores del centro, que conllevó un aumento del precio del litro de leche al consumidor de Bs 1 a Bs 1,125. La reacción de la población obligó al gobierno a rectificar y como consecuencia se promovió el traslado de leche fluida desde el Zulia al Centro (vía Carora) lo que permitió su expansión y la desaparición de las lecherías en el centro del país.”
El colega Jesús Abraham, entre sus reminiscencias, me trasmitió la siguiente información que puede resultar interesante para los lectores: “Precisamente viene a ser la locha la moneda de más valor en Venezuela, se trata da LA LOCHA DE 1969, Su acuñación basada según decreto 1-12-1969 del Congreso, cuya contratación se realizó en 1970, y, en ese mismo año llegaron las primeras piezas, DOS MILLONES DE LOCHAS, que nunca fueron puestas en circulación, no se dijo el porqué, y fueron guardadas en la bóveda del BCV. Sin embargo algunas salieron a circulación, y, como piezas raras se cotizaban, en promedio, a 170 dólares americanos”.
Es de hacer notar que mi artículo fue publicado en octubre de 2017 y solamente 20 meses después, en junio de 2019, la hiperinflación ha devorado ferozmente el poder adquisitivo del bolívar y, consecuentemente, de los salarios, en claro perjuicio de los trabajadores, lo cual es completamente contradictorio con los intereses de estos, amén de ser absolutamente inexplicable e injustificable en un país que cuenta “con las reservas de petróleo más graaaandes del muuuundo”. Adicionalmente, es completamente desfachatado que tanto daño a los trabajadores sea el resultado de la pésima gestión de alguien que todos los días se llena la boca proclamándose “presidente obrero”.
Siguiendo la línea argumental del artículo, el régimen ha tratado de disfrazar el daño inflacionario (desde hace 4 años hiperinflacionario) maquillando los valores de nuestra moneda, ignorando lo que reza el refrán “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, y así eliminó primero 3 ceros, de forma que mil bolívares de 2007 pasaron a ser en 2008 un bolívar. Con la vigencia de esa “reconversión” se escribió el artículo de las Lochas, pero menos de un año después, el 20 de agosto de 2018, el disfraz de los 3 ceros quedó pequeño y el régimen decidió otro disfraz, esta vez de 5 ceros, de forma tal que ahora un bolívar de hoy serían 100.000.000 (cien millones) de bolívares de diciembre de 2007. De manera que, si retomamos del artículo el ejemplo de la estabilidad monetaria encarnada en la reina de las golosinas, un Toronto cuesta hoy, 26 de junio de 2019, Bs 3.000, lo que significa Bs300.000.000.000 (Trescientos mil millones) de los anteriores a 2008, eso significa que un Toronto cuesta hoy ¡2.400.000.000.000 (dos millones de millones de lochas)!